me muestra tu rostro borroso
las branquias de un anfibio lacerado y que lacera
unas papilas gustativas devoradas
aletas de bruma
la sangre fría dentro de un torrente que nada contracorriente
Atlanta sigue dividiéndome
dividiéndonos
perforando un abismo de mares
pintando una distancia que se hace posible en lo imposible
atenuando los gemidos
y gritando los bostezos
en el infinito de una vida moribunda
en el epicentro cíclico del otra vez
del tedio, del dolor
la desesperanza huele a mar podrido
Atlanta es acuario hermoso
sólo desde lejos
Supervivencia, eso nos caracteriza. Venimos del agua, según Darwin. Todo pasa, vivamos por horas, minuto a minuto. Nada lejos de las pirañas.
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