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martes, octubre 23, 2007
Rodrigo Hasbún: "Los escritores que admiramos siempre están ahí, a nuestras espaldas."
A propósito de su libro Cinco (Gente común, 2006), Rodrigo Hasbún ha dicho: “Esos cuentos iban saliendo solos, era un poco como si ya estuvieran escritos. Posiblemente la distancia ayudaba. No había pudor ni miedo de herir a nadie, podía hablar de su gente y de sí mismo como si todo fuera inventado. De pronto, quizá debido justamente a la distancia, había surgido la necesidad de hacerlo.” Esa distancia la necesita el escritor, que es también guionista, precisamente, para poder plasmar lo que a veces duele y hace doler en los demás. En otra ocasión ha reaccionado: “Me interesa la literatura íntima. Esa en la que parecería que el escritor te está hablando al oído, sólo a ti. Esa en la que los personajes aparecen desnudos y dispuestos a mostrarse y mostrar su terror y sus esperanzas, las dudas y el remordimiento, la tristeza que a veces llega y no siempre se entiende.”
Rodrigo se deja la barba para el camuflaje, para pasar como mayor de sus pocos veintisiete años, y se la acaricia reverencioso cuando piensa con detenimiento en algo. Sus amigos le llaman Tico. Llegó a ganar el Premio Nacional de Literatura Santa Cruz de la Sierra en 2002. Tiene un arete de plata en la oreja izquierda, y se juega con él cuando está nervioso. Adora la literatura, y no le importa haber sido el más joven del evento Bogotá 39. Es un tipazo muy seguro de sí y muy pintoresco. Todo un viaje, este señorito.
¿Qué sorpresa, si alguna, te dio el encuentro Bogotá 39?
Sospecho que la mayoría coincidiría conmigo: la buena predisposición de todos resultó realmente sorprendente y muy grata. Había mucha curiosidad de conocer a los otros, de hablar con ellos, de saber en qué andaban.
¿Qué vas a escribir después del encuentro?
Ahora, por lo pronto, estoy corrigiendo una novelita que se publicará en los próximos meses. Es una novelita que escribí hace tiempo: el que la escribió y el que la corrige, a momentos, son dos escritores distintos. Eso no deja de llamarme la atención. ¿De aquí a unos años me avergonzaré de lo que estoy haciendo ahora? ¿De aquí a unos años, al contrario, querré volver y ya no será posible?
¿Cuáles son tus referentes primordiales a la hora de escribir?
Los escritores que admiramos siempre están ahí, a nuestras espaldas. Para bien o para mal.
¿Qué consejo brindarías a quienes se lanzan a escribir por primera vez?
Que no teman. Que se lancen una y otra vez. Que no dejen que los resultados iniciales los ahuyenten.
¿Evitas algún tema cuando ejerces tu oficio?
Me gustaría creer que ninguno. Al menos conscientemente.
Descríbenos tus hábitos, manías, amuletos o recurrencias cuando comienzas un nuevo libro.
Soy muy elemental. Sólo hace falta que la necesidad se haya acumulado y que a partir de cierto momento ya no sea capaz de seguir reteniéndola. Para que eso suceda basta la persistencia de una sensación o la aparición de una línea o de una situación más o menos convincente. Una vez que comienzo hace falta también encerrarme y una buena provisión de café.
¿A quién amas cuando escribes?
La habitación en la que me encierro, cada vez que empiezo algo nuevo, se llena de fantasmas y de sombras. Pero en esa reunión difícil y necesaria no estoy seguro si lo que predomina es el amor.
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