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miércoles, junio 13, 2012

Caparazones, una novela que sabe a tamarindo


Caparazones, una novela que sabe a tamarindo

Por Javier Valentín Feliciano

Y sucedió en aquél entonces, una historia de amor…

Jorge Amado



Cuando se toma un tamarindo con la punta de los dedos, se parte, se abre, se remueve la cáscara y se coloca en la entrepierna, y se lame, se empuja con la lengua, se saborea y se retira la pulpa de la pepita a mordisquitos, pedazo a pedacito…”- Tamarindo- Yolanda Arroyo Pizarro



Leer la novela Caparazones escrita por la poeta, cuentista y novelista puertorriqueña Yolanda Arroyo Pizarro es como probar un delicioso tamarindo. Igual al poema de Arroyo Pizarro que lleva ese mismo título. Desde que agarré esa novela en mis manos, no la pude soltar.  Esa novela me llegó.

Reacción similar la tuve cuando hace años atrás me leí otra novela de la literatura puertorriqueña Felices días, tío Sergio de Magali García Ramis. Resultó en una sensación similar, una novela corta que se saborea de principio a fin, igual o mejor que un tamarindo. O novelas como Salón de belleza del mexicano Mario Bellatín o Bonsai del chileno Alejandro Zambra que son una delicia leerlas.

Eran los años ochenta, camino a la escuela elemental.  Mis compañeros de clases y yo nos trepábamos en los árboles de ese gustoso fruto, burlando así a los dueños de las casas donde los tenían sembrados.  Rápido cruzábamos la verja, mirábamos a nuestro alrededor y ahí íbamos a treparlo. Luego de comer uno tras otro, nos llevábamos a nuestras casas los que sobraban para así preparar jugo. En aquel tiempo, mi hermana Rosa preparaba uno que resultaba una delicia.

Similar a probar un tamarindo significa leer la exquisita novela Caparazones de Yolanda, cariñosamente Yola, para quienes la conocemos y admiramos sus obras que son muchas. Pues la lectura no me soltó y cada vez que me remonto a aquella primera lectura, digo a mis adentros, qué hermoso y cuán grande es el arte de la literatura. Mi profesora Luce López Baralt decía en uno de sus cursos que cuando uno ha estado sumergido en un libro y le resulta terrible cerrar la tapa al terminar el mismo, es cuando nos encontramos frente a una verdadera obra de arte. Una obra de arte resultó la novela Caparazones. Igual me pasó, pues no quería que se acabara. Una vez terminé de leerla, no paraba de recomendarla a otros lectores.

Un día una compañera de trabajo me habló de la extensa obra de Arroyo Pizarro, hasta ese momento desconocida para mí. Otro día de visita en la Librería Mágica en Río Piedras con mi amiga Cindy le comenté sobre la obra. Por lo poco que sabía, trataba sobre una relación amorosa y también presentaba el tema de los medios de comunicación que tanto me gustan en la literatura. Ella compró la novela, quedó arrebatada y me la pasó con la siguiente condición: “Valentín, tienes que leer esta novela ya”. Obedezco feliz y caigo en el arrebato que nos conduce la autora con tan flamante libro. A partir de ahí, lo demás es historia, sigo la obra de Yola, así como de otros autores y autoras de mi predilección.

Es que la trama está para devorarla. Alexia y Nessa son dos mujeres que mantienen una relación lésbica. ¿Cóoomo? ¿Una relación entre dos mujeres? Sí, entre dos mujeres y esa relación la tienen ellas tan clara, que nos hechiza durante la trama cuando Nessa menciona que el personaje de Alexia es: “Libre y silvestre(…) No sé qué me hizo. No sé qué exigencia sobre mí clamó al universo. Ahora vivo embrujada por su existencia. Es un vicio” (74).

Inicia la novela con una escena sexual entre las dos amantes. A medida que prosigue la historia nos vamos enterando cómo se conocen las protagonistas, los trabajos que hacen cada una, el amor en común que le tienen a la conservación del medio ambiente, sus pasadas relaciones. Y aquí viene lo mejor, no apto para lectores conservadores: ambas desean ser madres.  

El personaje de Nessa que es periodista independiente de temas ambientales se moviliza de país en país, según las necesidades de las publicaciones para las cuales trabaja. Se conmueve de dolor por la ausencia de Alexia cuando no la tiene a su lado. Esas líneas son contundentes en la novela:

Somos dos mujeres que, próximas al regodeo de la antigüedad, quieren todavía sentir cosquillas en el estómago; dos mujeres que aún en su edad madura quieren permanecer enamoradas, quieren seducir, quieren coquetear y sentirse vivas, allí, justo en el centro donde nos palpita y se bombean las lubricaciones más primitivas. Somos, por sobre todas las cosas, la una de la otra. ¿Será posible que Alexia me haya abandonado? ¿Que no vuelva? (112).

Alexia, es la fotógrafa y defensora de los derechos civiles y del medio ambiente. Está casada con David, y ya tiene una hija con él. Un amor como los colores del arcoíris, porque todos somos una mezcla de razas. Pareciera que en la trama el personaje de la fotógrafa es la más distante en la relación de las dos mujeres. Desaparece por días, pero al poco tiempo regresa a los brazos de Nessa. 

Esa relación es el reflejo de miles de relaciones que vemos a diario. En algunos casos, muchas relaciones del mismo sexo fracasan o se estancan, ya sea por una de las partes que sigue los parámetros de un sector dominante, o tal vez por el miedo tan presente en defender una relación que se aleja de los paradigmas sociales. La obra de Arroyo Pizarro sirve como denuncia social ante los problemas que atraviesa la comunidad homosexual.

Voy al supermercado y compro una bolsa de tamarindos.  Rápido recuerdo ese poema tan hermoso de Yolanda y sigo leyendo. De repente recuerdo una escena de la película Tango de Carlos Saura.  Dos mujeres bailando un tango en los camerinos de un teatro, esa escena para mí ha sido inolvidable, similar a leer Caparazones. Una escena emblemática.

¿Yola, dónde estabas que no habías llegado antes? En verdad te necesitábamos y también necesitábamos tu novela desde hace mucho. Tus obras, porque son muchas. Es que la lista es larga. Ese entusiasmo, entrega, compromiso, brillo, frescura… me quedo corto. Sin menospreciar toda la literatura que se produce, se ha producido y dichosamente se sigue produciendo en este país, quedé arrebatado y sin palabras con la obra de Yola.

Nuestra literatura no tiene nada que envidiarle a la literatura universal. Ya Puerto Rico y Latinoamérica tienen los pantalones bastante largos y son bastante adultos.  Decir Hispanoamérica es decir literatura universal.  La lista es larga y nos falta mucho por leer.  

Tampoco hay que nacer lesbiana o gay para comprender la temática, sólo un poco de sentido común y solidaridad con los demás. Simplemente entender que todos tenemos que vivir dentro de nuestros caparazones para protegernos de los males que nos rodean.

Esta es una novela muy lograda, espero que surjan más de la pluma de la autora. Mientras tanto, continúo saboreando los tamarindos que compré, a la espera de la próxima entrega de Yolanda Arroyo Pizarro. Enhorabuena.



Datos sobre la escritora puertorriqueña Yolanda Arroyo Pizarro

(Guaynabo, Puerto Rico - 1970). Es autora de la novela Los documentados (finalista del premio Pen Club 2006), los libros de cuentos: Historias para morderte los labios, Ojos de luna, Las negras, Epidemiología, Lunación. Ha escrito los poemarios: Saeta, Medialengua y Perseidas. Además dirige la antología Cachaperismos, publicada una primera parte en 2010 y un segundo volumen en 2012. Tiene un blog titulado Boreales, que se puede acceder en: http://narrativadeyolanda.blogspot.com/

La novelista ofrece talleres de escritura creativa tanto en Puerto Rico, como a nivel internacional. En el 2011 fue presidenta del jurado del Premio Sor Juana Inés de la Cruz, otorgado en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, México. Pertenece al grupo Bogotá 39, constituido por autores y autoras de Latinoamérica entre ellos: Wendy Guerra, Juan Gabriel Vásquez (Premio Alfaguara 2011), Alejandro Zambra, Claudia Amengual (Premio Sor Juana 2009), Andrés Neuman y Junot Díaz (Premio Pulitzer 2008).





Javier Valentín Feliciano (Añasco, 1975) Se ha desempeñado como periodista en los principales medios de comunicación de Puerto Rico. Fue profesor en la American University y John Dewey College. Trabajó en la Universidad Politécnica y la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras. Ha presentado ponencias en Colombia y Brasil y realizado investigaciones en Nueva York. Obtuvo un bachillerato en Estudios Hispánicos (1998) y una segunda concentración en Periodismo en la UPR Río Piedras. Hizo una maestría en Periodismo en la Escuela de Comunicación Pública (2005) y actualmente realiza estudios doctorales en Literatura Hispanoamericana en el Departamento de Estudios Hispánicos. Tiene su blog titulado Lecturas urbanas: lecturasurbanaspr.blogspot.com  El autor agradece al Decanato de Estudios Graduados e Investigación (DEGI) y el Decanato de Estudiantes, los cuales ofrecieron colaboración para realizar el viaje de investigación a Colombia.


Reseña publicada en:

Semanario Claridad, Puerto Rico:
http://www.claridadpuertorico.com/content.html?news=DC3C739EF3A46A9EDB53E127E3D48134

Revista literaria de Dinamarca Aurora Boreal
http://www.auroraboreal.net/index.php?option=com_content&view=article&id=1250:caparazones-una-novela-que-sabe-a-tamarindo&catid=86:libros&Itemid=266

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