a la memoria de Andrés Castro Ríos
(1942-2006)
Hoy ha muerto un hombre al que nunca conocí, pero de quien sé algo. Conozco su legado en las letras del país, su amor por la poesía, su contribución a nuestra cultura. Si tuviera sombrero me lo quitaba. Como no tengo, sólo diré que he llorado. Saber su partida me entristece. Me hace pensar que algún día llegará la mía, y a la mía le huyo tanto, le coqueteo tanto, me le escondo tanto, la desafío tanto…
Se me hace imposible creer con mi voz de lógica cuasiracional que hay algo después de esta carne. ¿Cómo he de creerlo, si de noche no siempre tengo sueños? ¿Es esa falta de consciencia en la inconciencia, la que anula la posibilidad de actividad mental más allá de los cerrados ojos? ¿Cómo he de creer que voy a sentir, a ver, a percibir cosas cuando mis ojos se cierren para siempre, si cuando los he cerrado para la anestesia de las amígdalas, de la extracción de los senos paranasales, de la intervención uterina, no he sentido, ni visto, ni percibido nada de nada? ¿Qué ignorante arrogancia podría hacerme creer que cuando cesen mis signos vitales sí voy a sentir cosas que ahora no me parecen posibles?
Recurrí a la magia y a la fantasía alguna vez en tantas religiones, pero ya no me trago esos cuentos. Quisiera creérmelos. Todos ellos. Cualquiera de ellos. Volver a sentir esa magia de anhelar un levantamiento de cuerpos, un revivir de lo incorpóreo con mis mismos rasgos, aquí o en otro mundo, en el paraíso o el cielo a pesar de que hayan pasado milenios, o de que sólo existan de mí cenizas, o gusanos, o tierra de abono. Creerme el cuento chino, o el de hadas pero conforme, sin que por ello se traicione mi inteligencia o razonamiento, eso quisiera. No me es posible. No se me da. Quiero creer y la mente que me ha regalado el universo no me lo permite. Desearía poner la fe en ese algún truco mágico que me asegure que regresarán a mí los recuerdos de esta vida, de aquellos a quienes perdí en ella, de aquellos a quienes cargué en el vientre, o abracé, o hice el amor.
Me duele tu partida, gran poeta. Me duele porque me recuerda lo inminente de la mía.
y a mi me fascina tu prosa gran escritora. gracias por andar con nosotros. intuyo, que al igual que al amigo poeta que ha partido, tu permaneceras por siempre en la palabra...
ResponderBorrarbesos
Por que te entiendo tanto. Por que le das tanto sentido a todo esto que no lo tiene...
ResponderBorrarMañana sábado 16 de septiembre a las 10am
ResponderBorrarse le rendirá un homenaje póstumo
al poeta Andrés Castro Rios en la Casa Aboy,
en la Avenida Ponce de León, Miramar.
** Yolanda tu escrito es una joya, maravilloso e impresionante, sensibilidad, luz y vida.
te extiendo un fuerte abrazo con cariño y admiración