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viernes, octubre 03, 2008

El tequila Patrón como suero de la verdad




Él no me lo dijo, pero yo sé que me extraña porque yo lo extraño también a él. En el buen sentido. Su protección. Sus manos grandotas en el abrazo. Sus charlas telepáticas, porque entre nosotros se daba el fenómeno de que no teníamos que hablar para saber qué pensaba el otro, y con tan sólo una mirada bastaba para la provocación a la carcajada. Lo extraño en el sentido de que significó muchísimo en mi vida y de que siempre le va a pertenecer a él ese ESPACIO. Es su ESPACIO. Voy a cuidarte cuando te enfermes y necesites que alguien se quede contigo en el hospital, le dije. Lo que no le dije es que cuando sea viejito y necesite que otro alguien lo cuide y le haga compañía, esa también quiero ser yo. Bastó con que lo invitara a un palo de tequila. Un shot. Tequila Patrón Dorado Añejo. Lo adquirí del dutty free de República Dominicana en donde me puse a coquetear con el Agente Antidrogas y Narcóticos de la división de aduana. Es que si no lo hacía, si no le coqueteaba al Agente, no sería yo. Así dice mi amigo el peruano.

En fin. Bastó invitarlo a un shot de Patrón y la bebida espiritosa le sirvió como suero de la verdad. Está bueno, me dijo. Y me contó. Y le conté. Y lo demás es un silencio muy cómodo ceñido entre las sombras de una noche espectacular y mágica en luna creciente. Ay, a mí siempre me trata bien el creciente.

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