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domingo, noviembre 11, 2012

Sobre reseña y crítica literaria en Puerto Rico: la invitación


Sobre reseña y crítica literaria en Puerto Rico: la invitación
Por Yolanda Arroyo Pizarro
 
            Como se sabe, para mí la religión no es ni sagrada ni merece respeto. Empero, la dosis necesaria del carácter de reverencia y de veneración que necesito aplicarle a algo, lo dirijo a mi pasión: la literatura. Es por eso que, religiosamente, llevo varias semanas estudiando con singular metodología la parte de “crítica literaria” que se viene realizando en el periódico El nuevo día. Hoy, 11 de noviembre de 2012, en el suplemento EA, se “reseña” un cuento de Dino Buzatti, un autor italiano fallecido en 1972. La pasada semana se “reseñó” a Gabriel García Márquez y la anterior a Edgard Allan Poe. ¿En serio? O como diría mi hija: Really?
           
            Los autores puertorriqueños brillan por su ausencia, ni hablar de los autores puertorriqueños contemporáneos, aquellas huestes de escritores actuales que militan en el 100x35 y que publican sus libros con múltiples sacrificios para tratar de llamar la atención de la opinión pública lectora. Imagino la cara de estreñimiento apalabrado de todos ellos cuando abren los domingos en la mañana, luego del pancake con sirope, la única instancia de  atención en masas sobre la cultura literaria del país, y se encuentran con que el 90% de los textos que se incluyen en la periferia de la “ínsula hirsuta” (dos páginas) reseñan a autores de España, Alemania, Francia y demás países exóticamente etcéteras en vez de a las publicaciones boricuas. Sé que la pregunta la han hecho retóricamente otros colegas antes que yo (Melanie Pérez, Alberto Martínez Márquez, David Caleb Acevedo, Marlyn Cruz, Emilio del Carril, Máx Charriez, Lilliana Ramos Collado por mencionar algunos), pero he de repetirla: ¿Qué hacemos reseñando en las únicas dos páginas del periódico local (uno que no compara ni con El País ni con Le Monde) a autores muertos, autores que están a miles de millas de distancia, autores que son leídos fuera del círculo de gente común y corriente, autores que escriben en otros idiomas o a autores cuyas obras ni siquiera circulan en las librerías del país?
 
            No me malinterpreten.  Se pueden reseñar a estos, pero ¿será mucho pedir que se invierta la proporción?  ¿Que ellos sean “los menos” y los autores del patio “los más”?
 
            Propongo que, en represalia, en protesta y para llevar la contraria, y para demostrar con acciones que esta gesta es posible, cada uno de quienes tienen blogs, o que manejen Notas en Facebook, o que posean páginas de internet, le dediquen una vez a la semana un espacio serio de reseña o crítica literaria a uno o más textos de escritores de Puerto Rico. Y no me vengan con que usted no es crítico, que se siente incapaz de hacerlo, que no está preparado. Si lee, y entiende lo que lee, puede recomendar un libro, que al final es de lo que se trata. Puede hablar de lo que le gustó del texto, y si quiere, y se atreve, de lo que no le gustó, pero esto tampoco es obligatorio. Decida usted lo que quiera recomendar, decida usted cómo lo quiere hacer. Decida usted el tono, la extensión, el tema. Pero hágalo. Tome partido. Involúcrese. Sea usted el cambio que desea ver en el mundo literario del país (refraseando a Ghandi). Yo lo hago hace años. Y mis críticas o reseñas no las considero ni científicas ni académicas. Pero han divulgado y promocionado la obra meritoria de un escritor. Otros también lo hacen ya: Anthony Gónzalez Miranda, Mario Cáncel, Máx Charriez, Lilliana Ramos Collado, Melanie Pérez, Alberto Martínez Márquez, Angelo Negrón, Carlos Esteban Cana. Y no caiga en la superficialidad de decir que con tal acción “nos convertimos en un grupito de fans recomendándonos unos entre otros”. Sepa que esa dinámica de recomendación, de discusión de un libro es necesaria.  Mientras usted se mofa de que es absurdo que eso se haga en Puerto Rico, otros países ponen manos a la obra y lo hacen igual, y promocionan ellos mismos las obras de sus autores dentro y fuera de sus fronteras. Se abren conversaciones. Se crean espacios de preguntas que son respondidas con el acceso a los escritores, invitaciones a conversatorios a congresos, solicitudes de entrevistas a los mismos para que expliquen si sí o si no de tal o cual alegato.
 
            Por último, apoyen a otros medios que también reseñan y divulgan la obra de escritores de Puerto Rico: Revista Cruce, 80 grados, Conboca, Revista Boreales, Qué Pasa GayPR, El post Antillano, Diálogo Digital y demás. Privilegien a estos sobre aquellos que NO lo hacen.
 
            La invitación que extiendo es esta: Tome las riendas, hágase responsable. Sea parte de la solución y no del problema. 

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