¿Y
qué si esta espalda es la receta secreta que guarda el verdadero sabor de lo
nuestro? ¿Y si es la incógnita que devela lo que realmente probamos mientras
nos escondemos del mundo? Guardamos un secreto del resto, pero solo bastaría que
la multitud me viera de espaldas, caminar de espalda a ellos, estudiar mi
espalda en busca de tus huellas y allí las encontraría. Porque allí siempre han
estado. Marcas de nuestro disimulado amor. La llave. Un escondrijo tan oculto de todo lo
que nos palpita y falta cuando no estamos unidas. Eres la incompletitud; falta el aire al sabernos en otros terrenos. Aquellos
territorios que nos separan… Y es por cierto esa espalda, este único mapamundi-espalda
que besas, que muerdes, que embistes quien precisamente puede delatarnos…
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