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jueves, diciembre 10, 2009
Paz 2010
¿Cuánto vale la ansiedad? A veces parecería que se nos da a borbotones y de gratis. Parecería que el desosirio crece silvestre, a lo loco, por los campos, las callejas y las avenidas en donde los de DTOP no plantan cruz de maltas ni pasan el trimmer. Pero es mentira. La ansiedad no se da por combustión espontánea. No crece sola, como la mala hierba. Tiene un precio. Y nosotros, con nuestras acciones, lo pagamos. Cuando dejamos que el jevo nos controle hasta los suspiros. Cuando permitimos que la jeva del jevo nos llame y nos saque de nuestro quicio. Cuando nos seguimos metiendo en embrollo tras embrollo para dizque poder vivir, saborear la existencia, agarrar el quid de la cuestión. Cuando permites que alguien te levante la mano y no se la cortas. Cuando permites que quien te aconseje, razone a favor de aquel que te ha levantado la mano y no se la corta tampoco. No te defiende. Lo asume porque siente que es parte del lifestyle y de la histeria colectiva. Cuando se perpetúan promesas sin sentido, promesas atestadas de ampollas de sarna. Promesas herpéticas. Cuando te rodeas de gente que no lucha, que no persigue sus sueños y te dejas convencer de que es así cómo se vive. Y lo promueves. Y lo promulgas. Y te lo crees. Y el acto te levanta a las tres de la mañana cada madrugada, como un perro rabioso que ladra a los rateros-brinca-verjas del vecino. ¿Cuánto vale la ansiedad?
No estuve tranquila por los pasados dos años. Pagué caro y con precio inflado el que algunos entes me mantuvieran en ascuas, desequilibrada, intentando verme jodida. Lo pagué caro porque yo lo permití. Pero el 2010 es el año de la década. La primera década del segundo milenio. Es el año de octubre, el mes décimo. El año que viene será octubre todo el tiempo. Los trescientos setenta y cinco días. Y yo soy octubreriana. Octubrerina. Octubrina. Octuberista. Voy a celebrar mi cumpleaños todos los meses, en día 29, el año próximo. ¿Cuánto vale la ansiedad? Cara. Pero ya hice la fila en “Servicio al Cliente” y voy a devolverla.
Ahora me siento, por fin, después de haber pasado tanto, en paz. En paz. Respirando tranquilidad. Mirando el futuro con ganas de tragármelo, con ganas de echarle limoncito y sal.
Te quiero con limón y sal! :)
ResponderBorrarTambién arranco algo que "comenzó" hace diez años. Correré lejos de eso.