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viernes, junio 12, 2009

Sobre los períodos maniaco obsesivos de escritura (iii): Hiroshima exploted



Cinco y veintidós. El vecino de la casa de atrás se ducha y sus dos perros no dejan de ladrar. Hiroshima ya tiene polvo, tengo que pasarle la rainbow, y de paso recuerdo que el auto nuevo ya tiene 4000 millas y no le hecho el tune up. Vaya vida esta que me toca. Ahora la mejor amiga, la mujer cruda, se ha dejado convencer por mi ex marido de que soy algo así como insalvable. Nada más lejos de la realidad, si a mí me encantan los rescates, ¿o no? Pero igual la adoro, así que esperaré a que ella regrese a sus cabales para irnos de tequila night de nuevo.

Jack volvió a asomarse por el Facebook. Activó su cuenta desactivada y se puso patiabierto de fotos y sucesos para que le viera yo todas las verijas e intimidades. En un acto de rebeldía y encabronamiento lo dilitié. Ahora ya no sé nada de él, y él nada de mí. Jack puede ser devastador. Hay que mantenerlo a distancia.

Ando intentando escribir sobre Mujeres Malditas, Malas Mujeres, Mujeres Transgresoras, por aquello del taller que empezaré a dictar en breve. Me encantó esta cita que encontré, espero que la disfruten: “¿Cómo no temer a un ser que nunca es tan peligroso como cuando sonríe?” (Jean Delumeau).

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