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viernes, noviembre 20, 2015

Reseña a "Fuga de cerebros” de Juan Pablo Rivera




En la “Fuga de cerebros” de Juan Pablo Rivera hay también cantar del gallo. Lo queer viene a ser la menarquía como día inaugural de la tristeza planetaria, metáfora que aparece muy bien trabajada en el poema ‘Cardenales de verano’. En él, los árboles producen el primer episodio de sangrado vaginal de origen menstrual. Entre los versos se nos recuerda que todos, absolutamente todos, hemos venido de ser mujer, de ser hembra y luego hemos mutado, dentro o fuera del útero desde la voz de una abuela y los recuerdos hospitalarios de Arecibo, desde Hatillo, desde la nieve y nos encontramos reflexionando sobre lo materno, lo matriarcal, y por qué no, sobre esa primera hemorragia menstrual de la mujer.

El poeta también nos asegura que es beneficioso escaparse de nuestro encierro. La cajita. El cerebro. Fuguémonos de esa cárcel y vayamos a la página 28 en la rebelión de los sapos, en donde se nos insta a alcanzar la victoria dejando de ser renacuajos. Y se nos toma de la mano para que visitemos el zoológico que el autor nos muestra en un bestiario de criaturas acaso inciertas: serpientes, vacas, águilas, orangutanes, perros, peces. Especies de aquí y de allá que remozan la idea melancólica del inmigrante, del que visita New Orleans, del que celebra San Valentin en el invierno y azuza las memorias de una Habana distante. Hombres abrazados a hombres. Hombres siendo abandonados por hombres.

‘Saldo de muertos’ y ‘La fe de los ateos’ son ideogramas lúdicos que componen un microcosmos por donde se derraman lágrimas de ironía. La complejidad de la humanidad y sus contradicciones no dan espacio a respirar eficientemente, pero el poeta espacia las ideas, las atrae con astucia, nos estrangula pocamente y suspiramos mejor.

El tema más logrado del libro desde mi visión, es el conflicto irresuelto del mito de la madre adúltera o adulterada en las menciones juglares de Crisótemis. Se trabajan otros mitos como el de Penélope, Perséfone, el Coloso, Antígona y el apocatástasis entre símiles del derrumbe planetario y nuestra incapacidad de cambiar ciertos designios. Cuando el poeta se extasía en el romance y construye los poemas ‘Journey’, ‘Lo que aprendiste de la rosa’, ‘Al amante dormido’, y ‘Así tú y yo nos queremos’ las palabras transgreden la sensatez y nos recuerdan que están ahí y que han sido construidas para que el sujeto las perpetúe.

Enhorabuena por este poemario “Fuga de cerebros” de Juan Pablo Rivera publicado por Isla Negra Editores.


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