Por fin: El futuro no es nuestro, antología de cuentistas latinoamericanos (1970-1980)
Por Miguel Antonio Chávez
Del blog Grupo Buseta de Papel
Hablando de antologías... luego de algunos cambios de fecha, por fin salió en Pie de Página, con el apoyo técnico de HermanoCerdo, la antología El futuro no es nuestro, compilado por el narrador peruano Diego Trelles Paz. Viene a recuerdo la compilación virtual que hiciera el año pasado la narradora chilena Claudia Apablaza para literaturas.com de Madrid, Álbum, 30 cuentistas hispanoamericanos.
Trelles, cuyo cuento podemos leer en la antología, explica el porqué del título en su prólogo, "como respuesta a una serie de malentendidos asociados con la idea demagógica, pregonada y repetida cual eslogan hasta el hartazgo, de que el futuro les pertenece a los más jóvenes.
Aquella cantata mal disfrazada de sincera esperanza, suele encubrir y aspira a justificar un presente desolador: catastrófico en términos de equidad y justicia social, siniestro en materia de respeto a los derechos humanos, apocalíptico para la salud ecológica del planeta, cínico con los menos favorecidos por el fundamentalismo neoliberal del mercado".
Continúa: "En una segunda acepción, El futuro no es nuestro se plantea como una respuesta anticipada a la pregunta sobre el porvenir literario que se convierte en asunto insoslayable llegado el momento de los recuentos y los relevos. En la breve e intensa historia de las antologías generacionales en Latinoamérica, la interrogante sobre el futuro ha prevalecido como columna vertebral del género"
Para el narrador y crítico mexicano Naeif Yehya, "la tarea de hacer una antología de plumas jóvenes de todo un continente es obviamente compleja, indigesta e insalubre(...) El futuro no es nuestro es un deleite por su diversidad y por sus propuestas desparpajadas que no buscan el cobijo de las viejas luminarias y santones latino americanos(...) Estos autores no tienen ya la obligación de romper con el realismo mágico, ni con el boom, ni con el crack ni con otros traumas literarios desechables. Parecería que el calentamiento global ha desquiciado hasta las corrientes literarias".
En esta antología están publicados los cuentistas guayaquileños Eduardo Varas y Miguel Antonio Chávez. Sin más preámbulos, he aquí los cuentos:
Tal vez 1600 Asas por Eunice Shade
Niños sandinistas por Rodrigo Peñalba
El gran capricho por Arquímedes González
Al maestro con cariño por María Pérez Cuadra
Sifilíticos e integrados por Roberto Martínez Bachrich
Réquiem por Slavko Zupcic
Nunca te dejes montar la pata en la escuela por Armando Luigi Castañeda
Música incidental por Jesús Nieves Montero
Menarquias por Carlos Villarino
Patán universal por Ignacio Alcuri
La esclusa por Fernanda Trías
El incrédulo por Gabriel Schutz
A la mesa por Inés Bortagaray
Hallcriptón por Ariadna Vásquez
El jaguar por Rey Emmanuel Andújar
La galería por José Pérez Reyes
El pasajero de al lado por Santiago Roncagliolo
Sección surrealista en el Harry Ransom Center por Diego Trelles Paz
Seltz por Carlos Yushimito
La verdadera flor de Coleridge por Marco García Falcón
La modelo rusa por Sergio Galarza
Esto no es una pipa, Magritte por Salvador Luis
El inventario de las naves por Alexis Iparraguirre
El edificio de la calle Los Pinos por Jeremías Gamboa
Manos dibujando por Yolanda Arroyo Pizarro
Otra historia de gatos por Hugo Ríos
El escapista por Carlos Wynter Melo
La señora Rojo por Antonio Ortuño
Nuestro punk por Mariño González
Ningún rapto es pasajero por Vivian Abenshushan
Luciérnagas por Adolfo Vergara Trujillo
Ácido bórico por Tryno Maldonado
22 por David Miklos
Mañana, después de todo por Eduardo Varas
Polvo de estrella por Miguel Antonio Chávez
Plegaria estéreo por Javier Payeras
Fabularios por Ronald Flores
D-S156 por Maurice Echeverría
Los nombres del verano por Waldo Pérez Cino
El viejo, el asesino y yo por Ena Lucía Portela
Kamandil Viarko por Antonio Ungar
Violación por Pilar Quintana
Semejante a la vida por Ricardo Silva Romero
Portland on my mind por Juan Carlos Rodríguez
Malvados rojos por Margarita Posada Jaramillo
La hija del revisor por Carolina Sanín
Zapato roto por Nona Fernández S.
Silencios en la fiesta por Luis Valenzuela Prado
Nueve fábulas automáticas por Carlos Labbé
El cíclope por Alejandro Zambra
De mano en mano por Lina Meruane
Marejada por Andrea Jeftanovic
Revoluciones musicales por Wilmer Urrelo Zárate
Hermanos por Maximiliano Barrientos
Sangre dulce por Giovanna Rivero
Álbum por Rodrigo Hasbún
Caracas por Oliverio Coelho
La mujer que me gusta llega tarde a la playa por Gabriela Bejerman
La casa Bender por Gonzalo Garcés
El viaje por Patricio Pron
El aljibe por Mariana Enriquez
Cuento de navidad por Federico Falco
Alumbramiento por Andrés Neuman
Felicito a Hugo Ríos, a Rey Andújar, y por supuesto a Yolanda por el reconocimiento a su trabajo narrativo dentro de lo que se produce en el hemisferio,
ResponderBorrarCarlos E. Cana
Como siempre, me encantó la manera en que lograste describir la acción sin decirlo directamente (mostrar en lugar de decir). Agustina tenía que romperle el cuello a ese desalmado, sin importar demasiado el cómo. Te felicito… ¡muchas veces!
ResponderBorrarBesos!