Me he rodeado de grandes y buenos hombres. Hombres con los que he diferido (mi primo Jerry y mi suegro Archie), a uno lo abofeteé y al otro lo hubiera querido abofetear; a ambos los adoro. Hombres con los que me he reído tanto (mi hermano Víctor, mis tres cuñados Alexis, Noel y Abner), hombres a los que amo o he amado (mi ex esposo Marcos, mi adorado Jesús, mi esposo literario Emilio, mi papá, mi peruano Isaac). Fui la viuda de un hombre con el que nunca me casé: Miguel Ángel. Tuvo un accidente en el 2001 y cayó de un piso 10. Fui la hermana de crianza de mi gurú personal y hasta tuvimos un romance: Abraham. Fui la musa de un bailarín de Copani que acarició por vez primera mis pieles, Willie. Tengo en mi memoria a entrañables y maravillosos hombres: mi abuelo Coco, mi tío Junior, Edgar, Arnaldo, Alberto Campos, Daniel Navarro, William Jiménez. Tantos hombres que me forjaron, que me amaron, a los que quise, por los que lloré, a los que amé con locura. Junito, Julio Alicea y Carlos son malos recuerdos, pero igual, ahí estuvieron. A todos ellos: gracias. Tuve la necesidad de suspirar, tomar esta pausa y recordarlos.
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