Por: Alejandro Pérez Negrón, Myrtha M. Olivares Bonilla, Dianne Matos López y Karina Pacheco del Río

Fue criada con papá y mamá. Cuando Aurora tenía 10 años, pasó a vivir en un ambiente de madre soltera. Luego, mamá comenzó una nueva relación y decidió que no iba a esconderla. Se sentó con ella y le explicó: “Mamita, de ahora en adelante mami va a tener una novia”. Ella le preguntó qué significaba eso. Le permitió a la niña que hiciera todas las preguntas que tuviera. No hubo “traumas” ni “curitas que dolieran”, narra la escritora Yolanda Arroyo Pizarro.

Al igual que Aurora, la hija del también escritor Luis Negrón supo desde temprana edad que su padre era gay. Ella “creía que ser homosexual era un hombre que quería ser mujer. Que esto era algo negativo o algo de burla. Me explicó que los homosexuales son personas que aman a personas del mismo sexo, que se enamoran. Entonces yo lo veía como algo natural”, cuenta Adriana Negrón, quien actualmente tiene 22 años.
Ella y su padre llevan una relación sólida, con la libertad de contarse sus problemas. A él lo que más le brinda alegría es la relación con su hija. “Me encanta su mente. Me siento bien orgulloso de ella. Es una mujer muy completa y decidida, que se da a respetar, escribe muy bien... ¿Qué no hace?”, dice Negrón.
“El hijo mío conoce de mi homosexualidad hace muchos años, porque una vez yo salí del clóset me senté y comencé a ser muy activista en el movimiento de la comunidad gay”, comenta, por su parte, Sirio Álvarez Cruz, quien le explicó a su hijo sobre su orientación sexual antes de que sus “compañeritos” de clase le hicieran algún comentario. Solo le ha presentado sus parejas, no a muchos de sus amigos. Tampoco es un tema de discusión porque es un asunto que ya se da por sentado. Habla con su hijo sobre sexualidad, pero no sobre su orientación sexual, y nunca ha sentido rechazo alguno por parte de él.

Los entrevistados pudieron majeran en armonía la orientación sexual de sus padres en una sociedad en la que la comunidad LGBTT aún lucha por conseguir la igualdad en el trato por parte del Estado y por romper los estereotipos en el imaginario de las personas. El año pasado, el Tribunal Supremo no dio paso a la adopción de una menor por parte de la pareja de su madre biológica, quien desde el nacimiento de la niña ha estado presente como su otra mamá. En ese caso, la pareja decidió que una de ellas se sometería a un tratamiento de inseminación artifical para tener a la niña.

“Los niños y los adolescentes son sabios. Ellos lo que necesitan es amor, protección, seguridad, confianza en sus ‘papás’. Y eso de si son o no homosexuales ni les va ni les viene”, explicó Mayra Olavarría Cruz, psicóloga clínica del Departamento de Psiquiatría del Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico.

Una crianza saludable

“Para criar a un buen ser humano y tratar de que esa niña esté segura en términos afectivos, primero tú tienes que estarlo”, asevera Arroyo Pizarro.

La trabajadora social Mabel López Ortiz, también catedrática del Departamento de Trabajo Social del Programa Subgraduado del recinto riopedrense de la Universidad de Puerto Rico, expuso, por su parte, que “el reto más grande que tiene un papá y una mamá obviamente es la incongruencia de ser diversos, reconocernos diversos, pero el contexto que nos rodea nos excluye o no reconoce esa diversidad ni la respeta. Yo creo que ese es el reto mayor”.

Entre Maryland Cuevas y su hijo de ocho años el tema de la sexualidad se habla de manera simple y de modo que él entienda. Siempre le ha hablado de las diferencias entre las orientaciones sexuales y los géneros pues es bien curioso. “Mi hijo me ha preguntado por qué soy lesbiana, y yo siempre le he hablado con honestidad sobre ese asunto. A su corta edad ha aprendido a entender que somos diferentes pero iguales en muchas cosas como seres humanos”.