Gracias, Alma, por recordarme estos contratos...
Me comprometo a vivir con intensidad y regocijo,
a no dejarme vencer por los abismos del amor,
ni por el miedo que de éste me caiga encima,
ni por el olvido, ni siquiera por el tormento de
una pasión contrariada.
Me comprometo a recordar, a conocer mis yerros, a
bendecir mis arrebatos.
Me comprometo a perdonar
los abandonos, a no desdeñar
nada de todo lo que me
conmueva, me deslumbre,
me quebrante, me alegre.
Larga vida prometo,
larga paciencia,
historias largas.
Y nada abreviaré que deba sucederme,
ni la pena ni el éxtasis,
para cuando sea vieja
tenga como deleite
la detallada historia de mi vida.
Ninguna eternidad como la mía, Angeles Mastretta
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