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miércoles, enero 20, 2010
Watagatapitusberry para Saramago... y un bravo!
Hubiera querido escribirlo yo. Un Caín que se hace amante de Lilith, que detiene el homicidio de Isaac, (él y no el ángel, ya que el querubín llegó varios minutos tarde debido a un problema con una de sus alas), un Caín que atestigua el morboso espectáculo de deidades no trinas apostando por Job, sus llagas y sus demás multitragedias. Un Caín que sobrevive el diluvio gracias a una treta erótica permitidora de agraciados coitos y sodomías con las hijas de Noé, con la esposa… ¿con Noé? Un Caín que habla de tú a tú con jehová, que lo amenaza, que lo reta, que se burla de su egotismo y de su ñeñeñé, y de su eternamente fallido intento por desaparecernos y henos aquí, creación traidora sobreviviente de las debacles, los cataclismos, las inundaciones, las torres babélicas y las leyendas repetidas hasta la saciedad y convertidas en textos sacros.
Este es de los mejores Saramago que he degustado. La literatura es también discurso lúdico, es también desvestirse de la seriedad, de lo ceremonioso. Es jugar a ser uno un Avatar, montarse en la piel del asesino del hermano, inventarse otro cuento para el cuento, otra fábula para la fábula. Y es aquí cuando recuerdo agradablemente a Héctor Abad Faciolince cuando dice: “En contra de dios no escribo; eso sería como escribir en contra de los unicornios”.
watagatapitusberry? esa canción ya cruzó el canal de la Mona? Oh Dios! jajajajaja
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