Uno de los géneros literarios más interesantes del Nuevo
Mundo son las narraciones de esclavos, textos en los que estos revelaban las
condiciones a las que los tenían sujetos una de las instituciones sociales más crueles
–si no la más cruel –de cuantas ha ideado el hombre. Desde Frederick Douglass
hasta Harriet Jacobs, pasando por Olaudah Equiano, Venture Smith y muchos otros
–unos 150 –tales relatos de infortunios y superación son estremecedores.
El mundo hispanohablante de América no tiene equivalente. En
este libro, Yolanda Arroyo Pizarro intenta llenar ese vacío con tres
narraciones imaginativas puestas en boca de tres esclavas. Fuertes, dramáticas
y delicadas a la vez, las narraciones sugieren –más que describen –los estados
de ánimo de quienes se han visto
sometidos súbita y violentamente a la servidumbre. Muestran la increíble crueldad
y la impunidad con la que unos seres humanos tratan a otros, la absoluta indefensión
de los esclavos y, también, la capacidad del espíritu humano para sobreponerse
y resistir, aunque sea internamente.
En este empeño la memoria viene en ayuda de las tres esclavas que protagonizan los cuentos. El recuerdo de sus orígenes, de sus familias, de sus costumbres, de su entorno logra darles la fuerza para sobrevivir o —en dos ocasiones—para una retribución terrible. Escritos con seguridad y acierto, estas narraciones confirman la trayectoria de Yolanda Arroyo Pizarro como una de las más valiosas escritoras de la actualidad en Puerto Rico (CDH).
Felicidades, cariño. No lo he leído completo, pero te lo dije!
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