Páginas

lunes, febrero 05, 2007

A Ernesto Darién

Respetado Jorge: Gracias.

La palabra es tan frecuente, como frecuente es el soplo de aire o la brisa que te despeina el cabello. Sin embargo, la frecuencia de esos eventos no los hace menos importantes. A veces, hasta parecerían sorpresivos, e incluso, momentáneamente adecuados. Hoy, mientras respiraba aire y me despeinaba el viento observando la luna desde la terraza de mi casa, llegó tu palabra. Llegó, me abrazó y me dejó ver tu solidaridad, tu don de gente, tu efervescencia.

Murió tu Cecilia, y murió mi Chino. Para mí lo incomprensible es que tú y yo sigamos aquí. Y que sigan aquí los que recorren este evento celuloide que llamamos vida; nuestras familias, cónyuges, amantes, amigos, hijos… Lo incomprensible es que pensarlos nos obliga a imaginar ya no tenerlos, nos obliga a tratar de observar el carnaval de sus decesos, fallecimientos, defunciones. Tratamos de imaginar ése momento. Nos obligamos a desvanecerlos en la imaginaria fantasía de que algún día o ellos o nosotros no seremos.

“I don’t get life”, amigo. Y ése es mi problema. A los treinta y seis años todavía no me he aprendido el libreto. ¿Hago mal? ¿Hago bien? De jovencita me decía “Justo cuando me aprendí todas las respuestas, la vida me cambió todas las preguntas”. ¿Qué te puedo decir? Únicamente con lo que inicié: Gracias.

PS: Felicidades por lo de la tesis. Habrá que celebrarlo.

1 comentario:

  1. mLas palabras son muy frecuentes y aunque bien dices, que no por ello pierden su importancia para algunos son justamente como el viento.

    ResponderBorrar