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sábado, julio 27, 2013

Poemas de las puertorriqueñas Rosario Ferré, Loreina Santos Silva y Magaly Quiñones




Rosario Ferré es novelista, cuentista y poeta. Nació en Ponce, Puerto Rico en el 1938 y ha escrito durante más de treinta años. Sus libros son un intento de expresar el espíritu humano desde la perspectiva de una mujer del siglo XXI que sobrevive en un mundo fracturado.

 
Para escribir este poema

Para escribir este poema
¡Oh musa! yo te juro
Que se acumulará el polvo en los sillones.
Que los calderos ocultarán su bochorno
Al fondo de la olla.
Que el asado se carbonizará en el horno
y los cubiertos amortiguarán su tintineo
sobre el mantel de hilo de la mesa.
Que las papas multiplicarán sus rizomas
y los tomates se pudrirán en la heladera.
Que el caos de ropa sucia acumulará
su túmulo de fantasmas anudados
al fondo de la pileta del lavadero.
Que el timbre se hundirá en el marco de la puerta
y el teléfono sonará con una rabia larga
sin que nadie conteste.
Pero sobre todo ¡Oh musa!
te prometo
que la noche sostendrá mi cerebro entre sus manos
como una flor que se abre al universo.



Loreina Santos Silva. Nació en Hato Rey, Puerto Rico en 1933. Es poeta, narradora y ensayista. Ha publicado dieciséis libros. Entre ellos: Amor, amor, una veleta (1990); ABC para los niños puertorriqueños (1990); Como puñales (1993); Poemas para la madre ausente (1995); Este ojo que me mira (memorias) (1996) y El Reclamo de las Rocas (1997). Ha dirigido los cuatro congresos de “Creación Femenina en el Mundo Hispánico”, así como otros eventos de tipo literario.

 

Soneto de la ausencia

Yo me quedo varada en el umbral distante.
Tú te vas y no vuelves, tal vez, por la vereda
que te lleva a otra suerte y en planetas ignotos,
a la la luz de otros soles, vives nuevos teoremas...
 
Ay, puerta de la muerte, sólo queda la sombra
de la madre ya ausente. Su rostro congelado
ya no tiene pupilas para ver los afanes
de una niña sin nanas, sin cuentos, ni caricias.
 
Ni el bastón del ancestro, con el don de la alquimia,
te devuelve a la vida. Ya no escucho la voz
que canta, “ay, turulete, si la niña no duerme...”
 
Ni los cuentos “Juan Bobos”  niños o adolescentes. 
Ya no sé del amor que se fue para siempre
haciéndome crecer, con el dolor, más fuerte.
 
del libro Poemas para la madre ausente




Magaly Quiñones  Nació en 1945. Escribe cuentos, ensayos, crítica de arte y poesía. Sus poemas forman parte de múltiples antologías y revistas literarias de Estados Unidos, Latinoamérica y Europa. Tiene quince libros publicados y ha obtenido varios premios de literatura. Sus trabajos más recientes están dedicados a la literatura infantil.


 
La pesca


Todos vieron al pez de plata
Pero nadie nos dijo cómo era.
Todos, bajo el silencio de las nubes,
vieron al pez de plata
y apuntalaron redes y navajas
para cazarlo.
 
Ya cerrada la noche, los pescadores,
hurgaron el abismo con sus dedos de seda.
La carnada infeliz, desamparada,
huyéndole a la noche,
trazó -como soldado desarmado-
su último sueño.
 
El pez, barba rielante.
El pez, cáscara espléndida,
se deslizó anhelante bajo la sombra
del funesto remo.
Cuando picó el anzuelo y mordió el fondo,
lo sacaron del agua, lo desollaron vivo
y cantaron su muerte.
 
Ya sin temblor ni escamas,
rodeado de limones y cebollas,
hierático en la mesa, mudo y ciego.
Nos sorprendió su olor, su sangre tinta,
su humor de piedra decidida y limpia.
Todos vieron al pez de plata,
Y llenaron su vientre con sus latas.
¿Su cilicio?, -un tazón de aceite hirviendo-.
Cegados por el hambre y la arrogancia,
ya dándole por muerto,
se tragaron al dios sin conocerlo.

Estos poemas forman parte de la Antología 'Ejército de rosas'
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