La ganga de los escribas me acogió en su vientre de abrazos y apoyo moral, y promesas de mejores vientos, de nuevos bríos e intentos renovados. Dimos gracias. Yo agradezco a la vida por haberlos puesto a cada uno de ellos en mi camino. En especial a… muy en especial.
¡Qué chulería!
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