Que rico haber abrazado a Pedro Mairal de nuevo. El escritor argentino y yo nos conocimos en el Bogotá 39 y henos aquí, de nuevo, encontrados esta vez en mi patria. Le encantaron las croquetas de bacalao de El Pescador en la placita de Santurce. Hablamos de literatura y pornografía. Rico, ¿no?
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