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jueves, diciembre 25, 2014
martes, diciembre 23, 2014
Nelly Ramos de la película venezolana 'Pelo malo', nos cuenta
Yolanda Arroyo Pizarro y Nelly Ramos durante su participación en el 1er Foro Internacional Afrodescendencia y descolonización de la memoria en Caracas |
Nelly Ramos de la película venezolana 'Pelo malo', nos dice:
Dando respuestas a sus preguntas, comienzo por decirles lo siguiente:
.En lo concerniente a la acogida que ha tenido la película, evidente ha sido la que ha tenido el ámbito internacional con una racha de premios y reconocimientos en distintas categorías que aún -al mes de noviembre de 2014- continúa recibiéndo, luego de obtener en septiembre del año pasado la Concha de Oro en la 61º edición del Festival Internacional de Cine de San Sebastián. Proporcionalmente hablando, en Venezuela la acogida ha sido totalmente diferente, esto si hablamos de Venezuela como país o como nación que bien pudo realizar un reconocimiento oficial a una compatriota que ha colocado en alto su nombre en el exterior. Si acaso, pudo haber sido alguno que otro elogio por parte de los representantes de la industria cinematografica venezolana tal vez por un compromiso moral y sin comprometerse mucho. Lo mismo no sucedió con la audiencia y el publico consumidor: por un lado estuvo los que captaron el mensaje con un criterio técnico y de contenido social, por otro lado; los que se perdieron en el espacio y no aplicaron ningún criterio y por otro, los definitivamente nulos cuyo papel fue el de criticarla porque no captaron absolutamente nada. No obstante, en términos generales la película ha dado mucho que hablar logrando una alta aceptación en el público y un adecuado tratamiento a través de los medios.
. En cuanto a lo que te podría decir del personaje de "la abuela Carmen", este comenzó por generarle una preocupación a los productores por el tiempo que transcurrío sin que el casting consiguiera el talento para hacer el personaje. Yo fuí la última persona en ingresar al equipo despues del recorrido de Beto Benites (Director del Casting) entre sus amistades quienes finalmente le dieron la pista para localizarme. Yo ni soy actriz, ni había tenido este tipo de participación en una película, pero contar con ciertas habilidades artísticas y fenotipicas fueron suficientes para cumplir con el perfil requerido por la directora. El personaje lo construí con base en tres elementos que fueron: cuerpo, alma y espíritu. Con el cuerpo le dí el rostro a la abuela, con el alma le dí vida y con el espíritu le imprimí el sentimiento de abuela. Mariana por su parte a través de su método se encargó de moldear su perfíl psicológico. En cuanto a mi experiencia, primero mucha expectativa y angustia por el nombre de la película (te coloco este link) http://www.el-nacional.com/ escenas/Nelly-Ramos-titulo- Pelo-asusto_0_412159017.html. Era la incertidumbre frente a todo lo que "pelo malo" representa en mi historia de vida. La interación con los compañeros fue algo especial como si de toda la vida. El trato del equipo muy familiar y respetuoso y excelente la empatía establecida con Samanta Castillo y Samuelito. Despues del estreno, demasiadas cosas increíbles, desde aquel que de repente se paraba y me decía "hola, yo a usted la conozco" o como podría haber otro que me dijera "es usted?, si, usted es la de Pelo malo", otros me decían "adiós Carmen o adios abuela", otros "me puedo tomar una foto contigo", otros me cantaban mi limón mi limonero. otros me pedían explicaciones que no me correspondía dar, otros me decían que me amaban porque su abuela era así. Me hizo falta fue llevar una bitácora, lo que no hice porque no supuse que todo eso iba a pasar y cuando lo pense eran demasiadas cosas las que ya no recordaba. También me alegra haber sido considerada en tres reconocimientos. (si me envías tu twitter te los hago llegar).
. En cuanto a los argumentos sobre los temas raciales o sexules del film, pienso que no existe un argumento de base que riga el sentido de la pelicula. Son muchas lecturas las que se pueden obtener, tanto es así que he leído comentarios que concentran el argumento en el hecho político, otros en el deterioro social, y así mismo otros lo han basado en el tema del racimo y la homoxesualidad. Pelo malo en su extensión, muestra distintos indicios sobre como la sociedad -desde un plano universal- se conduce bajo la reafirmación de estereotipos a partir de una imagen sustentada en falsas creencias y prejuicios. Es hablar de la existencia de todo un bagaje cultural a partir del cual las personas expresan hacia el otro un prejuicio cognitivo que induce hacia una actitud desfavorable, injusta, intolerante o irracional, pero también por un prejuicio conductual que se traduce en actos de discriminación y rechazo hacia la misma persona. Pelo malo -no es la categorización que el blanco peyorativamente nos asigno a los negros- sino una oportunidad que se le ofrece al espectador para conectarse con su yo interior. Esto, como una vía para deducir hasta que punto es capaz de concientizar y librarse de prejuicios en pro de respetar las diferencias, el pluralismo y la diversidad.
De proyectos futuros, en mis planes ninguno en especial que no sea terminar una tesis doctoral en la que estoy trabajando sobre "La discriminación étnica en el nivel de educación primaria y su tratamiento en el discurso legislativo del Estado Venezolano". No obstante si la industria audiovisual me requiere, siempre estará abierta la posibilidad, de hecho, se acaba de filmar un video clip en el que fuí invitada a participar como resultado de mi participación en Pelo Malo. Te coloco algunos liks sobre el mismo.
domingo, diciembre 21, 2014
Serie narradoras puertorriqueñas: Arlene Carballo y revertir la victimización de la mujer
Serie narradoras puertorriqueñas: Arlene Carballo y revertir la victimización de la mujer
Cómo escribí mi cuento favorito
Especial para Boreales de Yolanda Arroyo Pizarro
La idea para este relato me vino al leer la columna
semanal “Antes que llegue el lunes” de la escritora Mayra Montero. El tema
principal de aquella nota dominical no lo recuerdo, pero lo que no se me olvida
fue que las últimas líneas Montero las dedicó a defender a Denissa, una joven
vedette puertorriqueña arrestada en una redada de prostitución y quien se había
convertido en el tema preferido de los medios noticiosos. Al final, y como
quien no quiere la cosa, la escritora cierra sugiriendo que de ser Denissa,
ella hubiera manejado las cosas de forma distinta.
Ese solo comentario me picó la curiosidad. Aunque yo no
había estado pendiente de los pormenores del arresto, el exceso de publicidad
hacía difícil no saber del caso. Pero, ¿qué tenía en mente Montero? ¿Y cómo
revertir la victimización de esta mujer? Esa fue la chispa. De ahí comencé a
construir la historia de una artista venida a menos que enfrenta un cargo de
prostitución del cual se defiende con mucha astucia.
“Mechita gana una” me gusta porque incorpora elementos
pintorescos del Puerto Rico del siglo XXI, retrata la farándula y los medios,
tiene humor y la protagonista es muy lista. Este cuento figura en la antología
de cuentos ‘Mujeres que se portan MAL’ publicada en el 2013.
“Mechita gana una” (fragmento)
La ramera percibió el orgasmo del hombre, se zafó del
cuerpo y se fue a vestir. Era una de esas mujeres que le gustan a los hombres:
con mucha teta, mucho culo, pero sobre todo mucha disposición.
Mechita lo escuchó pedirle una ñapa, pero se negó;
otros clientes la esperaban. Fue cuando quiso cobrarle por el servicio que él
se identificó como un policía. Ella intentó evitar el arresto al ofrecerle la
denegada faena oral, pero ya era tarde.
—Venía
a arrestarte de todas maneras, pero no pude resistir darme una gozaíta
contigo...
Al llegar al cuartel de la policía, el semblante
victorioso del oficial Hermenegildo Esquilado anticipaba la fama que le
proveería ese arresto. Mercedes Montijo (Mechita cuando habitaba aquel otro
mundo) era una artista desempleada de mediocres habilidades pero con suficiente
factor de reconocimiento para que la prensa amarillista de la región se allegara
hasta la comandancia a indagar sobre su notorio cambio de profesión.
Aunque llegó con más ropas que cuando animaba el
programa De aquí a Piñones, la primera finalista del certamen de belleza
Miss Guayama e intérprete del sencillo Arañándote el pecho llamó la
atención de inmediato por lucir una espesa melena pelirroja, una minifalda
estampada en imitación de piel de leopardo y una entallada blusa de cuero cuyos
botones de presión se aferraban a la tela para contener unos magníficos senos
tatuados con pequeñas rosas. Emisarios de la prensa farandulera ya rondaban el
lugar, deseosos de una declaración y de fotos del fichaje de la olvidada actriz
que de inmediato se transformaba en la etiqueta más accedida de los medios
cibernéticos.
Ella pudo haber solicitado su
representación legal, pero lo que buscaba era venganza por el abuso de otro
agente más, por haberle informado a la prensa de su arresto y por la
fanfarronería con la que Esquilado se conducía.
viernes, diciembre 19, 2014
Serie narradoras puertorriqueñas: Tere Dávila y la criatura hecha de pus
Serie narradoras puertorriqueñas: Tere Dávila y la criatura hecha de pus
Cómo escribí mi cuento favorito
Especial para Boreales de Yolanda Arroyo Pizarro
“Mis criaturas nacen de un largo rechazo.” El verso de Pablo Neruda describe al
protagonista de mi cuento, Lego, mejor de lo que yo puedo hacerlo. Y confieso
que a ese ser, hecho de lo más despreciable, le he cogido cariño.
Un hombre hecho de pus. Muchos amigos me han preguntado por qué escogí
un personaje tan asquerosito.
Podría ser
para causar impresión. O porque, tras una imagen femenina y hasta delicada,
devengo placer en ciertos rituales no tan pulcros. O probablemente porque me pareció, además de
una premisa divertida, una imagen fuerte que me daba la oportunidad de explorar
la naturaleza de la creatividad y del ego. (Por cierto: eL ego… ¿Lego?) Y como nunca he sido filósofa
ni ensayista, se me hace más fácil
descubrir lo que no sé que sé a través de escribir un cuento. Esa es la
ventaja de la ficción: no hay que ser directa ni lógica. Se permiten los saltos
mortales. Según el escritor Neil Gaiman:
"la ficción es la mentira que dice la verdad”
Tan pronto empecé, me di cuenta de que había desempolvado un libro de
mitología que tenía guardado en el disco duro cerebral y que incluía el mito de
Pigmalión (dicen que solo hay seis o
siete historias verdaderamente originales en toda la literatura y que el resto
es rescritura), del cual Lego hace eco:
“Mandé a buscar las bolas de los ojos y una caja de
dientes a una compañía china que vende prótesis. Rechacé las fibras sintéticas
y opté por ponerle una peluca y cejas de cabello humano. Vestí a mi muñeco con
una polo blanca y pantalones caqui y, a pesar del tono amarillento de la piel y
sus cualidad legamosa, estuve satisfecho con mi obra….Lo bauticé con el nombre
de Lego, inspirándome en los bloques con los que yo, de niño, construía
ciudades y puentes. Esas estructuras infantiles no habían sido para mí pedazos
de plástico, sino verdaderos edificios y hasta ciudades que albergaban vida.“
Lego es la creación que toma vida propia y que, al hacerlo, siente la
necesidad de crear a partir de sí misma Siempre
me ha parecido irónico como se habla de la creatividad humana como una empresa
elevada, pura, noble… y sin embargo tiende a ser un proceso tan sucio y
desordenado, para nada bonito. Es, en fin,
sacarse algo de adentro. A veces parecería pus.
El relato titulado Lego es uno de trece
cuentos que componen el libro Lego y otros pájaros raros de Tere
Dávila (Isla Negra Editores, 2013).
“Lego
y otros pájaros raros es un libro importante, entre otras razones debido a
su humor saleroso y a su visión mitigante de la excentricidad humana”
-Luis
López Nieves
miércoles, diciembre 17, 2014
Serie narradoras puertorriqueñas: Sandra Beatriz Valentín Medina sobre inventar la muerte
Cómo escribí mi cuento favorito
Especial para Boreales de Yolanda Arroyo Pizarro
Casi pierdo la cordura en el entierro. Mientras bajan la
caja, internalizo que cuando comiencen a arrojarle tierra encima, será todo.
Nunca más voy a volver a verlo, a reírme con él, a enviarle un capítulo recién
terminado o editar uno de sus cuentos. Él está encerrado en esa caja, siendo
abrazado por Gaia Madre y yo, encerrada en un mundo donde él no está.
Ahí entendí la manía de viudas de arrojarse al suelo
gritando a los cielos «Llévame contigo». Es porque lo que aterra no es la
muerte o la vida, sino la soledad. Mi cialeña interna y mi puertorriqueñidad
intravenosa me dictan como instinto milenario que me arroje al piso yo también.
El pensamiento no procede. Él es capaz de volver de la muerte para castigarme
si llego a hacer una escena en su entierro.
Me quedé hasta que todo el mundo se fue. De un segundo a
otro oiré su risilla diabólica diciéndome que esto es una broma. Pienso en la
muerte, la risa, la literatura y la negación. Por último, pienso en el
suicidio. Pero no hay nada de qué preocuparse, eso es solo algo que me pasa los
últimos martes del mes.
Este cuento se llama P, como el personaje muerto al que hace alusión. Es mi cuento favorito porque es, probablemente, el más personal que he escrito. La muerte es inventada, pero todo lo demás no podría ser más cierto. Cuenta la historia de dos gemelos, el hermano muerto joven y la hermana que queda desamparada de él y que es quien narra la historia. Se trata de gemelos fraternos, pero también hermanos en la tinta. Se acompañan en su meta común de convertirse en escritores. El final del cuento termina revelando que la conexión con la literatura es lo que más le va a servir a a narradora para mantener a su hermano cerca de ella, puesto que ella termina saliendo del entierro de la mano de uno de los personajes creados por su hermano. Invocado por la misma pérdida, Darwin viene a ayudar a Valentina a sobre llevar la muerte de P.
Lo más que me gusta del resultado de este cuento es lo
verdadera que se siente la voz narrativa. Me gusta pensar que las lágrimas que
la gente derrama llega un punto en que se une a la corriente del mismo río. El
dolor nos hermana. Por eso me gusta escribir del dolor, porque siento que
hermano a todos los que, como Valentina, han perdido algo que no pueden
recuperar y sin lo que se sienten menos de la mitad de un todo. Nunca estamos
realmente solos, es lo que esta historia me dijo a mí cuando me llegó.
Lo escribí de una sentada y me bebí las lágrimas durante
todo el proceso porque en ningún momento dejé de imaginar el féretro abierto y
a mi Raymond, mi mejor amigo y mi hermano en la tinta, adentro… muerto de la
manera más definitiva. Este cuento me enseñó que es inútil
tratar de vivir desconectado de las personas que nos rodean. Siempre nos vamos
a conectar y siempre nos va a doler al desconectarnos, sea por la razón que
sea. Evitar el dolor del todo no es una salida viable y si lo fuera no es una
positiva. Es mejor dejarnos hermanar por el llanto que marchitar de soledad.
sábado, diciembre 13, 2014
Celebrando el Premio PEN Club 2014 a la antología puertorriqueña Palenque
Este ha sido el saldo de un verdadero ejercicio de talento concentrado a favor de las letras, la cultura y la denuncia. ¡Estamos de celebración Palenqueros! Festejando un nuevo Premio de Literatura en 2014, Certamen del PEN Club de Puerto Rico, Categoría Antología, Mención de Honor.
Felicitamos a los 22 autores incluidos: Ana Irma Rivera Lassen, Anuchka Anu Ramos Ruíz, Christian Manuel Marrero-Pérez , Cynthia Montalvo Martínez , David Caleb Acevedo- Elijah Snow, Dinorah Marzan, Emilio del Carril, Gloriann Sacha Antonetty Lebron, H Roberto Llanos Llanos, Jesus Manuel Santiago Rosado, Johanny Vázquez Paz, José Jose E. Muratti-Toro, María Reinat Maria Reinat-Pumarejo, Marlyn Centeno, Mayra Santos Febres, Miranda Merced, Nery Gomez, Paxie Cordova Escalera, Rubis Marilia Camacho, Roberto Ramos Perea, Zulma Oliveras Vega y Yolanda Arroyo Pizarro.
Felicitamos a los 22 autores incluidos: Ana Irma Rivera Lassen, Anuchka Anu Ramos Ruíz, Christian Manuel Marrero-Pérez , Cynthia Montalvo Martínez , David Caleb Acevedo- Elijah Snow, Dinorah Marzan, Emilio del Carril, Gloriann Sacha Antonetty Lebron, H Roberto Llanos Llanos, Jesus Manuel Santiago Rosado, Johanny Vázquez Paz, José Jose E. Muratti-Toro, María Reinat Maria Reinat-Pumarejo, Marlyn Centeno, Mayra Santos Febres, Miranda Merced, Nery Gomez, Paxie Cordova Escalera, Rubis Marilia Camacho, Roberto Ramos Perea, Zulma Oliveras Vega y Yolanda Arroyo Pizarro.
jueves, diciembre 11, 2014
Serie narradoras puertorriqueñas: Marta Aponte Alsina y una broma literaria
Serie narradoras puertorriqueñas: Marta Aponte Alsina y una broma literaria
Especial para Boreales de Yolanda Arroyo Pizarro
Esta
broma forma parte de un libro en proceso de escritura, abandonado por ahora, y
que amenaza con quedar inconcluso y olvidado, como las ruinas del castillo en
la playa de Naguabo. Es una respuesta al influjo seductor de un libro de
Roberto Bolaño, La literatura nazi en América, conjugado con ciertas ideas
publicitarias sobre la invisibilidad e, incluso, la inminente, profetizada,
desaparición, de la literatura puertorriqueña.
A
mediados del siglo 21 un filántropo legó su fortuna a la New York University
con una condición: que el Departamento de Español y Portugués de NYU acogiera
un inagotable archivo y se encargara de ordenarlo y difundirlo. De esa fuente
se extrajo el Atlas de autores puertorriqueños
inéditos, obra de referencia que destaca los lugares reales de una serie de
autores desconocidos. La entrada siguiente forma parte del Atlas.
(Marta Aponte Alsina para Boreales).
Bronx, N.Y.-Naguabo P.R.
Nacho Valdes; Ignatz Bertz-del Corral;
Nachiángel
Nacho Valdés no nació en el Bronx. Tampoco es seguro que
haya muerto en el Bronx. Ni siquiera es indiscutible que haya muerto. No
obstante, con clara intención imperialista, una de sus críticas (Blanco de
Pierce) lo sitúa como exponente de la literatura bronxiana o bronxista (“Bronx-based
literature”). Error contumaz: los documentos que encontramos en el sótano de
una de las residencias del autor, en la playa de Naguabo, dan fe de su
nacimiento en Puerto Rico. Desde luego, siempre cabe la posibilidad del engaño.
Tal vez quiso presentarse como naguabeño ausente, es decir, como encarnación
suprema de una literatura invisible, con algún fin propagandístico cuyo sentido
se nos escapa.
Las novelas valdesianas no vieron la luz ni en el Bronx
ni en Naguabo ni en lugar alguno. Sí se publicaron sendas reseñas de las mismas,
además del artículo firmado por Perla Blanco de Pierce. La explicación es casi banal. En la colección Charles
Scribner's de la Princeton University Library se conservan los contratos de
cesión de derechos y las maquetas de las portadas. A partir de maquetas semejantes
y de las pruebas de imprenta, los publicistas del editor pagaron reseñas (anuncios
mal disimulados) en la revista dominical de El
Nuevo Día. El artículo de Blanco de Pierce se basó en esas reseñas, y no en
el libro, porque este quedó en galeras.
La misma foto de autor adorna las solapas de Las
muelas de tía Jovita, Cantares
del castillo de los cataclismos y Juracán
y Yayael: un señor muy triste, de cráneo afeitado al ras, posa sentado en
una mecedora de enea, junto a un niño negro, una niña blanca y un(a) niño(a)
latino(a) transexual.
En 1985 salió de imprenta en Nueva York una novela corta.
No se trataba del original escrito en español, que, como se ha dicho,
permaneció inédito y sigue extraviado, sino de una traducción titulada Jovita´s Teeth. Booker´s registra por primera y única vez el nombre de Ignatz Bertz-del
Corral, nacido en el Bronx, de padre alemán y madre puertorriqueña. La foto de contraportada
es inconfundible, a pesar del pelo blanco, torcido en una espiral de helado de
vainilla: se trata de quien fuera Nacho Valdés, a juzgar por las mencionadas
fotos de solapa del original inédito. Jovita´s
Teeth fue bien recibida por Juan Mejías en una nota breve (The Village Voice) y despedazada, en
otra más breve aún, por el crítico James Wood, feroz antagonista de la
escritura delirante (en la sección “Briefly Noted “de The New Yorker).
En aquel tiempo no era extraño que se transformara un
autor entregado a la búsqueda, no ya de una voz o de un brand, sino de un no sé qué perdidamente incalificable. Conocidas
son las reflexiones críticas sobre las mutaciones del escritor y el auge de la tecno-literatura
en los albores del siglo 21 (Carrión). No debe sorprender, entonces, que Nacho
cambiara de nicho. Ni siquiera merecería una entrada en este Atlas de autores puertorriqueños inéditos
el escritor de un texto híbrido que, tras el choque de las dos opiniones
encontradas que le dispensó la crítica, cayó en un silencio de moribundo
asediado por ratas en una ciudad bombardeada. Abruma, desde luego, el misterio
de una sola persona en varios autores distintos, para no hablar de la invisibilidad
de un hombre nacido en un pueblito de las sínsoras puertorriqueñas, en una
colonia insular ninguneada por la crítica canónica autoritaria (Cancel). Dicho
esto, ahí quedaría el asunto, rumbo al cementerio de los miles de autores que
no pasan al olvido, pues jamás llegaron al recuerdo. Pero el caso es más
complejo: sobran razones para sospechar que Valdés-Bertz-del Corral no calló
para siempre. En la segunda década del sigo 21, con motivo de la premiación de
los Latin Grammys irrumpió en “the culture” un compositor con nombre de escultor
mestizo del barroco colonial latinoamericano: Nachiángel. Del cerebro de un
investigador desesperado salió la teoría de que Valdés, Bertz-del Corral y
Nachiángel eran la misma persona. Argumentaba el estudioso que las letras de
Nachiángel insisten (con agotamiento manierista) en el tropo de las muelas de
su tía abuela, transformada en tiradora de drogas o seteadora (no queda clara
la diferencia).
La anómala figura de Valdés-Bertz-Del Corral-Nachiángel
(en adelante VBDN), sus artefactos claramente posmodernos, no han pasado
desapercibidos en el actual revival
de las literaturas transversales vintage.
Los post-trans más militantes aseguran que se acerca el momento de su dilatado
reconocimiento. Incluso apuestan a que no dejará de advertirse la epifanía de ese
momento en el caótico vértigo de nuestra simultaneidad antijerárquica. Solo así
se leerá con justicia a este simpático autor puertorriqueño, pionero de algunas
tendencias permu-performáticas del arte post-productivo de entre siglos: los
splices, el plagio, el sampling, el jamming, las voces en off, el zapping, los
jams, los voice-overs, los remakes, los trasplantes de cara o facings (Carrión).
El barrunto provoca ansiedad. Cualquier alteración en la
poética de VBDN podría pulverizar el nicho donde al fin reposa, y dar al traste
con el nada despreciable interés que su obra comienza a suscitar –al fin- en
los diez departamentos estadounidenses de Latin American Studies.
En atención a rumores de fuentes especiosas, pero
abundantes; a que con dedicarle una entrada a VBDN quedan incluidas dos de las
ciudades de este Atlas (el Bronx, New
York y Naguabo, Puerto Rico); y a que, ya en las postrimerías de la tercera tardo
posmodernidad nos adentramos en un quinto cambio de época–para desazón de unos cuantos
reaccionarios cegados por el hábito de la periodización a base de generaciones–
nuestro equipo editorial en pleno se trasladó a Naguabo, Puerto Rico.
Naguabo en
síntesis:
Nativos con tecnología.
Naguabo
literario:
Ciudad natal del escurridizo autor que motiva esta
entrada, o tal vez de uno o ambos de sus progenitores. Pueblo cuya plaza se
ubicó tierra adentro, al resguardo de piratas y caníbales, es decir, al margen
de la Historia. Tipifica la atávica dualidad de las islas caribeñas: la disponibilidad
de los barrios costeros, la ensimismada soledad del hinterland. Mientras el
núcleo urbano le daba la espalda a los traqueteos del contrabando, al puerto llegaban
embarcaciones –polacras, bergantines, yolas, playeras, yates– con mercancías
prohibidas. Esa doble cara se materializa en una imagen poderosa: los dos
castillos (Aponte Alsina).
En la playa de Naguabo se edificaron dos casas que los pueblerinos
llaman castillos. La del lado de la tierra es una exquisita miniatura
victoriana. No nos interesa.
La que da al mar es horripilante. No le basta con ser una
ruina.
Esta monstruosidad se construyó en la primera década del
siglo veinte. El arte de las manos que la edificaron se aprecia en la perfecta
alineación de los mosaicos del piso de la terraza lateral. La impresión de
armonía pereció sofocada por los trastornos de sucesivas remodelaciones (ahora
la estructura cae libremente en el abandono). Véase el esperpento de los dos
faroles plásticos de manufactura china (c. 1998) instalados en el jardín. Llama
la atención la letra “B” pintada en las columnas. Podría ser, pensamos –con la esperanza
del investigador que al fin se acerca a un concepto iluminador del caótico
material de sus desvelos– que esa “B” mal trazada fuera la letra inicial de la
palabra Bronx, o del apellido Bertz. El grafiti que profana la pared, cuya
transcripción se ofrecerá en breve, multiplica los posibles sentidos de esa “B”.
Está escrito en una sencilla jeringonza. Fácil de descifrar, decepciona como
escritura secreta.
En el jardín descubrimos un coralillo de flores rojas,
descendiente de un arbusto ancestral sembrado –¿por qué no?– en 1905. No es
casual que ese año sea el mismo en que, según fuentes de entera confianza
(Astol), se estableció en Puerto Rico la Sociedad Teosófica. Si así fuera, la “B”
podría aludir –hipótesis no menos verosímil que las anteriores– a la inicial del
apellido de casada de la fundadora de la hermandad: Madame Elena Blavatsky.
Confesión necesaria: La relación entre VBDN y la Sociedad
Teosófica no se nos había ocurrido hasta el momento en que se nos ocurrió. Las
claves de la misteriosa insistencia del autor mutante en enigmáticos acertijos,
los giros oscuros y difíciles que tanto frustraron a James Wood, se despejan en
las tinieblas del perverso castillo.
Por la puerta de la terraza accedimos a una sala
estrecha. De ahí pasamos al balcón de entrada y salida. La disposición de los
mosaicos del piso del balcón nos estremeció. ¿Qué diablos representan las
esvásticas? ¿El sol negro de los nazis? ¿El emblema de la Orden de la Hermandad
de la Cruz Mística? ¿El símbolo del fuego (y de los arios puros) en el sello de
la Sociedad Teosófica? ¿Que significa la dirección de las aspas? ¿Figuró algún
nazi entre los propietarios del castillo? ¿Algún seguidor de la Sociedad
Teosófica? Y VBDN, ¿de qué pata cojeaba?
Se repite en este símbolo sobrecogedor la confusión entre los dinámicos significados
posibles de la “B” mayúscula: la letra inicial de la palabra Bronx, la inicial de
Bertz, la “B” de Blavatsky.
Nuestra informante más confiable, una maestra jubilada,
asegura que en el castillo pernoctan vivos y muertos. Los restos de comida, las
jeringuillas abandonadas, los espejos empañados, las escaleras gastadas, son
indicios de que los delirantes no le tienen miedo a los bramidos del mar.
El grafiti de la terraza, traducido, lee:
“Tía abuela no se cansaba de fugarse. Cada vez que los negreros
la capturaban, le arrancaban un diente. Ella conservaba esos huesos
sangrientos. Eran sus trofeos. Con el tiempo se cansaron de perseguirla. Me
asustaban sus carcajadas vacías. Murió con las muelas puestas. Lo de arriba es
lo de abajo. Como en el cielo, así en la tierra. Lo que fue, será. ”
Habrá quien lea en este acertijo una inquietante ausencia,
un obituario escrito en el lenguaje lapidario de la prehistoria. Habrá quien interprete
lo opuesto; que su hallazgo supone una resurrección. Habrá quien decida quemar
las ruinas del castillo. Habrá quien resuelva dejarlo en paz, invisible en el
reino de la naturaleza, como se dejan a sus anchas los monstruos indescifrables.
Bibliografía:
Sobre Nacho Valdés:
Blanco de Pierce, Perla. “The Dilemma of a National
Puerto Rican Identity; A Non-essentialist Vision of the Spanish-Language Works
of Nacho Valdés ”. The Bulletin of the
Center for Children´s Books 96
(1980). 10-15.
Sobre Ignatz Bertz-del Corral; Nachi Angel:
Cancel, Mario. Bertz-Del
Corral: un fugitivo de la generación soterrada de los ochenta del siglo veinte
en la tardo post-modernidad. Puerto Rico-República Dominicana: Isla Negra
Editores, sf.
Carrión, J. Bertz-del
Corral o las mutaciones del escritor. Madrid: Errata Naturae, sf.
Mejías, Juan. “Bertz- Del Corral, a story teller to
sink your teeth into”. The Village Voice,
55 (1985). 25.
Wood, James. “What´s the Story: The Cacophonous and
Chaotic Caribbean of Bertz-del Corral”. The
New Yorker,
75 (1985). 55.
De interés general:
Aponte Alsina, Marta. Entre
la montaña y la costa: tradiciones y leyendas de la gran familia puertorriqueña.
Cayey, Puerto Rico, Sopa de Letras (edición de autora, s.f.)
Arendt, Hannah: “Of Swastikas, Stupidity and
Imperialism: A Castle in the Preposterous Tropics”. Manuscrito inédito, División de Manuscritos, Biblioteca del
Congreso, Washington D.C.
Astol, Eugenio. “Historia de la teosofía en las Antillas”
(manuscrito inédito, Colección Puertorriqueña, Biblioteca de la Universidad de
Puerto Rico).
Duchesne Winter, Juan. El eterno retorno de una literatura que no acaba de largarse. Puerto
Rico: Ediciones Callejón, sf.
“Naguabo: Las bellezas del pueblo de los enchumbados”.
Oficina de Cultura del Municipio de Naguabo. Folleto sf.
“Entrevista con doña Mary Igartúa Natal, maestra
jubilada, 120 años”.
Coordenadas
espaciales:
Bronx: latitud: 40° 42' 51"; longitud: 74° 0'
23"
Atracciones: Un zoológico, el lecho mortuorio de Annabel
Lee, arroz con habichuelas.
Naguabo: latitud: 18° 12' 49"; longitud:
65° 44' 7.01"
Atracciones: dos castillos, un muelle, fantasmas,
fritangas.
lunes, diciembre 08, 2014
Serie narradoras puertorriqueñas: Miranda Merced y la pérdida de la memoria
Serie narradoras
puertorriqueñas: Miranda Merced y la pérdida de la memoria
Cómo escribí mi cuento
favorito
Especial para Boreales de
Yolanda Arroyo Pizarro
“Al tratar de recortarla encontraron hebillas mohosas dentro de la enorme
madeja solidificada…
Medusa Rivera del Río, ex
reina de belleza, ex política influyente en decisiones municipales, soltera,
venida a menos tras sus episodios de confusión, imperdonables olvidos y
repetidos descuidos, había decidido cortar su cabello, el cual no peinaba desde
que la despidieron por no tener nada en el cerebro. No se preocupe, nosotras
vamos a su casa. Tras un ligero baño se recostó en un diván mientras las
estilistas llegaban a arreglar su cabello. No quisieron despertarla, le darían
la sorpresa.
Cuando
las mejores tijeras fracasaron, las mujeres convocaron a un selecto grupo de
profesionales. Llegó el alcalde, el médico, un ingeniero mecánico y dos
obreros, los más fuertes de la construcción aledaña. Intentaron con afilados
escalpelos, seguidos por seguetas
manufacturadas con el mejor acero. Alguien sugirió un serrucho inventado
por un sueco a las órdenes del gobierno. El alcalde mandó por la herramienta.
Tuvieron que registrar cuatro almacenes y dos sótanos. Aunque dieron con el
aparato, el esfuerzo resultó inútil. Se procedió a usar una sierra eléctrica,
la vibración sólo consiguió que tres ratas desalojaran lo que consideraban su madriguera.
La masa continuaba siendo empero, un apretado nudo imposible de manejar. La
niñita del pirulí en la boca repitió por enésima vez, mami usa aceite caliente.
Con las gotas de sudor chorreando desde la coronilla, el ingeniero mecánico
añadió, se me ocurre ablandarlo con aceite caliente.”
A mis oídos llegó la historia acerca de la triste situación de una mujer
brillante venida a menos. Se trataba de una profesional muy respetada en su
rama, quién al envejecer desarrolló una de esas afecciones que tienen que ver
con la pérdida de la memoria. Vivía sola
y no tenia quién se ocupara de su salud y rutina. Algunos amigos la fueron a visitar
y al conocer la situación en la que vivía decidieron ayudarla. Uno de los pasos
fue llevarla a recortar el cabello a un salón de belleza. La frase “Al tratar
de recortarla encontraron hebillas mohosas” dentro del cuento es literal y,
aunque sorprendente en la vida real, es menos extraño de lo que puede parecer a
simple vista, por lo que entendí debía ser mirada con mayor profundidad.
Son varios los factores que juegan simultáneos en el cuento corto “La
cabeza de Medusa”, como varios los que en la vida permiten que una mujer que en
un momento fuera productiva, admirada y hasta envidiada, llegue a la
obsolescencia una vez no pueda ser más útil. Es una de las más directas
declaraciones de cosificación, a la cual puede llegar una sociedad. Un atleta es
vitoreado, mimado y celebrado mientras sorprende con sus logros a los
fanáticos, lo mismo un profesional exitoso dentro de una organización o una
mujer hermosa en un concurso de belleza. Y como todos desean estar con los que
ganan, siempre está el buscón de carrera, esperando un aventón con el
triunfador, el político que encuentra la forma de sacar provecho de cualquier
situación: positiva o negativa, el curioso que se une a los incidentes, pasando
a formar parte de ellos aunque se trate de situaciones y personas ajenas. Así
mismo, cuando las personas dejan de ser utilizables para los que le rodean
pueden suceder dos cosas: pasar al olvido hasta que abandonan este plano o
convertirse, de repente, en la razón para una buena obra, que de paso convenga
a los intereses particulares de cada cual.
En este cuento la mujer, dormida o inconsciente, se pone en manos de
toda la comunidad que, ante la fascinación del espectáculo, trata de resolver
la incógnita, al punto en que ya la mujer no es lo importante, nada importa si
fue de gran servicio para la sociedad, si nutrió con sus conocimientos las
vidas y carreras de cientos, ni siquiera si la vida misma está en riesgo; solo
el proceso consigue protagonismo, la conquista, la excitación que provocan los
asuntos que logran sacarles de la cotidianidad. A la gente ya no le importa la
mujer con la enorme madeja de cabello, lo que importa es todo lo que se puede
sacar de esa madeja, y la celebración que seguirá una vez se llegue a la
conclusión.
A pesar de estar aparentemente ausente durante casi toda la trama, la
figura de la protagonista es poderosa, ya que logra poner en acción a todos los
demás personajes a su alrededor. Ninguno de los actantes, ni siquiera (y ojalá
que) el lector, queda impávido ante el caos ocasionado por una cabeza que, para
no tener nada dentro de ella, provocó un impacto considerable.
Decidí manejar el tema con un tono algo ligero y eché mano al sarcasmo,
palabra derivada del griego que sugiere algo así como una mordedura de labios,
por ser el sarcasmo una de las herramientas más útiles para la crítica efectiva.
Al no ser un juicio directo, el interlocutor no está tan a la defensiva y se
siente dispuesto a prestar sus sentidos
con mayor facilidad al que expone. Acepto que no siempre es posible entender este tipo de lenguaje, el sarcasmo,
pero cuando el ser humano lo logra, la comunicación logra marcar al individuo
de por vida.
Cuento: La cabeza de Medusa
Libro: Almarios en alquiler
Junio del 2013
jueves, diciembre 04, 2014
Serie narradoras puertorriqueñas: Rubis Camacho, "Ningún humano me ha dado mayor muestra de amor".
Serie
narradoras puertorriqueñas: Rubis Camacho, "Ningún humano me ha dado mayor
muestra de amor".
Cómo
escribí mi cuento favorito
Especial
para Boreales de Yolanda Arroyo Pizarro
En octubre del
2011, Letra Negra Editores (Guatemala) publicó y presentó mi libro El fraile confabulado en su actividad
anual “Octubre, mes de narrar”. Se trata de una serie de relatos en los que
prima la figura de un fraile de alma revuelta, confrontado con su vocación,
llamado, prejuicios, contradicciones y realidades (“Y te retiraste solo, como te has de ver toda la vida: siempre en busca
de lo que huyes.”). De todos mis personajes,
es en el fraile donde encuentro mi mayor referente biográfico, el personaje a
través del cual ventilo mis ambigüedades, cuestiono y escudriño. Por esta razón
prefiero este libro antes que a los primeros dos publicados (Cuentos traidores 2010, Sara: La historia cierta 2011). En cada
relato de El fraile confabulado reinvento
un recuerdo.
El día que escribí
el cuento El telescopio del fraile, saldé
una deuda con Micaela; un ser vivo con todos los signos estereotipados de la
derrota: perra, sata, realenga, negra, llagosa y preñada. Llegó a mi puerta con
el abatimiento del desamparo. Ningún humano me ha dado mayor muestra de amor,
fidelidad y vocación sacrificial.
En este relato el
fraile es el custodio del telescopio del hereje Galileo. Sucumbe a la tentación
de hurgar el firmamento y queda maravillado ante la vastedad del universo. No
obstante, una tarde inclina el telescopio a tierra y divisa una escena
desconcertante. “La cercanía de los
páramos y los manantiales amedrentaba. Las hojas tenían el tamaño de las
montañas. Pude ver, cerca de la muralla que bordea el próximo pueblo, a una
perra leprosa que hundía las garras con desesperación en la tierra hasta crear
un hoyo profundo en el que acomodó un vientre ampuloso de tetas desbordantes. Sus
ojos eran dos platos lagrimosos…bajo su rabo vi surgir, una a una, once
burbujas de seda. Las lamía con delirio hasta desgarrar las paredes suaves,
dejando al descubierto unas criaturas negras y húmedas de ojillos
cerrados…Mientras, en el cielo una nube enorme y oscura se tendía. El
torrencial asoló pueblos y aldeas. Muy temprano en la mañana subí a mirar. Todo
olía a mojado. El hoyo estaba inundado de cachorros y de agua sucia…Raquítica y
tambaleante se alzó once veces sobre las patas purulentas para cargar los
cachorro hasta la orilla. Un domingo de otoño contemplé el movimiento de las
once pelusas alrededor de un cuerpo casi podrido. Mordisqueaban, jugueteaban,
trepaban, olfateaban como planetas menores…A veces, cuando me abruman las
dudas, sobre todo, cuando Dios no rompe su silencio, subo al tejado y bajo los
ojos a tierra buscando los astros.”
Con mi vehículo
trituré accidentalmente varios cachorros de Micaela. Junté mis lágrimas a su
jeta prolongada. En este relato me
reconcilié con el misterio. Soy el fraile que entendió, al fin, lo efímeras que
pueden ser algunas maravillas del universo.
martes, diciembre 02, 2014
Serie narradoras puertorriqueñas: Awilda Cáez y El amante que desaparece dos semanas
Serie narradoras puertorriqueñas: Awilda Cáez y El amante que desaparece dos semanas
Cómo escribí mi cuento favorito
Especial para Boreales de Yolanda Arroyo Pizarro
Andrea perdió a
su amante a finales de octubre del 89 y, dos semanas después, cayó el Muro de
Berlín. Todavía le duraba el despecho la noche que observó en el noticiario a
miles de alemanes en Checkpoint Charlie celebrando la eliminación de las
restricciones para viajar de este a oeste. Pensaba en Fritz y en lo felices que
estarían en medio del tumulto, disfrutando lo que tantas veces pensaron que
nunca ocurriría. Pero luego de varios segundos se dio cuenta de que eso hubiese
sido un disparate, porque ella era una mujer casada y no le convenía que la
vieran paseando con un hombre que no era el suyo. Sí, Andrea estaba casada
hacía nueve años con Heinrich, pero cada vez que se escapaba al apartamento de
su amante hacía todo lo posible por olvidar ese detalle ahogándolo en la gran
piscina de la culpa, aunque a veces la conciencia es como una pelota de goma
imposible de hundir en el agua.
Este es el principio de un cuento
que pasó por unas cuantas versiones antes de llegar a la que se publicó en mi
libro más reciente. La primera mostraba a una Andrea perdida en una ciudad que
acababa de cambiar para siempre su historia con la caída del Muro de Berlín.
Debe estar en algún archivo dentro de la computadora, de esos que se guardan
por pena. La segunda versión contaba la vida de una Andrea sumisa y melancólica
que esperaba en el parque frente a su apartamento el momento preciso para
preguntarle a un saxofonista si había conocido a Fritz, y si podía decirle dónde
encontrarlo. Ese cuento estaba a punto de ser incluido en el libro final, pero
me di cuenta de que odiaba a la protagonista; me resultaba insufrible su
sufrimiento. Decidí crear a otra Andrea, más mujer y menos víctima, una alemana
desconfiada, atrevida. Así llegué hasta la última versión que incluyó a un
marido supuestamente enajenado, una ciudad que derrumba sus muros y una Policía
Secreta implacable. Lo que nunca cambié en las tres versiones fue el amante que
desaparece dos semanas antes de que caiga el Muro. Hay un repique de curiosidad
cuándo buscamos a alguien. Tratar de resolver el acertijo de la pérdida es una
de las mejores artimañas de la imaginación. ¿Dónde se esconde Fritz? ¿Por qué
no llama a Andrea aunque sea para confirmarle que la ha abandonado “como si
fuera un libro que no dieron ganas de leer completo”?
Me gustan las historias de mujeres
cínicas y solas en grandes ciudades del mundo. Mujeres que disimulan sus
sentimientos, que se desilusionan no porque alguien les mintió sino porque
sienten que debieron prepararse mejor para recibir el golpe. Berlín traiciona a
la protagonista porque las ciudades son infieles: ninguna se guarda para que
una sola persona la descubra.
Escribí este cuento para que Andrea encontrara a su amante aun en
medio del caos por la caída del Muro de Berlín. Puede ser que, al igual que
sucede en la realidad, lo perdido aparezca cuando ya esté olvidado.
Cuento: “Pedazos”
Libro: Manchas de tinta en los dedos
País Invisible Editores, septiembre de 2013