Páginas

miércoles, febrero 29, 2012

Invitación a taller Cuerpo y Erótica

Taller de Cuerpo y Erótica por Yolanda Arroyo Pizarro

Un viaje desde y hacia la poesía, la prosa poética y los versos narrados.
Nuestro cuerpo es el punto de partida y embarque.
 
Todos los sábados a partir del 10 de marzo, de 1:00 PM a 3:00 PM en Poets Passage, Viejo San Juan.
 
Ven a descubrir por 5 semanas, lo que tus labios, manos, muslos, clítoris, fossa antecubital y espalda tienen que decir al mundo. Mezclemos lo sensorial con lo corpóreo, las palabras con lo sublime.  

 Teoría y praxis fundamentadas en el movimiento global de aceptación de nuestros cuerpos (“body empowerment”). Ejercicios, conferencias y lectura para movilizar la inspiración.
Al finalizar el taller, se publicarán los mejores trabajos en el Número 4 de Revista Boreales en octubre de 2012.

 Costo: $100
 
Info y matrícula yolanda.arroyo@gmail.com
 
 

lunes, febrero 27, 2012

Premio Casa de los Poetas 2012

PREMIACIÓN CASA DE LOS POETAS
CERTAMEN DE POESÍA 2012
Los tres primeros premios: Ana Maria Fuster Lavin, Yolanda Arroyo Pizarro, Magaly Quinones

sábado, febrero 25, 2012

La creación de ficción desde el mito del Caribe


Como ejercicio crítico, leer El mito de la mujer caribeña y tratar de reseñarlo es una tarea muy ardua y no podría circunscribirse a un escrito de espacio limitado.  Sería sumamente difícil relatar en dos o tres páginas  un análisis completo de lo que representa esta lectura, por lo que me concentraré en detalles puntuales a grosso modo. Iniciaré opinando sobre los dos ensayos que para mí conforman el momento culminante de la lectura de El mito de la mujer caribeña: 1) Mujeres garífunas ante la globalización: Discriminación y resistencia de Nuria Jiménez García y 2) Esas pícaras de las negras y de las mulatas: El harem colonial esclavista de Arlette Gautier.

El ensayo de Nuria Jiménez García me colocó de plano frente a un tema totalmente desconocido para mí, la existencia de las garífunas.   El escrito de Arlette Gautier nos devela un cuadro radiográfico de la estructura de supervivencia de la negra del siglo XVII que «prefería el concubinato con los libres que con los esclavos, con la esperanza de de tener hijos libres», y el de las «pobres desdichadas luchando en contra de los deseos apasionados de sus amos». 


Fragmento del ensayo: La creación de ficción desde el mito del Caribe
(Reflexiones sobre el libro El mito de la mujer caribeña)
Por Yolanda Arroyo Pizarro

viernes, febrero 24, 2012

Razones para defender la afrodescendencia desde la perspectiva de género

Razones para defender la afrodescendencia desde la perspectiva de género
por Yolanda Arroyo Pizarro

Las mujeres negras tomaron partido en las miles de fugas individuales y grupales que se desataron en épocas esclavistas y subsiguientes, de este lado del orbe. Jugaron roles activos y protagónicos en la mayoría de las sediciones y revueltas celebradas, en pura manifestación de rebeldía. Cansadas como estaban de la institución de la esclavitud y todo tipo de otras restricciones a la libertad, transgredieron, infringieron y quebrantaron el orden.

—Gabriela Soyna, octubre 1998


“He conocido mujeres valientes que explotaron los límites de la posibilidad humana, sin ninguna historia que las guiara.”

—Gloria Steinem

Alfredo Villanueva en Boreales


LA GRAN MENTIRA



Oh Dios o Diosa.  Si es que habitas

la sustancia indiferente del universo,

escucha el mensaje del que no cree

ni en tu perfección ni en tu  misericordia.



Has traicionado repetidamente

el mensaje del infeliz crucificado

que no podía ser tu vástago escogido.

Era ingenuo. Pasivo.  Demasiado bueno.



Basta observar a tus creadores,

los monos asesinos, atrincherados

en la infalibilidad de sus ficciones:

patrias, religiones, etnias, mandamientos.



Los que a su semejanza te manufacturan.

Te venden  y revenden en templos putrefactos,

espiritual mierda mercancía barata.

Continúan  masacrando en tu nombre.

Se regodean en tu origen obsceno.



11.02.2012

avc
Foto por Zulma Oliveras Vega / Festival de la Palabra de NY 2011


Alfredo Villanueva: Yo he querido escribir una poesía que yo llamo somática. Esto es que se escribe, como yo digo, con cuatro tintas. Siempre he dicho que yo escribo con sangre, semen, sudor y lágrimas. Digo que no es con el corazón que se siente, sino con el estómago. Porque cada vez que yo siento una emoción muy fuerte a mí lo que se me encoge es el estómago, no el corazón. Yo creo que para escribir hay que sufrir bastante, y si no se tiene una vivencia muy fuerte uno termina ensartando palabras que pueden ser muy buenas pero que no comunican. Porque el acto de la comunicación se da cuando la persona que lee siente que la persona que escribe le presta su garganta, le presta su voz para poder decir algo. El cumplido más grande que le hace un lector a un poeta es cuando le dice: “Me hubiera gustado escribir eso”, o “usted ha dicho algo que he sentido toda la vida”, “usted ha escrito algo por lo que yo he pasado”.

Para leer más ir a:

En las letras, desde Puerto Rico: Artesanía y dolor en la poética de Alfredo Villanueva http://www.elpostantillano.com/creativo.htm#841073612

lunes, febrero 20, 2012

Leyeron los Cimarrones


Nosotros los cimarrones
Lectura del 18 de febrero de 2012 en El Ateneo

Por Yolanda Arroyo Pizarro


El pasado sábado 18 de febrero de 2012, a las 7:00 pm se llevó a cabo en El Ateneo, la actividad “Nosotros, los cimarrones”. Durante más de dos horas, personalidades del ámbito intelectual, literario y académico del país conversaron con un público ávido por escuchar historias sobre la época en que a los esclavos rebeldes escapados, se les llamaban cimarrones. Sin embargo, más allá de celebrar un asunto meramente histórico de la era esclavista, se contextualizó el evento en el marco de lo que significa el cimarronaje hoy día para aquellos que se consideran eternos rebeldes en búsqueda de perpetua libertad, equidad y justicia.

El conversatorio inicial se dio entre la Dra. Marie Ramos, el escritor Daniel Marte, el Lic. Daniel Nina y esta servidora, Yolanda Arroyo Pizarro. La lectura de textos desde la Afrodescendencia se llevó a cargo por los escritores Mayra Santos Febres, Miranda Merced con su hija y nieto, el Prof. Jesús Santiago Rosado, Sandra Santana, H. Roberto Llanos, Luis Omar Pérez y el propio Daniel Nina.


El final del evento fue un análisis sobre la desmitificación de las lógicas de la exclusión, el uso de la literatura para disentir la hegemonía dominante, un debate sobre el discurso de opresión fundamentalista desde épocas esclavistas y actuales, y una mesa abierta en donde se desmenuzaron elementos de religiosidad africana versus religiosidad colonial (protestante y católica).








Créditos fotográficos: Zulma Oliveras Vega

domingo, febrero 19, 2012

Hoy marchamos en Contra del Gasoducto

Con el ex preso político Don Rafael Cancel Miranda, líder del movimiento nacionalista puertorriqueño.








MARCHA NACIONAL: PUERTO RICO FIRME CONTRA EL GASODUCTO
Respuesta del pueblo ante la ambigüedad del gobernador Fortuño

SAN JUAN - Casa Pueblo, unido a grupos comunitarios, ambientales, sindicales, profesionales, científicos y otros opuestos al gasoducto del norte, convocaron este lunes al pueblo a la Marcha Nacional: Puerto Rico firme contra el Gasoducto que se celebró el domingo 19 de febrero partiendo a las 10 AM desde el Capitolio hacia la Fortaleza.
“Ante el doble discurso, contratos, derroche de millones de dólares, pérdida de tiempo en la vía incorrecta y las expropiaciones abusivas de familias puertorriqueñas por parte del gobernador Luis Fortuño, proponente del gasoducto, el pueblo de Puerto Rico le responderá contundentemente, clara y diáfanamente el domingo próximo cuando ocupemos las calles del Viejo San Juan para llegar a La Fortaleza”,
advirtió Arturo Massol Deyá, de Casa Pueblo de Adjuntas.

Entre los grupos que se unieron a la convocatoria se encuentran aquellos concernientes a las causas a favor del Corredor Ecológico del Noreste, del Bosque Seco de Guánica, empleados, profesores y estudiantes de la UPR, de las comunidades especiales, del Colegio de Abogados, de la protección de terrenos agrícolas, y en contra del establecimiento de incineradores, entre otras.

Por su parte, Juan Camacho, portavoz de Toabajeños en Contra del Gasoducto, explicó que “la última información divulgada por el gobierno de Puerto Rico confirma que el gasoducto sigue siendo su opción primaria. Aún le apuestan a un permiso del Cuerpo de Ingenieros razón por lo cual Fortuño se niega a retirarlo. Con sus ambigüedades se intenta confundir al pueblo con un doble discurso pretendiendo dejar el asunto dormido y esperando la luz verde para otorgar sobre $800 millones en nuevos contratos”.

Ante la gravedad del asunto, el llamado es urgente a la movilización de todo un pueblo en esta etapa definitoria.

jueves, febrero 16, 2012

No le dije adiós



Incluyo este estupendo relato del admirado escritor Max Chárriez, agradeciendo al universo por poner amigos/maestros tan talentosos en mi camino...



No le dije adiós
por Max Chárriez

Lo vi entrar. Cualquiera diría que lo esperaba porque me pasé la noche pendiente a la puerta. Cada vez que se abría, miraba como si estuviese esperando a alguien. Y aunque no lo esperaba ver esta noche, lo sentí como lo más natural, como si tuviésemos una cita y él estaba llegando, aunque tarde… y borracho…

Pasó de largo tambaleándose, no me vio, ni tan siquiera se acercó a la barra a pedir un trago, lo que me hubiese dado la oportunidad de acercarme y saludarlo. No, siguió derechito hacia el cuarto oscuro. Le seguí con la mirada, se detuvo, como otras veces, en la esquina frente a los baños, solo unos breves segundos. Para mí esa era la señal, la señal de que me buscaba, de que esperaba que estuviese listo para recibirlo, de llenarlo de besos, acariciar su pecho velludo, sus molleros, oler el Old Spice en su cuello, sentir el roce de su barba de dos días, caer postrado y adorar su hombría… la que me dio vida y me hizo lo que soy ahora.

Lo alcancé cuando se lo tragaba la oscuridad y me mantuve cerca. Una vez adentro nos azotó una manada de roces y quejidos y antes que se perdiera lo tomé de la mano, reconoció el toque de la mía, la apretó y se dejó llevar.

Encontramos la esquina, se tumbo contra la pared y como siempre, metió las manos en los bolsillos. Fueron mis dedos los que violentaron los botones de la camisa y recosté mi rostro sobre el pecho velludo, aspiré su fragancia de macho, de bestia humana, esa mezcla de Old Spice, sudor y wiskey, lo abracé por la barriga, redonda y dura, me revolqué en su cuello, besé su barbilla y seguí bajando besando esa línea recta que conecta todos sus universos con los míos, bajé hasta tener mi cara frente a la cremallera del mahón oloroso a pintura y a polvo.

Era siempre él el que sacaba las manos de los bolsillos, se abría la correa, el botón, la cremallera, se bajaba el pantalón y el calzoncillo un poco y abría las piernas lo suficiente para que no resbalaran hasta el piso y volvía a depositar las manos en los bolsillo. El resto me tocaba a mí. Como en ocasiones anteriores, esperaba un poco antes de poseer el objeto de mi deseo. Me permitía ser embriagado por su mustio aroma, de sentirlo pulsar casi rosando mis labios…entonces venía el beso agrio en una boca hecha un charco de saliva… de dejarle saber que lo amaba.

Lo dejaría ir a toda prisa, sin despedirse, después de sujetar mi cabeza y vaciar tu esencia en mi garganta, de temblar y soltar ese quejido mudo, uno solo.

Yo saldría detrás, un poco distante, para verlo huir por la puerta, verlo alejarse por la acera y cruzar la calle mirando a todos lados menos atrás. Llegaré a casa, le comentaré a mi madre tirada en el sofá viendo alguna novela vieja y gastada en televisión que volví a ver a mi padre y ella me dirá como siempre que espera que no le haya hablado, que no le haya dicho ni el adiós, porque ni eso se merece ese desgraciado borracho.

—No, madre, no le dije adiós.


Esta entrada se encuentra en el blog del autor en http://www.maxcharriez.com/2/post/2012/02/no-le-dije-adis.html
 
----------------------------------------------------------------------------------------------
Nota al lector: Este escrito es el noveno de una serie de trabajos creativos a partir de las reglas/ ejercicios del libro La Macacoa, vivirse la creación literaria, de la escritora Yolanda Arroyo Pizarro. Los mismos están siendo publicados durante 10 semanas consecutivas, cada miércoles en el blog de Marlyn Cé en http://marlynce.wordpress.com/. En la sección ”Contagiados por el virus” encontrarán enlaces de escritores y artistas que se han unido al tema semanal desde su perspectiva.



Fragmento del libro: “La Macacoa, vivirse la creación literaria” de Yolanda Arroyo Pizarro.


Regla #9: Escribir la despedida a un amor clandestino
Ejercicio de escritura #9: Alejarse

I wish I knew how to quit you.
(Jack Twist, Brokeback Mountain)

”…
No debe ser fácil, pero lo entiendo. Sin embargo, te veo aún observarme distante, te veo virarme el rostro y continuar tu rumbo. Créeme, comprendo que es lo justo. Pero si hubiera sabido que aquella era la última vez que hablábamos, hubiera dicho otras cosas, cosas más importantes, cosas con más significado. Te hubiera llamado “mi amor de siempre” y hubiese dicho “aquí esperaré, algún día, para cuando se pueda”. Te hubiese besado dando gracias por la canción “The space between” y “American Baby”. Y te hubiera obligado a besarme, a tocarme… te hubiese exigido un último orgasmo…”




martes, febrero 14, 2012

Prólogo a El futuro no es nuestro

Prólogo a El futuro no es nuestro
por Diego trelles Paz



 Aunque en muchos de los relatos de El Futuro no es nuestro es reconocible esa convicción algo nihilista con la que se afronta individualmente el desencanto al que hace referencia Maldonado, así como las distintas opciones estilísticas y temáticas y las múltiples influencias no solo literarias de los escritores presentes, es posible también encontrar entre ellos puntuales correspondencias. Si es cierto, por ejemplo, que el cinismo, la indiferencia y el individualismo están presentes, directa u oblicuamente, en mucha de la producción de estos autores hasta el punto de tentar una unidad algo particular, ciñéndome estrictamente a los cuentos que conforman esta antología es posible agregar que las preocupaciones y los motivos medulares de la tradición literaria latinoamericana, en esencia, no se han alterado. En muchos de estos relatos, por ejemplo, son las diferentes manifestaciones de la violencia, tanto en las relaciones interpersonales como a partir del difícil proceso de convivencia cultural, social y político de naciones altamente desiguales, las que forman o complementan el nudo general de los conflictos. Por un lado, está esa violencia cotidiana, rutinaria y generalizada que lo impregna y lo degrada todo, como en el caso de “Los curiosos” de Juan Gabriel Vásquez, donde el espectáculo de la muerte esteriliza a una turba de mirones apostada sobre un puente para ver el rescate de los muertos que han sido arrojados al río Medellín. Este voyeurismo intrigante y morboso es el mismo que paraliza y fascina al hombre que observa la violación de una niña en “Rapiña” de Yolanda Arroyo Pizarro, un cuento de fuerte carga alegórica, escalofriante y poderoso como un golpe de puño. Por el otro lado, está la violencia del enfrentamiento entre clases, del odio racial y de la segregación comunitaria en todas sus feroces vertientes, es decir, la generada por el deterioro social que produjeron las olas migratorias del campo a la ciudad y que se intensificaron en muchos países latinoamericanos desde finales del 70 por la pobreza, el narcotráfico y la violencia política. Este tipo de violencia está presente, de diversas formas y a distinta escala, en los cuentos de Ronald Flores, Daniel Alarcón y Santiago Roncagliolo.




lunes, febrero 13, 2012

Nos alimentan con un fruto

7. nos alimentan con un fruto
introducido a la Isla
cierro los ojos
y esta oscuridad es asfixiante
nuestra dieta es plátano
siete plátanos si nadie nos castiga
cinco si nos hemos portado mal
los cielos no son los mismos
las nubes nos truenan
y las tortas de casabe
preparadas para nuestros dueños
vienen a nuestros labios
como sobras desabridas
demasiado saladas
o amogolladas
nos desmayamos del cansancio
antes de beber el guarapo caliente con jengibre

u ocho
si la negra se deja coger por atrás
si levanta las caderas
si permite manos postradas en los glúteos
abiertísimos y embadurnados
embrujadas ambas nalgas
y el embo embotado
con movimientos de cadera
solo achacados a Yemayá
nueve plátanos si nos lamen debajo
abiertísimas las cuencas
la oscuridad asfixiante
y se nos brindan ñames
batatas
otros tubérculos
las villas agrícolas
que en la tribu poblaban los Hausa
y fueron mezclas de varios reinos
con los Fulani
los asentaderos Ashanti
los estados de Akan
y hasta los Yoruba
jamás dieron cuenta de este caderamen
ritmo con bemba
el embo embotado
de esta cadencia en los juegos amatorios
con los dueños no hay nada que amar
con los amos
mucho que odiar
añoro volver a ser soldada
no volvería a alimentarme de sus frutos


--------------------------
página 75
Saeta, the poems

viernes, febrero 10, 2012

Porta Coeli - lectura Erotika en El Taller

Yolanda lee en Erotika
El Taller, Río Piedras
Foto: Zulma Oliveras Vega
Porta Coeli
por Yolanda Arroyo Pizarro

Encajarme en tu cuello
mecerme en el péndulo de tu abrazo
ante la promesa expuesta:
me clavarás  un solo dedo

Encajada estoy en el hueco de tu escote
con sabor a mar salado, playa de Combate

he lamido la secuela de un soldado cremoso
que ha marchado hacia la trinchera de tu ombligo
campo de concentración tu vientre

soy efebo que repasa sus faenas épicas
en el vaivén de la conquista, tu entrepierna
y la caricia de territorialidad, tu vello sin afeitar

Ondularme en tu pulso de nuca
y besar la vena que palpita en tu jabonera
juramento de ilíadas y eneidas, ahora dos dedos

Lluvia de estrellas mientras succiono la carne
para dibujarle un moretón, marca de propiedad
o voy a volverme loca por quién te muerde
por quién podría hacerlo
quién siquiera lo imagina, lo desea o fantasea
contra mis voluntades de escorpiona

Roedora de boca abultada
heroína de surcos pletóricos si me siento en tu falda
que se mece en el columpio del parque
frente al patio de tu casa bañada de luna
montada en El Principito recién descubierto, tu mentón

Postrarme en tu regazo mientras caen las Oriónidas
y balancear la supernova calcadora de labios
todos los labios
compaginar la historia del planisferio que te dije poseer
soñar con el telescopio trípode
que volverá a deleitarme de tu sabor a vino californiano
taladrar en tu embestida de playa salada
contra mi rostro y tres dedos
antes de acicalarme en la ducha

me salpicas gelatina; ojos, boca y nariz
entonces la llevo a la garganta

Cielo de San Germán que se derrama
fardo rosado,
envoltorio de piel fálica
bulto palpitante
con ella le canto a los meteoritos de septiembre
laten en la carne acunadora del jadeo
penetrarme cuatro dedos
guasábara de súplicas con cerveza y limón
epitelio de una moción para morderte la espalda
cueva de refugio taíno
anhelante por querer beberte
tragarte de nuevo
diseñar los estertores puño cerrado,
entras y eres
un mordisco en esa playa medialuna de Vieques
que tienes por boca
un trozo desde el músculo cebado
que acosquilla mi lengua…
puerta del cielo

jueves, febrero 09, 2012

Los muchos estilos del decir por Mairym Cruz Bernal

Los muchos estilos del decir
Sobre Caparazones
vía Mairym Cruz Bernal, Presidenta del PEN Club de Puerto Rico
Poeta
Siamesa de Yolanda Arroyo Pizarro

“Tu novela  me sedujo hasta este instante. De principio a fin. Usted es una de las plumas más seductoras que he leído en los últimos tiempos, y posiblemente, la más seductora de mi país. ‘Caparazones’ es un libro excepcional, dolorosamente honesto, cuenta, porque no hay que contar en orden, la cosa es contar, decirte, decirnos, encontrarnos en el precipicio del papel, en la vorágine de las palabras. Mucho de lo que escribes es poesía. Es un texto donde abundan muchos estilos del decir. Narras, meditas, recuerdas, haces poesía. Porque hacer poesía es invitar a pensar, haber pensado, pensar y sentir, existir que es siempre dolerse. Desde mi vida, que ha sido en mucho una noche oscura y sola, como esta noche, abro las piernas del deseo como Nessa hacía al ser tocada por la unción.  Con el sombrero puesto sobre el pecho y la cabeza inclinada, la felicito, me alegro de que exista, y de que existamos en el mismo tiempo, y sobre la misma tierra, aunque ambas, yo sé, miramos el ojo de Dios.”


Las lesbianas no son mujeres - Reseña a Caparazones por la Dra. Carmen González Marín

Las lesbianas no son mujeres
Por Carmen González Marín
Reseña y texto de presentación para la novela ‘Caparazones’
Festival Vivamérica, Madrid 2011

1-CAPARAZONES

Cinco caparazones estructuran el relato de Yolanda Arroyo Pizarro. Los caparazones ocultan, protegen, pero también deslocalizan, desenraizan al constituirse en casa portátil. Y dan cuenta de cuánto de vulnerable es lo que ocultan. La narradora protagonista del relato desea un lugar, un hogar se diría más allá del hogar mundano que en el fondo no parece llegar a serlo del todo. Y ese hogar cósmico es curiosamente identificado en un momento de la narración con un agujero negro. Pero un agujero negro es precisamente esa porción de espacio que lo absorbe todo, y de la que ya nada puede escapar, el lugar de la desaparición perfecta. Quizá es arriesgado extraer  de ello una consecuencia nihilista, o no. Lo cierto es que la tortuga tiene, como animal que ha participado en los viejos mitos, una historia trágica de desaparición posibilitadora,  se diría. Cuenta el himno homérico que Hermes decidió matar a la tortuga que se cruzó en su camino por curiosidad, para ver qué ocurría; pero lo que ocurrió es que una vez muerta su caparazón le sirvió para construir una lira. La muerte, la desaparición fue lo que dio vida / voz a la desafortunada tortuga en suma.

Las tortugas son un elemento central en el libro de Yolanda Arroyo Pizarro, como anécdota, o como anecdótico motivo que desempeña un rol sustancial en los encuentros de los dos protagonistas. Es el interés por la suerte de las tortugas lo que lleva a la protagonista y narradora a encontrarse con quien se convertirá en su amante y quien desde la distancia vertebra todo el relato y marca el pathos del mismo. Es esencialmente la ausencia lo que determina la narración, aunque es una ausencia peculiar en la que se mezcla la sospecha de un deliberado abandono y la tragedia de quien ha sufrido un percance por razones morales, ecológicas o políticas.

No deseo desvelar el argumento de la novela. Pero sí hay que decir que es un relato cuya fábula en la terminología que un formalista ruso - aristotélico (trama, orden de los acontecimientos, frente al plot que es la manera en que esos acontecimientos se presentan realmente en la pieza en cuestión) en el fondo - usaría, es una realmente universal.  Sin embargo,  se trata de una fábula universal con un detalle que la trasforma sustancialmente: un triángulo amoroso, dos mujeres y un varón; pero las amantes son las dos mujeres. No solo se introduce algo que modifica nuestras expectativas quizá respecto al modo de mirar la relación amorosa, sino que  nos va  a obligar a plantearnos algunas preguntas nada fáciles de responder. 

2. PASEO POR EL AMOR Y LA MUERTE

Todo relato acaba siendo un paseo por el amor y la muerte, o mejor dicho, con Denis de Rougemont y su afamado y viejo libro, todo relato acaba siendo una forma de regodeo en la muerte, representada por la pasión desgraciada. La vieja pulsión de muerte triunfa sobre eros inevitablemente, decía él.  En su caso las razones psicoanalíticas tratan de hacernos ver que la Europa de la entreguerra sufre una esencial patología, el gusto de la psique occidental es el gusto reprimido, disfrazado, de la muerte.
El amor como pasión es el amor  recíproco desgraciado, desprovisto de las mieles del amor sentimentaloide, del amor de cuento de hadas,  del romance cinematográfico, y cargado justamente de dolor, aunque un dolor deseado naturalmente. Caparazones es una historia de pasión y de pasiones, todas ellas trágicas. La pasión amorosa y la pasión por las causas nobles abocan al mismo destino trágico. Son dos tipos de tragedia diferentes, que sin embargo parecen encontrarse en un punto. Y es éste uno de los particulares encantos de la novela seguramente: hacernos partícipes de la fuerza política de  los amores, y del peligro que esas pasiones comportan. El peligro y la tragedia de la activista son un eco del peligro y la tragedia de la amante en realidad. Arriesgarse puede suponer la pérdida de la vida y del amor.

La pasión es amor por el obstáculo, nos enseñaba de nuevo Rougemont. Tan notable teoría parece en cierto modo ejemplificarse en Caparazones. Amor recíproco desgraciado mediado por una economía del obstáculo es lo que efectivamente presenta la narración.

¿Por qué el amor es desgraciado si es recíproco? Obviamente porque, como en la mayoría de las historias de adulterio, entre las dos amantes se interpone el matrimonio de una de ellas y su hija. Pero al mismo tiempo el amor nuevo es productivo, hay un bebé de las dos mujeres que funciona más como un suplemento que las aleja que como un nexo de unión.

Las razones de la pulsión de muerte o del carácter desgraciado del amor pasión son patológicas, aunque a veces  podrían pensarse morales sencillamente. En este caso parece una mezcla de ambos tipos de razones: la patología de no ligarse a nadie realmente, de manera que esa situación en permanente tránsito valga la paradoja es la situación perfecta para estar propiamente sola. Y por otra parte, la necesidad de respetar la ligadura del matrimonio con alguien que no merece sufrir quizá; pero al mismo tiempo esta razón  supuestamente  moral es un modo de quebrantar otros  principios. Por parte de la narradora lo patológico, en algún sentido está también presente: la dependencia, y sobre todo los orígenes de su amor, el trauma sufrido por los abusos en la infancia,


3.HETERONORMATIVIDAD

A Monique Wittig  (1935-2003) debemos uno de esos enunciados que realmente dan que pensar. Las lesbianas no son mujeres.  Si ese enunciado tiene algún sentido  - y a mi juicio sí lo tiene – es precisamente el de llamar la atención acerca de las limitaciones de un feminismo fundamentado en la categoría de sexo como una categoría dual. Y naturalmente acerca del  carácter no natural de lo femenino, que pasa a interpretarse como el resultado y la base al tiempo de una estructura política de dominación.

Ahora, con ello en el backstage,  las preguntas, inquietantes, que pueden surgir de la lectura de Caparazones – y no solo de Caparazones:

¿Las lesbianas no son mujeres?  ¿Hay argumentos, hay motivos, o hay fundamentos para sostener esa afirmación, o solamente se trata de una de esas ocurrencias tan del gusto de los teóricos,  especialmente los franceses?

¿Hay en Caparazones motivos o fundamentos para entender que el marco heteronormativo no funciona realmente en el amor entre mujeres? O quizá sigue tan robusto como en las relaciones heterosexuales? Son los hilos de la tragedia idénticos a los de una tragedia heterosexual?

Dependiendo de si nuestra respuesta fuera afirmativa, o no ¿sería un indicio, una pequeña prueba, un síntoma de que existe realmente una diferencia genuina entre lo masculino y lo femenino, como les gusta a los psicoanalistas, o más bien de que no todas las mujeres son femeninas? ¿Es que no hay otros patrones diferentes de la heteronormatividad?


4. LA PREGUNTA POR LA DIFERENCIA

A partir de la lectura, y no es el menor de los valores de este libro, surge la pregunta, o una de las preguntas más básicas y más necesarias - algunas la denominarían la pregunta por la diferencia. Quizá la pregunta se puede replantear también en otros términos, como la pregunta por la subjetividad femenina (como perspectiva que adquirimos con respecto al mundo, a nosotros mismos y los otros, como  interiorización del yo, o experiencia interiorizada del yo) Pero ¿por qué la pregunta acerca de la diferencia es interesante? Creo que desde nuestras posibilidades analíticas, y desde las diversas posiciones que ocupamos, por razones políticas.

Por ello, la respuesta más importante y de mayor relevancia política,  tiene que emanar por vía negativa de un análisis de las maneras en que han fracasado o han tenido éxito los intentos de fundamentar la igualdad política.    El fracaso o el  éxito de las políticas igualitarias, es bien sabido,  se debe a una abstracción básica que tantas veces se ha denunciado como ficticia. La solución a ese problema ha sido por ello una vindicación de la diferencia, o una vindicación identitaria que resuelva la ceguera y la injusticia derivadas del modelo igualitarista.

Sin embargo, en términos generales, la noción de  diferencia plantea problemas porque  la interpretamos solamente en términos de dualidad sexual. Ciertos filósofos nos acostumbraron a pensar que cada vez que nos topamos con dos categorías enfrentadas nos encontramos a la vez con una forma encubierta de expresar la jerarquía. De manera que postular la dualidad sexual, por ejemplo bajo la fórmula lógica del falo versus una lógica femenina es contribuir a mantener un statu quo tradicionalmente problemático.
Por este motivo tan simple, parece tan necesario salir del impasse que marca la noción de diferencia, de identidades sexuales etc, y por ese motivo me planteaba y les planteaba esas cuestiones que fuera de este marco quizá dejan de tener sentido. En el momento en que podemos poner en tela de juicio la validez de categorías como “Mujer“ o incluso “Mujeres”,  o en el momento en que podemos asumir que “Género” es un constructo pero que “Sexo” no lo es menos, no cabe asumir  que hay algo como lo femenino. Es más ni siquiera diferenciando sexo y género a lo Beauvoir llegaríamos a hacer justicia a lo que realmente es el caso. La única descripción realista con la que podemos contar es  la que se construye a partir de la dislocación de las categorías sexo, género, deseo etc Cuando apreciamos que sexo y género no se corresponden necesariamente, y que sexo y deseo tampoco lo hacen,  y así  sucesivamente,  estamos en el buen camino se diría. Pero ese camino no nos lleva efectivamente al reconocimiento de subjetividades femeninas, sino al reconocimiento del carácter excéntrico, distorsionado, indistinto incluso, pero siempre contingente, de toda forma de subjetividad. Y con ello de toda forma de expresión, de toda forma de arte y de literatura.

Las lesbianas quizá no son mujeres, y las heterosexuales tampoco.



Carmen González Marín es Doctora en Filosofía por UAB, ha enseñado en las universidades de Zaragoza, Salamanca, San Luis en España, en las universidades de Boston, Massachusetts en USA y es Vicedecana de Intercambios Academicos en la Universidad Carlos III de Madrid.  Es parte del grupo Kóre de Estudios de Género de la UC3M.







miércoles, febrero 08, 2012

Las Facultades Amatorias En ‘Caparazones’ De Yolanda Arroyo Pizarro

Las Facultades Amatorias En ‘Caparazones’ De Yolanda Arroyo Pizarro
por Dr. Daniel Torres

Arroyo Pizarro, Yolanda.  Caparazones. 
Carolina, Puerto Rico: Boreales, 2010.  156 páginas.



            La escritora puertorriqueña Yolanda Arroyo Pizarro es una cronista cultural que escribe en su blog Boreales (narrativadeyolanda.blogspot.com) y es también una de las nuevas voces menores de 39 años seleccionada al “Bogotá 39”.  Su novela de cinco Caparazones y cincuenta y dos episodios posee ese quid divinum o regalo de los dioses, como decía nuestra poeta cagüeña Nimia Vicens en las tertulias sanjuaneras de los 80, cada vez que leía textos que le parecían bien logrados.  Y es que ésta es una novela redonda, bien concebida, en la que se enlaza el amor de Nessa y Alexia como los grandes amores de la historia, como Cleopatra y Marco Antonio o María Félix y Agustín Lara, pero se trata de dos mujeres comprometidas y enamoradas formando una familia completa.  Pese a que una de ellas ha mantenido su familia heteronormavita (“con su esposo David y una hija de ambos, Christine” 49) a la distancia, lo que crea un conflicto latente en la relación.

            La historia se nos presenta a cuentagotas, poco a poco vamos recibiendo la información pertinente para armar el esqueleto total de la estructura de la narración.  Hay una fragmentación en el estilo que la acerca al registro de la poesía:

                        La primera noche del menguante Alexia me ha dicho que mis pechos le hablan.  Que susurran cosas y que le dan cosquillas en el cielo de su boca.  Cuando nos conocimos me miró directamente a la boca, luego a mis senos.  Así, de una manera  tan descarada que entendí su preferencia enseguida.  (19)

El erotismo de ésta y otras frases evidencia un relato permeado por la mirada de un deseo lésbico intenso, que nos recuerda escenas como la de la película El cisne negro, donde asistimos a la imagen poderosa de dos mujeres haciéndose el amor, en el fragor de una noche de copas, una noche loca.  La androginia declarada de su amante lleva a la narradora de Caparazones a decirnos: “Alexia se parece un poco a Tom Cruise.  Un poco nada más…  A mí Tom Cruise siempre me ha parecido una lesbiana masculinizada.  Muy guapa, por cierto” (105).

            Es, pues, Caparazones, desde su título mismo, y desde la portada (con una mujer negra desnuda con un huevo de tortuga en su regazo y un pezón lubricado del que está a punto de caer saliva o leche), una novela ecológica queer en la que las protagonistas también luchan por proteger la población de tortugas del planeta por medio de sus fotoreportajes: “La población de tortugas marinas  estaba alcanzando niveles peligrosamente bajos debido al exceso de caza en el Pacífico asiático” (22).  Lo que pone en peligro la vida de Alexia en la segunda mitad de la novela, cuando el personaje está ausente y sólo presente en el imaginario de Nessa, que como una Penélope espera su fallido regreso.  Pero es en este episodio de las tortugas marinas en el que se conocen Nessa y Alexia al haber sido contratadas como corresponsales freelance “para cubrir el asunto” (22).

            Otro aspecto sobresaliente de esta historia es la construcción de la maternidad lésbica.  La pareja de mujeres decide formar un hogar propio con un hijo de ambas, concebido por inseminación artificial: “Seleccionamos los espermatozoides que poblarían su óvulo y que yo cargaría dentro mío” (41), nos dice Nessa.  El bebé se convertirá en el único asidero de una cuando la otra falte: “Alexia sigue sin llegar  y el bebé duerme, después de haberle amamantado” (79). 

            El tema más escabroso que explora Caparazones es el del abuso a menores.  Nessa ha sido víctima de los “esposos” de su madre, quien era “una cazadora de hombres más jóvenes, todas crías volátiles, efebos dispuestos” (115).  En una tercera crisis, Nessa reflexiona acerca de los depredadores sexuales de los que fue víctima, citando la “guía para identificar el acecho de un depredador sexual, escrita por E.W. Semidey” (149).  En este pasaje, el lenguaje se hace técnico buscando soluciones al abuso infantil.  Fragmento revelador que prefigura el final de la novela como una resolución:

                        Cuando un niño notifica a algún otro familiar de su situación de abuso y asaltos sexuales por parte de alguna persona del núcleo, y éste “nuevo enterado” no es el indicado, el patrón de  dominación lasciva puede ahora incluir al nuevo conocedor y por ende los ataques se multiplicarán… (149)

La desesperación final de Nessa en los episodios 51 y 52 (o quinto y último “caparazón”) la dejan como “un cuerpo sólido celeste” o “una pelota de billar lanzada por el mingo[1]” (155).   
      
            Caparazones de Yolanda Arroyo Pizarro es una novela enigmática que en forma fragmentaria nos entrega una gran historia de amor entre dos mujeres. Ellas se conciben ambas en pleno uso de sus facultades amatorias y nos presentan cómo se puede formar un hogar lésbico en pleno siglo XXI, pese a los asaltos cotidianos que padecemos aquellos que hemos apostado al amor total de alguien de nuestro mismo sexo.


Daniel Torres
Ohio University


[1] Bola de billar, que al comenzar cada mano del juego, se coloca en la cabecera de la mesa”.  El pequeño Larousse ilustrado (México: Larousse-Bordas, 1996) : 671.