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domingo, noviembre 17, 2013

Un cuento de 'Lesbianas en clave caribeña'





Los agravios del espíritu
Por Yolanda Arroyo Pizarro

 
Si me odiaras, me partiría en mil pedazos. Sé que no puedo esconderme en mi caparazón y dejar que las cosas pasen.

—Haruki Murakami

Nunca antes a aquel momento lo hubiera imaginado. La mujer estaba empericá y furibunda. Llevaba el arnés y el dildo puestos. Desnuda de la cintura hacia arriba, vistiendo un calzoncillo tipo bóxers blanco, berreaba, o gritaba, o intentaba amenazarme. Si yo me atrevía a dejarla, me mataría. Intenso alegato. Normalmente, ante este tipo de contexto, me río y hasta puedo llegar a burlarme en la cara de la persona, por lo patético del asunto, debido a la propia ridiculez del entorno. Sé que es un mecanismo de defensa, lo leí en algún libro, pero reacciono así en un intento de que la otra persona baje la guardia. Sin embargo, ella no bajó la guardia. Algo en sus ojos me hizo temer. Y yo le temo a pocas cosas.

Recordé la tarde en que me confesó, llorosa y arrepentida, haberse ofrecido de voluntaria para cuidar a su madre desahuciada por la metástasis. Me había dicho que la cuidó en sus momentos finales para poder verla sufrir de cerca. Recordé aquello. Por vez primera temí.

Miré alrededor del cuarto. Había figuras ornamentales pesadas en nuestro hogar de decoración ecléctica, objetos contundentes que podían ser utilizados como arma blanca, sus propios puños que podían ser lanzados a mi rostro con la intensidad que solo brinda la cocaína. Guardé silencio. Observé cómo la susodicha se acercaba, se restregaba la nariz, se frotaba la mandíbula. Cerré los ojos y me cansé de pelear. Agotada, permití que me penetrara. Jamás había sido violada por ser alguno hasta aquel momento. Nunca pensé que a mis treinta y ocho me sucedería. Es una de esas cosas que piensas que ya, a estas alturas, no te pueden pasar.

Distancié mi mente. Una nueva investigación sugiere que un quinto planeta gigante, más allá de Urano, Saturno, Júpiter y Neptuno, fue expulsado de nuestro sistema solar hace unos 4 mil millones de años. Se supone debe andar por ahí, deambulando, sin orbita ni sol, a miles de años luz de distancia. La distancia la hubiera necesitado en estos precisos momentos, justo ahora que me ultrajaba una mujer y se llevaba mi dignidad en un acto, que estoy segura, será considerado por ella y —quién sabe— sus amigas, como un gesto posesivamente romántico.

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Los agravios del espíritu es uno de los cuentos incluidos en el libro 'Lesbianas en clave caribeña' de la autora Yolanda Arroyo Pizarro. Se puede adquirir en Amazon España en este enlace http://www.amazon.es/Lesbianas-clave-caribe%C3%B1a-marimacha-camioneras/dp/8415574894/ref=sr_1_1?ie=UTF8&qid=1384706277&sr=8-1&keywords=lesbianas+en+clave

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