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lunes, octubre 01, 2007

Entrevista a Andrés Neuman: "Amo al verbo y a mi pareja."



“El misterio del tiempo es inalcanzable en su conjunto. Pero tal vez imaginar ciclos interiores en él, fundarlos en nuestra mente, nos permita acercarnos con menos temor. Una de las cosas que hace infelices a las personas es negarse a aceptar los cambios, porque un cambio significa que algo termina. Por eso creo que es importante insistir en la otra parte: también significa que algo nuevo se inaugura. Estoy convencido de que para el espíritu -o para las emociones, para decirlo con más llaneza- puede valer aquel conmovedor principio físico que dice que la energía no se destruye ni se crea, sino que se transforma.”

Eso ha dicho Andrés Neuman hace un tiempo atrás, para un periódico, y yo lo reescribo aquí, porque de hecho, el tipo este con sonrisa socarrona y ojos de eterno púber, anda jugando a la transformación perenne. Por cierto que en estos días anda transformando el territorio. Sale de viaje, así que como tenía algo de ligereza de piernas me ha dicho: “Yolanda querida, como salgo de viaje, se me ocurrió contestar a todas las preguntas casi en una línea. Así parecerá que tenía mucho para decir, pero me abstuve...” ¿No les digo yo que es un juguetón? Lo más impresionante es que sabe jugar a la literatura, y lo bien que le sale.

Me contó entonces que recibió dos sorpresas durante el encuentro Bogotá 39. “Una agradable: nuestra generación lee más poesía de la que yo pensaba. Una melancólica: casi todos los hombres seguimos bailando penosamente, con las honrosas excepciones de Hasbun y Mairal, benditos ellos.”

Le hice otras preguntas. Por aquí jumean:


¿Qué vas a escribir después del encuentro?


Oh, seamos sinceros: lo mismo que iba a escribir antes, ¿no?


¿Cuáles son tus referentes primordiales a la hora de escribir?


La luz natural y el café.


¿Qué consejo brindarías a quienes se lanzan a escribir por primera vez?

Eso: que se lancen. Que no piensen en "llegar a escribir como" nadie. Que sean descarados, precisos y observadores. Con eso hay de sobra.


¿Evitas algún tema cuando ejerces tu oficio?

Conscientemente, ninguno. Al contrario. De hecho, a veces pienso que contar una buena historia implica necesariamente contar una historia que nunca te hubieras creído capaz de contar, o que antes de escribirla no te interesaba tanto.


Descríbenos tus hábitos, manías, amuletos o recurrencias cuando comienzas un nuevo libro.

Pienso que conviene tener las menos manías posibles, porque esos rituales sirven para retrasar disimuladamente el momento crucial, directo, de sentarse a escribir. Prefiero la naturalidad. Aun así, confieso haber hecho ridículos esquemas en libretas y pasar horas decidiendo el tipo de letra, tamaño, interlineado y márgenes que tendrá el nuevo manuscrito. Eso sí, una vez empezado, aspiro al ritual cero.


¿A quién amas cuando escribes?

A las mismas maravillas que amo cuando no escribo: al verbo y a mi pareja. No necesariamente en ese orden, claro. En fin, era broma. Creo que cuando escribo amo a los personajes. Incluyendo a los odiosos.

1 comentario:

  1. por dios! es demasiado bello para ser heterosexual. dime que su "pareja" es otro hombre tan bello como él, por favor, dímelo aunque me mientas!!!

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