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miércoles, diciembre 25, 2013

Vega Serova y el atrevimiento




He hecho trampa, y es que este poderoso poemario de Anna Lidia Vega Serova no lo he leído directamente, me lo han leído al murmullo, con la fuerza de la energía erótica, tan impregnada en las propias páginas. La poeta cubana nos advierte: “Mi cuerpo es un líquido acero, cuchillo trémulo de carne. Nadie merece estar en la palma de mi mano, cuando los dedos se cierran en puño.”

Serova tiene maestría, se atreve y juega a la soledad de los versos: “Mi cama: sigue desierta aleteando las secas sábanas”/ “recité un Padrenuestro en ruso para que me ayudara”/ “En una palangana seca siembro violetas, pero al otro día inevitablemente amanecen secas; de vez en cuando me acuesto acompañada, pero al otro día, inevitablemente, amanezco sola”.  Aquí nos acompañan los lápices, los niños fantasmas, la luna, la casa bonita, el 14 de febrero y las gaviotas en vals.

El corpus del libro es toda una veneración al tiempo, al que pasamos y al que perdemos. Es por eso que Eslabones de un tiempo perdido es la lectura recomendada de hoy en Boreales: “Ahora escribo, con los destellos de los ojos de las ratas.”


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