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jueves, agosto 10, 2006
Desde mi ventana en Panamá
Invento que me das la mano y miras conmigo el horizonte desde el cuarto piso. Habitación 406. Puertas de cristales cerradas con hermetismo. ¿Será que ellas saben? Te llevo a la tina del baño, como si no me rodeara tu ausencia. Dialogas conmigo, como si pudiera escucharte. Permito que me enjabones y me acaricies el cabello humedecido. El país se cubre de neblina en las mañanas y tardes. Puedo verte entre la bruma. Nunca hay bruma si te pienso, y te pienso demasiado.
Panamá también es una ventana hacia nosotros mismos. La cadencia de sus puertas y astillas sigue latiendo hacia la isla, hermanamente.
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