Dejé atrás tantos sueños, tantas metas, tantas cosas que ahora siento a la vuelta de la esquina… No me he perdonado lo que me hice, la ceguera, el alimentarme de idiotez, de viento; la sorna del desconocimiento que me arropó y el hambre de la verdad que apacigüé con profecías irrisorias. No me lo perdonaría si lo repito.
Son esos golpes de vida, tan fuertes... lo sabía también Vallejo.
ResponderBorrarAmiga te leo y siento un apretón en el alma. La palabra me llega y siento la necesidad lagrimar tantos dolores, los tuyos, los míos, los de tantos, y despertarse más fuertes con la mirada fija y firme.
Te quiero mucho, cuentas conmigo para reír y llorar juntas.
Yolanda, te felicito por todos tus logros, hasta por estas palabras, porque estos días en q. te he venido leyendo... ojos pa' que los quiero?
ResponderBorrarLa vaina... no caer, pero cómo diablos cuándo de amor se está hecha y el corazón es de papel que al exprimirlo salen letras y espacios en blanco de besos? Hay que tener metas claras que excluyan ciertas ilusiones?
A mí to' esto me revienta, al igual que los desaparecidos que profesaron promesas y luego, tin!, son fantasmas.
Tú, genial admirada, sigue ahí... sigamos hermanas, que la lucha es larga!