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jueves, noviembre 16, 2006

Metaliteratura en Imre Kertész
Por Jorge Valentine

Agradecemos al amigo Jorge Valentine por hacernos llegar esta gran reseña. Puedes visitar su blog en La Caja de Cartón de Ernesto Darien.



Premio Nobel de Literatura en el 2002 y primer escritor húngaro que recibe éste galardón, Imre Kertész nace el 9 de noviembre de 1929 en Budapest. A los quince años es deportado a Auschwitz y luego de una breve estadía –suficiente para vivir los horrores del Holocausto-, es trasladado a Buchenwald; de donde es liberado en 1945. Regresa a Hungría y comienza a trabajar en el periódico Világosság, hasta que es despedido en 1951 cuando el diario adopta el enfoque comunista. Itinerante y con miles de memorias a cuesta, trabaja en diversas ocupaciones hasta que decide dedicarse por completo a la traducción. Su primera novela, Sin destino, se publica en 1975, y desde entonces su carrera literaria, ignorada en instancias (el periodo socialista húngaro) y reconocida en otras (1989 y las manifestaciones políticas que desembocan en un cambio de régimen político), dibujan una de las trayectorias intelectuales más sólidas de nuestro tiempo.

A través de toda su obra, y particularmente en ésta, su más reciente novela, Liquidación (Felszámolas) el tema de Auschwitz prevalece sobre las existencias de sus personajes. Por ejemplo, los deseos de B y, cómo este castiga a su esposa Judit por querer traer al mundo de sufrimiento, un hijo que no han tenido. Indiscutiblemente, el tema atormenta al autor. Lo inferimos cuando repite, como eco hiriente, el mismo cuestionamiento en su novela de 1990, Kaddish por el hijo no nacido. Sin embargo, no es el único tema recurrente. La metaliteratura y el cumplimiento de la labor literaria o falta de, en Fiasco (1988), podría considerarse otro de esos temas que este hombre no puede soltar. Definitivamente, Kertész es un autor que, muy bien podría catalogarse dentro de su propia tradición literaria –al menos su texto no se compara estilísticamente con muchos de los autores “renombrados” de este lado del globo.

La de éste autor es una tradición que recurre a las herramientas que posee y se sale de lo convencional para ahondar –aunque algunos muy bien podrían decir que regodearse- en temas anteriormente trabajados, pues aunque es innegable el dinamismo narrativo que presenta en Liquidación, son evidentemente temas harto trabajados en sus pretextos.



"When I am thinking about a new novel, I always think of Auschwitz," dice el autor. En su Liquidación, un escritor llamado simplemente, B, sobreviviente de Auschwitz, ha cometido suicidio; Keseru, único amigo de B (o al menos eso piensa él) se sumerge en la revisión de los escritos que deja el difunto, pero no logra encontrar la novela inédita que está seguro existe. Es en este punto que comienza a develarse la historia detrás de B, su vida, sus amores, sus obras y las consecuencias de vivir en un estado de censura. Keseru está seguro de que la novela está en manos de su antigua amante Judit, pero ésta (sin conocimiento del editor) ya la ha quemado, pues la novela, no es otra cosa que la crónica de un matrimonio –B y ella metaforizados – marcado por un Auschwitz (tal vez inventado, tal vez irreal, tal vez latente en el espíritu de ambos), que tiene que ser liquidado para siempre.


Imre Kertész utiliza el recurso de la metaliteratura para adentrarnos en esos mundos particulares que representan cada uno de los personajes y etapas. En ocasiones podemos situarnos dentro de las incompletas obras de teatro de B –que quizás sean “ficcionalizaciones” de los personajes (recurso que separa al lector de la cotidianidad de la lectura tradicional)-; otras veces somos testigos presénciales de una confesión hecha a través de un fluir de consciencia, o se nos coloca dentro de una memoria, o leemos de manera inconspicua una carta, o simplemente quedamos a la merced del narrador omnisciente que surge cuando necesitamos saber.
Con su técnica narrativa, Imre Kertész, nos lleva en un viaje a través de las páginas encontradas en el despacho de ese escritor suicida que no nos quiso como testigo de su otra liquidación.


La novela es sencilla en conflicto (escritor muerto deja novela inédita para que sea liquidada junto con sus demonios personales), pero a su vez, es un escrito que posee una estructura tan difícil para “meterle el diente”-o los ojos, que sería más acertado-. Porque es necesario entender el trasfondo politicocultural del centro de Europa para, entonces, comprender el contenido sicológico de los personajes.

Admito que, debido a la intricada relación de voces y recursos narrativos dentro de la novela en ocasiones el lector podría sentirse perdido durante la lectura, pero a fin de cuentas es una cuestión de ritmo y cultura de lector –quizás estemos acostumbrados a cosas más tradicionales en términos narrativos-, pero definitivamente la novela tiene amplios méritos estilísticos, y en lo personal, muestra, con excelencia, la diversidad necesaria al momento de contar una historia.

¡En hora buena, he descubierto otro autor interesante para leer!


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Kertész, Imre. Liquidación. México, Alfaguara 2004
Primera edición / ps.149

3 comentarios:

  1. Ese tipo parece que se mete drogas o algo, mirale la cara.

    Unas fotitos mas serias hubiesen sido aptas para el escrito
    Yolanda, por favor, hazme el favorcito y quitalas.
    No quiero ser recordado asi...!!!!

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  2. Bueno, no quiero ser aguafiestas y recordarle que usted mismo posó para la sesión de fotos que acompañaría este escrito. Usted por sus propias ganitas y por su propia voluntad. Farandulero!!!!Jajajajaja. Eres un amor. Gracias por compartir esto con nosotros, Jorge.

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  3. Jorge Velentine: Cantante de cartel.

    Me sigues debiendo...

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