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lunes, julio 21, 2014

Lesbofilias en la sección 'Letras que invitan'

Lesbofilias (libro de cuentos de Yolanda Arroyo Pizarro, 2014) fue incluido ayer domingo en 'Letras que invitan' (página 69!!!!!) en el periódico El nuevo día. Estoy sumamente agradecida a mi nueva casa editorial por el voto de confianza, Editora Educación Emergente. Se puede adquirir en Librería Mágica y Libros AcTambién puede comprarse a través de http://editoraemergente.com/ y Amazon.

En este post incluyo el relato lésbico de la página 14.



La obra roja
por Yolanda Arroyo Pizarro

En el Sternennacht de la sala principal cada círculo concéntrico imitando las estrellas-novas-soles que originalmente pintara Vincent van Gogh, son esferas escarlatas con un núcleo carmín obscuro en el centro. Incluso la luna es un pedazo elíptico bermejo en esta nueva versión del famoso cuadro. Quién diría que este öl auf leinwand ubicado originalmente en el Museo de Arte Moderno (MoMA) de Nueva York, tendría su contraparte enrojecida en el Museo del Barrio de Loiza en la isla de Puerto Rico.

            A pesar de tener este conocimiento, y salvadas las distancias, me confundí de inmediato tan pronto entré. Vicenta me había citado para encontrarnos, según había dicho ella “en la sala de los cuadros rojos”, pero a medida que me movía entre cada uno de los atrios me daba perfecta cuenta que el óleo sobre canvas del afamado pintor de oreja cercenada, no era el único escarlata colocado allí, para amplia exhibición en las paredes. En las subsiguientes tres salas que visité, me encontré con los relojes blandos de Salvador Dalí, la Gioconda de Leonardo Da vinci y Las meninas de Velázquez, todas en versiones rojizas y coaguladas.

            Decidí entonces esperar a Vicenta en el vestíbulo principal. Sentada en él, dando tiempo a que nuestra primera cita se concretara, fue que di con el descubrimiento. Como es costumbre entre nosotras las féminas, saqué el estuche de maquillaje para dar una última ojeada a mi rostro. Quise sentirme segura y calmada con los resultados de haber colocado poco lápiz de labios y poco rubor. Fue mirando el espejo en aquel particular ángulo que noté que detrás de mí El grito de Munch —Der Schrei der Natur,— no solamente despedía horizontes de crepúsculos rojos, sino que además esbozaba tonalidades parecidas a pequeños hígados encarnados en las nubes, el muelle, el cuerpo de agua y el propio personaje que grita. Hígados de textura vívidamente ensangrentada. 

            Me puse de pie y me acerqué al canvas.

           Y leí la diminuta leyenda explicativa que acompaña a cada obra de arte.       En ella se podía leer: «Óleo Munch. Registro gráfico Rompiendo tabúes. La fotógrafa Gabriela Soyna publica por primera vez en Puerto Rico su incisiva colección que ha dado la vuelta al mundo titulada “Habrá sangre” en la que inmortaliza sin apuros un fenómeno femenino harto silenciado: la menstruación.»

            Así que fue allí, frente a un hombre pintado con sangre coagulada menstrual, que esperé por mi primera cita lésbica.

            Y en efecto Vicenta llegó luego. Llegó con la maranta de risos briosos, la piel negra aceitada, olorosa a jazmines. Llegó sonriendo. Y sin encomendarse a nadie se acercó a mis labios y los besó fogosa. Con tanta fuerza y tanta pasión que me hizo sangrar el labio inferior cortándome sin querer con sus dientes… Aquello lo consideré de inmediato un buen agüero.

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