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viernes, mayo 05, 2006

Escribo...

Me ve escribir. Pasea. Las teclas son ahora mi dueño, pero él reclama atención y se pasea. Estira su mano y descubre un pezón. Alega que debo de escribir así siempre. Alega que es una perfecta pose, una perfecta imagen. Dejo el pezón a la vista. De vez en cuando lo pellizco. De vez en cuando lo aprieto. Le sigo dando a las teclas. Creo que no estaré escribiendo por mucho rato. Me parece que la musa no bastará para mantenerme al margen de su piel.

4 comentarios:

  1. Muy bien, así es ,Yolanda, la musa es esquiva, pero la disciplina no.

    Gracias por todo

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  2. No dejo de admirarte. Te sigo. Mi olfato me lleva hasta tus letras siempre. Como envidio a ese hombre que te amarra. Como lo envidiamos...

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  3. Querida Yolanda, tu escrito se siente a flor de piel, excelente estilo de transmitir sensaciones...

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  4. Un momento interesante para la musa florecida. Poder contra querer, una lucha antagónica que perdura quizás un instante, quizás una eternidad. Siempre puedes tomar lo que dejaste atrás.

    Muy interesante...saludos.

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