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miércoles, noviembre 26, 2008

En las letras, desde Puerto Rico - Libros 2008 (Tercera parte)
por Carlos Esteban Cana

Gotcha
Editorial: Tal cual
Autor: Juan Duschesne Winter


Aquí tenemos una narrativa calculada. Gotcha revela el narrador formal, versado en teorías, que construye y reconstruye el cuento, violentando en ocasiones las propias normas del género. Aquí podemos escuchar el sonido de la primera guitarra en apogeo y, sin previo aviso, el silencio se convierte en un instrumento de colisión, poderoso. Caracteriza al texto la dispersión de sus personajes por diferentes latitudes del globo. Belfast, Nueva York, Londres, Managua. Reflejo de tiempos de tecnologías globalizadas. Aquí los actantes se mueven entre tabernas, entre campos de entrenamientos. Los escenarios carcomidos por llamas, por el abandono, por las llamas existen en espacios urbanos nocturnos. Y es esa textura de destrucción el gesto capital que lleva a situaciones y mueve a personajes. Lo que da a varias de estas historias y escenarios un lugar que no es efímero en la memoria del lector. Por lo anterior, puede causar cierto desconcierto el cuento que da nombre a este libro; hay quien puede tomarlo como si se tratara de una irrupción que violenta el concepto total de la obra, pero aquí no se puede perder de vista el carácter irónico y lúdico de quien narra.

En Gotcha, el libro, el escritor exhibe dominio en teorías y saberes humanísticos que funde en historias como si se tratara del artificio de un ajedrecista; un estilo en el que el cómputo sintoniza con lo que Brian Eno destila en su serie de Ambient Music. A veces puede parecer frío, otras veces un cálculo sosegado, incluso indolente. Los 17 títulos que integran esta colección confirman que Duschesne Winter no está creando ficción por capricho, contrario a lo que algunos piensan. Buda Bar, Del brazo de Fortuna, Boneville, Punto Cero y Claroscuro, son algunos de los cuentos que lo evidencian.


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Cama onda
Ediciones Tendido Negro
Autor: Xavier Valcárcel


Preámbulo:

Antes de entrar de lleno a este libro objeto que ya va por su segunda edición, esta impresión acerca de este libro de Xavier Valcárcel y la que me provocó La vida a ratos de Christian Ibarra, me permiten acercarme a esta otra promoción, que arranca a partir del 2005 en Puerto Rico. Quizás la línea definitoria con respecto a lo que arranca desde los noventas hasta este punto lo demarca bien, a mi entender, la antología Los rostros de la Hidra, en conjunto con otros esfuerzos antológicos como lo son Los nuevos caníbales, Expresiones y Mal(h)ab(l)ar.

Con el 2005 detona la popularidad de las bitácoras, y de inmediato conocemos el primer colectivo que nace y se desarrolla desde la blogósfera: Derivas. De ahí conocemos poemas, poéticas, cuentos cortos, brevísimos universos que saltan a la vista; resortes que mueven al lector a detenerse en ciertos nombres (a otros ya los conocíamos): Axel Alfaro, Isabel Batteria, Xavier Valcárcel, David Caleb, Mara Pastor. Derivas, primer puente, nos permitió acceder otras bitácoras como Boreales de Yolanda Arroyo (actual puerto de trasbordo) o Estruendomudo de Manuel Clavell. Y de esa manera la lista de enlaces se amplió hacia Tendido Negro del propio Valcárcel, hacia Comentario de Jocelyn Pagán, hacia La no aptitud para la humanidad. Los conocidos –por una obra en continuo desarrollo que provoca respeto- se comienzan a replegar en estas coordenadas: Nicole Cecilia Delgado (Rabietario), Awilda Castro (Bolas de pelo), Ángelo Negrón (Confesiones), Ana María Fuster (Bocetos de una ciudad silente), Miguel Ayala (Panaceas y placebos) aquí debo añadir, con sus diversas ofertas y seudónimos, a Maribel Ortiz, a Rafa Acevedo, a Mario Antonio Rosa, a Francisco Font; tampoco pueden faltar los Sotaneros (Amarilys, Sonia Gaia, Rodrigo K, Capiello, John Torres). Otros como Juan Carlos Quiñones (Bruno Soreno), Alberto Martínez Márquez y José Liboy Erba aparecen de manera esporádica en blogs de otros autores. Más reciente es importante advertir la presencia de los más conocidos: Mayra Santos (Lugarmanigua), Elidio la Torre (Genérika) y Mario Cancel ( ) . La literatura detonó de tal manera en estos espacios, que diversos gestores de bitácoras que nada tenían que ver con la creación terminaron tomando talleres con resultados airosos, lo anterior lo ejemplifica Anelís Hernández. Y otros nombres, salidos de la extensa nómina de diversos talleres como los ofrecidos por Amílcar Cintrón, Vanessa Droz, Vilma Bayrón (Proyecto para el Fomento del Quehacer Literario), Helena Méndez, Luis López Nieves (Programa Graduado de Escritura Creativa de la Universidad Sagrado Corazón), Mayra Santos, Mairym Cruz Bernal y Elidio la Torre, se han ido añadiendo a ese nuevo grupo de escritores que no pasa desapercibido: Ana Teresa Toro, Michelle Rodríguez, Sergio Carlos Gutiérrez, Rita Llanes, Karen Sevilla, Emilio del Carril, Stefan Antonmattei, Eva Menéndez, por mencionar sólo algunos. La plataforma más reciente de esta promoción se da en los escritores en torno a revistas como Identidad ( Abdiel Echevarría), Faden (Ricardo L. Ramos, Gabriela Sifre, Gustavo Quintero, Mariola Rosario) y Agentes Catalíticos (Samuel Medina, José Luis Ramos, Rubén Soto, Astrid Lugo, y los antes mencionados, Sergio Carlos Gutiérrez y Christian Ibarra). El espacio se ha democratizado, para enfado de cierta parte de la Academia que nunca han podido aceptar esa pluralidad como lo planteábamos en Taller Literario durante los noventa. Y ahora lo impreso convive con lo cibernético. Myspace, Facebook, Youtube ofrecen detalles, videos, carteles, coordenadas de infinidad de actividades que muestran el dinámico ambiente literario en Puerto Rico.

El libro:

Un libro que no agota la lectura. No cansa. Es refrescante. El mar es el telón de fondo en el que el hablante lírico evoca la presencia capital de la mujer que vivió. El poemario destila nostalgia, pero una en la que los versos no pesan, la ausencia no es impedimento para la liviandad. Se acota ante los ojos del lector una crónica sin lamentos. Un ventanal por el que acabo de mirar –confiesa el poeta- por el que nunca vi contigo.

En Cama onda somos testigo del diestro manejo de imágenes. La sensualidad que emanan los fonemas son pretextos para socavar la monocromática cotidianidad del lenguaje. Como bien indica Mairym Cruz Bernal en el prologo del libro: “Se inventan las palabras como haría Cortázar en el capítulo 67 de Rayuela”. La pieza Marisma, tal como lo señala la poeta, es el mejor ejemplo de lo anterior:

Marisma

mi mar marisma tu airampo.
arpón de peces manglarosos, marasmo de saliva y de aguargura.
hazme carnada má, caracol del que tú comes.
vuélveme asmático, enférmame, escámame
conviérteme en filete azul, en ojos fritos y espinazo.
neptúprame mujmar, soy tu cardumen malitroso.
digiéreme, adéntrame en tu heliotroconcha
prometo ser bramientos
quiero escuchar la levedad de un oleasurro tuyo tú tan marea.
porque mareas mar.
esa aguargura de tu cuerpo mata.
tú eres tan ágata, gata de mar, tan fiebre mía, tigra
que los pelícanos ya saben que mis jugos de marisco irán a ti.
que mis huesos marinados tienen nombre de un abono de corales.
que mi aceite hígado de pez puede curarte la hinchazón de tu
/aguaviva
fibroclitosalina
so pictoarpona
agriadea.
calamar de cama en mar.
marisma tu.
aguarga.


Estamos ante una voz exquisita. El fogonazo del primer deslumbramiento, un primer libro que nos deja en la duda si en realidad estas páginas pertenecen a un primer libro. La voz es madura, no titubea. El poeta dice a quien sirve de motivo: de haber sabido que eras agua hubiera optado por la sed. Sigo leyendo Cama onda y no se agota. El continuo recurso de la repetición, que cierra versos e inicia los siguientes, da cadencia, ritmo al poema. Después de ti (o Manifiesto para una óptica de nuevo mundo) culmina un proyecto creativo que cumple con creces su ambición orgánica. Cama onda, por ser un libro objeto, puede atraer a coleccionista; cada ejemplar está personalizado. Un fragmento de foto cubierta de hilo, en el que hay una hélice impávida que no gira en el azul profundo del mar, da textura al que poseo.

Cierro con el recuerdo de Nicole Cecilia Delgado, quien fue editora de Zurde, cuando daba el primer aviso: “Estamos ante un excelente poeta”. Hoy, Cruz Bernal lo repite en Y ya no puede dormir el poeta. No digo más. Xavier Valcárcel de Jesús entra con pie derecho en el panorama actual de las letras puertorriqueñas.


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*Nota: algunos libros circularon al final del segundo semestre del 2007.

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