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viernes, marzo 15, 2013

Magaly Quiñones sobre la obra de Mayda Colón


SOBRE DOSIS (Poemario de Mayda Colón)
Palabras de presentación de Magaly Quiñones
 
 

Comenzaré por decir que conozco a Mayda Colón desde que ella era muy niña. Su madre, Neyda Pagán, en su desempeño profesional, fue bibliotecaria como yo y tuve la suerte de que fuera mi compañera de labores en la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras durante varios años.

Puedo dar fe, con testimonios de primera mano, de que desde su adolescencia Mayda mostró interés por los libros y sobre todo por la poesía. Y yendo aún más atrás, de infante, estando en la cuna aborrecía el silencio, -a tal grado- que su madre y su abuela mantenían todo el día el radio prendido para apaciguar a la niña. Si escuchaba sonidos de conversación o música, dejaba de llorar. Esta anécdota curiosa ya revelada –a mi juicio- aspectos determinantes de la personalidad de esta autora.

Posteriormente, cuando se convierte en una joven estudiante universitaria, entra a trabajar, bajo mi supervisión, en la biblioteca de Planificación del Recinto y continúa dando señales de su amor por las palabras y su afición a la poesía. En varias ocasiones, fui yo el oído receptor que escuchó las primicias de muchos de sus poemas. Cuando me percaté de que estaba haciendo de la escritura un oficio le pregunté -¿Mayda, por qué no publicas? Pero siempre encontré renuencia de su parte a compartir-con un grupo mayor- los frutos de su pluma. Sin embargo, en múltiples ocasiones, coincidimos en lecturas y encuentros literarios y la vi desempeñarse con soltura en los escenarios locales. Mayda nos acostumbró a una poesía pesada, densa, de largo metraje y –por momentos-sentimentales- y abolerada pues comenzó –atravesando una mescla de tradición y de ondas pos-modernas-, a combinar y mezclar sus versos con retazos de canciones-basadas en composiciones poéticas- que fueron en algún momento popularizadas por Lucecita, Mercedes Sosa o Silvia Rexach, entre otros.

Hoy, ¡algunos cambios en su psiquis ha traído el 2008! –Mayda ha decidido presentar su primera entrega y nos aborda con un libro-objeto. ¿Qué nos quiere decir Mayda, cuando decide finalmente compartir su poesía con un público mayor?  Querrá subrayar que el libro tradicional está viviendo su etapa final, o por el contrario, quiere insinuar que el libro –comúnmente utilizado para ordenar, almacenar el saber y difundir la cultura- tiene múltiples posibilidades, que puede ser una experiencia visual, táctil y hasta olorosa, y que –por su hechura- puede usarse y guardarse en los lugares más insospechados: como lo son el botiquín, una gaveta, en el baño, en la cocina, en el dormitorio… El empaque es ingenioso- incluye poemas en forma de rollo o recetario dividido en unidades de volumen comúnmente conocidas cono ccs; poemas inmersos en un frasco plástico destinado a pastillas o pociones curativas, que pretenden fungir como elemento destinado a curar los males del cuerpo, la mente y el espíritu. El poeta es presentado como doctor y la palabra –por ende- es la pastilla o poción curativa. Y me pregunto, ¿por qué un pastillero? A lo largo de mi vida he podido ver, sobre todo en las últimas décadas y en ciudades americanas o europeas, múltiples libros-objetos, trabajos artesanales realizados manualmente, muchos de ellos hermosos. Ahora bien, por qué un frasco terapéutico cuando podría haber sido un frasco de vidrio con tapa de corcho para ser colocado entre los “canisters” de la cocina, o una alcancía donde guardar los bienes literarios y anímicos o quizás un estuche con un disco compacto que guardara poemas y en su voz varios bolerazos cortavenas y tantas otras cosas. Pensando en su producción anterior, guardada aún en innumerables cuadernos inéditos, pienso que el lenguaje científico que aborda al lector como se aborda a un paciente es recurrente en la obra de Mayda. Pienso que el libro tradicional –por su unidad literaria y su monotonía visual-, sugiere unos valores tranquilizadores y unitarios mientras que el libro-objeto proporciona nuevas formas de comunicar. Y que en este caso, el frasco es una metáfora que, al alejarse de lo tradicional, trae nuevos significados. Definitivamente, después de su batalla inicial contra el silencio, Mayda quiere que leamos lo que tiene que decirnos y esta es su forma de llamar nuestra atención, ella quiere ser oída porque considera de importancia vital el que recibamos su palabra. ¿Y no es ese, o al menos a mi juicio, no debería ser el propósito o meta de todo artista?.

En la colección de poemas –que podríamos llamar epigramas, o en ocasiones, aforismos o sentencias breves, la autora –con voz rica, vibrante, en ocasiones dramática- concentra con precisión y agudeza- temas medulares y eternos como son la muerte, la soledad, el amor y, principalmente- el tema de la ausencia. La ausencia, antítesis de presencia, se mueve por todas las esferas y circunstancias en las que se mueve la autora. ¿Será la ausencia y sus efectos lo que Mayda pretende curar con su poesía, nos servirá esta receta dosificada para curar el mal que nos provocan nuestra ausencias personales y la suya propia?

Con gran acierto la escritora venezolana María Isabel Novillo, señala en una breve Nota al Lector, a modo de prólogo, que “el medicamento que encierran estos versos (confeccionados con humor, profundidad y una dosis filosófica) no pasan por la sangre ni se eliminan en las aguas. Sino que por el contrario permanece en nuestro cuerpo un residuo de ellos y se va eliminando lentamente en medio de una reflexión.” Y cuán acertado su juicio porque efectivamente, a eso nos lleva la lectura de este libro de Mayda, a reflexionar sobre los temas que hoy nos presenta. La urgencia de comunicarse es evidente en el cc #5 donde nos dice: “Busco una canción o puede que un papel, porque los pájaros ya no me caben en el cuerpo”. Y ahí aparecen las dos vías de su expresión, la poesía en el papel, la canción que carga en su voz. Por el texto # 22 desfilan las dudas y las certezas propias a su crecimiento, “Qué ganas de edificar un muro con todas las piedras que se me tornan lágrimas, de llevarme la rebeldía de mi madre a las estrellas, postergar la fe; no sufrir la apatía de ser cómplice por seguir repitiéndome lo mismo en diferentes para ver si por fin entiendo.”

A mí, que la conozco desde siempre, no me queda duda de que Mayda está creciendo a pasos agigantados, y es que cuando nació ya venía algo crecidita porque, como ella misma nos dice, nació vieja. Aún le queda camino por andar pero ya puede dar lecciones a los jóvenes y a otros no tan jóvenes. Y lo mejor de todo es que puede aleccionar por medio de la belleza, porque de eso se trata la poesía.

Sus versos pueden aclarar mejor que yo –con mis disquisiciones- las dudas o preguntas que quedan sobre el tapete. Les dejo con la autora, Mayda Colón para que les lea lo que gusten del cuerpo de su primer hijo. ¡Mi enhorabuena Mayda, y que se repita!

 

Magaly Quiñones

Septiembre 2008

1 comentario:

  1. Una de las tragedias de nuestra crítica literaria es este secuestro autobiográfico mediante el cual el alegado crítico oscurece la línea divisoria indispensable entre sí mismo y su víctima, es decir, el objeto de su crítica. Cuando el crítico habla en función de su propia experiencia vital con el objeto de su crítica, y cuando además le cuesta distinguir entre el autor y el libro, los problemas aumentan, pues el sentimentalismo prevalece sobre el juicio, sobre eso que hace el "crités" (en griego, "juez"), es decir, el juez que debería ejercer su buen juicio al hablar de un libro. Obviamente sabemos que una obra puede ser buena independientemente de las palabras y los secuestros y los sentimentalismos del crítico. Y digo todo esto para afirmar que, en este caso particular, Dosis es excelente a pesar de este comentario sobre la obra de Mayda Colón. Pero, vaya, no se me quita la esperanza de un día, quizás pronto, "Dosis" tenga su buena crítica.

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