Celebrando el día internacional de la mujer, y en recordación del evento ‘Barrigas’, nos unimos la poeta y yo para brindar por lo que somos, y por el milagro de lo que gestamos. Salud.
Mujer de ecos y una despedida
Por Ana María Fuster
Para Elena, a dos años de tu partida…
Siento vértigo.
es mi copa un manantial vacío
y mi cama un diario ensementado:
ahora comprendo la locura del abismo.
Ven, acércate,
mi vientre gime,
¿lo escuchas?
es la niña-sombra:
que grita, gruñe, garabatea mi útero;
nadie la ve, pero sigue ahí.
El temblor de la esperanza abrió la ventana de los sueños
desde mi vagina hacia el vacío de la muerte
y es que ella temió ser, tan solo ser,
pero sigue aquí...
¿Sabes?
la muerte libera el color de la palabra,
verde que te quiero verde,
también esperé el carmesí de la sangre tinta
desde mi pubis la curva se agrandaba
y se liberó tan gris como el silencio del adiós,
mi vulva ensangrentada besó los pies de mi niña
y desde mis senos la curva se desvanecía...
¿Cómo? ¿Cuándo?
¿Qué significa una fecha,
o una menstruación perdida?
también se suman otros calendarios
esas muertes;
que viven, sienten,
se alimentan de mujeres infinitas;
mi vientre cobijó una muerte por llegar
esa puta muerte me cobra los segundos
mientras me hace el amor desde los suspiros,
y es que la amé tanto, tanto
hasta quedar rota…
¿Puedes escucharla?
me llené de vida
y mi barriga de ecos
pero la placenta pendía de un capricho
y yo me desangraba lentamente…
Tengo miedo a los recuerdos que se deshojan
soy mujer de luna, lunática, de fases lunares;
mi niña tan sólo quiso ser mujer de ecos
sin antifaces luneros;
una diosa, un mito, una melodía universal;
o seis onzas de polvo enamorado en una cajita de cristal
¿No escuchas?
acerca tu oído
mi barriga cicatriza asilos,
música azul,
amor de mujer en fuga
y quiero llenar mi copa de vino
que ya es hora de despedirse…
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