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viernes, septiembre 18, 2009
Entrevista a Karla Suárez por Yolanda Arroyo Pizarro
La escritora cubana Karla Suárez visitó la Isla de Puerto Rico en días recientes con motivo de hacer promoción al próximo Festival de la Palabra que patrocina el Salón Literario Libroamerica de Puerto Rico. Fue muy grato volver a abrazarla después de nuestro pasado encuentro en el Bogotá 39 en 2007. Recuerdo que durante aquellos días de presentaciones y conferencias, los periodistas nos unían a ella y a mí porque a ambas nos distinguía una gran maranta de cabello riso alborotado. Éramos isleñas y pelúas. Hoy por hoy Karla continua con su melena rebelde, mientras que yo he cedido a un corte más acorde con el calor tropical. La talentosa caribeña radicada en Paris ofreció una charla magistral en el Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y El Caribe titulada “Literatura cubana actual”. Por allí, en un rinconcito de Viejo San Juan, nos sentamos a disfrutar de la brisa del mar salado y me contestó gustosa esta entrevista:
YAP: ¿Por qué decidiste participar de este evento?
KS: Venir a Puerto Rico ha sido una experiencia muy interesante, además de sentirme en casa, creo que este es un buen lugar de encuentro y era algo que sospechaba desde antes de venir, por eso me ha encantado poder participar.
YAP: ¿Qué lazos te atan a la isla de Puerto Rico?
KS: Ya sabes, “Cuba y Puerto Rico son de un pájaro las dos alas” y eso es cierto, ahora ya puedo decirlo por experiencia propia. Históricamente hemos sido pueblos hermanos, y me ha bastado estar aquí unas horas para sentirme en casa, con mi gente, mis costumbres, mi comida, mi humor y el sonido del mar que es parte de nuestras vidas.
YAP: Háblanos de tus últimos proyectos literarios publicados.
KS: Lo último que publiqué es un libro en colaboración con el fotógrafo italiano Francesco Gattoni, aunque hasta el momento sólo existe en francés. Resulta que Francesco estuvo en Cuba en los años 90, pero nos conocimos tiempo después, cuando yo fui a París a presentar mi primera novela y de ese primer encuentro nació la amistad. Francesco es de Roma y vivía en París, cuando nos conocimos yo vivía en Roma y luego me fui a París, allí vi su trabajo sobre Cuba y me impresionó, primero porque él viajó por toda la isla usando los medios que usamos los cubanos (transporte público, autostop) lo cual hace del viaje una empresa bien azarosa y luego porque estuvo allí en un momento en que yo vivía en Cuba, o sea que en sus fotos encontré a mi país y a mi gente. De ahí nació el proyecto, juntos seleccionamos las fotos y a partir de ellas escribí los textos. Es un libro de viajes, de historia, de recuerdos, donde intenté rescatar leyendas de las ciudades y experiencias de mis viajes por la isla con mis padres cuando era niña y con mis amigos ya de joven. Fue una experiencia muy interesante porque en principio creí que sería fácil, iba a hablar de mi vida y de mi país, no tenía que inventar nada, sin embargo es uno de los libros que me han resultado más difíciles, la ficción no hace daño, cierto recuerdos sí. Por eso quiero tanto a este pequeño libro, creo que es lo más autobiográfico que he escrito.
YAP: ¿Qué es lo próximo que vas a publicar?
KS: Este año he terminado una novela que espero publicar pronto. Es una historia contemporánea en la Habana, aunque los sucesos giran alrededor de un hecho histórico que ocurrió en la misma ciudad pero en el siglo XIX. ¿Qué cosa? La invención del teléfono. Sí, a pesar de que a mucha gente le parece increíble, el teléfono fue inventado en La Habana en 1849 por el italiano Antonio Meucci, quien en el año 2002 fue reconocido oficialmente como predecesor de Graham Bell. Ya no cuento más, para eso escribí una novela.
YAP: ¿Cómo describes tu experiencia de llevar a la televisión y al teatro varias de tus obras?
KS: Bueno, yo fui la espectadora, porque las adaptaciones de mis cuentos la hicieron directores de televisión y teatro, pero fue una experiencia muy interesante. Es sentarte frente a tus personajes con un rostro, ver tu historia interpretada por otra persona, algo así como lo que ocurre con los lectores, aunque uno nunca pueda leer la historia que lee el lector. Es verte desde afuera, la verdad que fue emocionante.
YAP: Cuéntanos de tu pasado proyecto de mezclar literatura y arte fotográfico.
KS: Ya te hablaba en otra pregunta del último trabajo, pero además he publicado otro libro en colaboración con el fotógrafo luxemburgués Yvon Lambert. En este caso, como en el anterior, Yvon visitó Cuba en los años en que yo vivía allá, aunque nos conocimos después. A diferencia del otro proyecto, el tema aquí es La Habana y no es un texto autobiográfico, se trata de cuentos que transcurren en La Habana y que van “conversando” con las fotografías del lugar. Es un proyecto que también me gustó mucho, trabajar con otros artistas es muy enriquecedor y divertido.
YAP: ¿Qué significó para ti el Bogotá 39?
KS: Lindo, lindo, B39 ha sido uno de los encuentros más hermosos en los que he participado. Me permitió conocer a muchos escritores de mi generación de nuestro continente que no conocía (entre ellos a ti), además de reencontrar a otros ya conocidos. Pero lo más genial fue que el ambiente de esos 4 días fue de total camaradería, todos habíamos sido premiados, porque de algún modo esta selección significó un premio, un reconocimiento, por tanto todos estábamos deseosos de conocer al otro, de llevarnos todos los libros, de conversar y saber qué se estaba haciendo en nuestros países. Además el encuentro fue muy bien organizado y tuvimos una acogida impresionante tanto en las escuelas, como en las plazas o en todos los centros a los que fuimos. Fue intenso, ¿verdad? Y luego no me quedó la sensación de cansancio sino de haber vivido algo muy hermoso.
YAP: ¿Qué significó para ti el Premio Lengua de Trapo?
KS: Fue como si me dijeran “en sus marcas, listos, fuera…” Con este premio yo vi por primera vez un libro con mi nombre en la portada, no era mi primer libro, pero sí el que se publicó primero y eso es una sensación que no se olvida nunca. Además, significó un reconocimiento internacional, tanto por la magnitud del premio como porque luego vinieron traducciones a otras lenguas y todo eso era como vivir el sueño tantas veces soñado en noches de amigos. Fue emocionante y fue, digamos que el principio de la segunda parte de mi novela. La primera parte se llamaba: Quiero ser escritora.
Entrevista completa en Libro a Libro.
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