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miércoles, noviembre 26, 2014

Mi corazón para Ayotzinapa

En la foto: Marlyn Centeno lee en honor a los 43 estudiantes desaparecidos en México. La lectura se llevó a cabo el viernes 21 de noviembre de 2014, en Plaza de Armas, San Juan, Puerto Rico, organizada por Mayda Colón y Zayra Taranto. No pude estar presente, pero aquí reverencio el trabajo de mis colegas y me desbordo por los 43 hermanos desaparecidos. Créditos fotográficos: Iam Rod.


Cuarenta y tres nubes
por Yolanda Arroyo Pizarro

En Ayotzinapa siguen las dudas
no hay certezas
cuarenta y tres latidos
la probabilidad de un luto profundo ante un crimen obsceno

pero las madres
a esas les duele el músculo que tirita en el pecho
que se contrae amorfo
de tanto arrumaco desperdiciado
caído en la tierra
borrado en el verter de gasolina
y los quejidos

a esas les duele la certeza
del terreno que ya sabe de formación fetal
de la dignidad intercambiada por las súplicas
lo saben las nubes
cuarenta y tres pedazos de lana de borrego
algodones destetados
que navegan entre una humedad de ojos devastadora

a las madres siempre les dolerá el útero
las contorsiones se hilarán de una tela carmesí
como si hubiese un dolor vacío
una orfandad palpable
ante la nueva posibilidad de la no llegada
de la ausencia
de tantos hijos desgajados
tanto grito que alguien ignorará

ya no abrazos
ya sin nanas nocturnas
hay cuarenta y tres clamores que desentonan
un ritmo que recrea la guirnalda de sangre pura
cuarenta y tres lenguas
que no volverán a probar el sabor leche de teta

y las rodillas se doblan y se crispan
y para qué negar la tortura
y el destruir de mandíbulas
o la retirada de dientes a sangre fría
triturar los huesos de los dedos de los pies
cortes con navajas sobre la boca amordazada
la mano pulverizada
doblada hasta atrás
vendados los ojos y obligadas las rodillas
y unos niños vuelven a ser adultos que sueñan que serán maestros
los salones de clase se quedarán vacíos
llenos de fantasmas
llenos de manos levantadas sin elegidos
el griterío en el recreo
y uno de las cuatro decenas más tres
hijo tuyo
o el hijo nuestro
rodará cabeza abajo por el risco
se inundará algún puente
esconderán los cuerpos
abrirán como urna el fondo del lago
lleno de rocas y extremidades

o quizás será la costra que deje el fuego cuando se apaga
después de quemar los restos
serán carniceros los tantos narcos-estados
los verdaderos responsables
y el acelerado desarrollo de tantas naciones
que se compran al mejor postor
no tendrán tiempo para detenerse en una plegaria
mucho menos en cuarenta y tantas

En Ayotzinapa, en Guerrero, en México ya no hay dudas
hay certezas
cuarenta y tres latidos
y la monstruosidad de un luto profundo
ante el crimen más obsceno


1 comentario:

  1. Gracias, gracias. Qué lindo, qué doloroso. Como México lindo y “qué herido.” Aquí plegao y agradecido por la catarsis y la esperanza que ofrece la poesía.

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