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viernes, enero 28, 2011
Obsesión fogosa: Honduras día cuatro
Hoy lo mire más de cerca. El taxista iba haciéndole cosquillas al acelerador. La velocidad vestía mis ansías de ver el fuego. Cuando llegamos al semáforo le pregunté si podía detenerse, o aminorar la marcha. Me dijo, señorita, no puedo parar por que estamos cerca de Casa Presidencial y acá hay mucho policía debido a las protestas de esta mañana. El pueblo está muy enojado con el gobierno.
Cerré los ojos, consternada, recordando a Puerto Rico. El pueblo está muy enojado con el gobierno. Los visuales de mis hermanos estudiantes atiborraron mi mente. Los macanazos, el gas pimienta, los arrestos.
El uzazo de candela me despertó del letargo. El hombre-lumbrera ya estaba casi sobre nosotros. Noté en ese momento el área de la barbilla, las mejillas, la piel nasolabial sobre el labio superior, de hecho, toda la boca. Oscura, quemada, percudida.
Tegucigalpa, enero 2011
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