jueves, octubre 26, 2006

Corazones rotos
por Yolanda Arroyo Pizarro

Con cariño, a María...



El cibermundo le ha abierto la puerta a mujeres que no se atreven —por cualquier razón— a levantarse un jevo en el Happy Hour, pero que, utilizando el flat monitor de escudo, y la redacción de textos compactos con emoticones de resguardo, logran acumular la suficiente valentía como para acceder a un “blind date” en combo agrandado, o sea, con extras. Digo “extras” porque en vías de lograr la meta de la “pajillus mentis”, hasta se pautan beneficios extendidos en pro del “conquistado” si la velada logra llenar las expectativas. Hacen aparición inmediata promesas de “te haré esto por allí”, y “lo otro por allá” que tan pronto son redactadas en la caja de texto virtual, logran efectos interesantes y devastadores sobre las “partes nobles” de ambos redactores. El cerebro y la intuición ceden su espacio al placer de los sentidos hormonales. De ese modo, estas mujeres se tiran la maroma de encontrarse con tipos extraños que sólo han visto por webcam (a lo sumo), o que de otro modo, únicamente han visto en una fotografía. En ocasiones dan por sentada como verídica esa misma imagen en formato jpeg que el contactado envió a través del Messenger, aludiendo a los valores moralmente honestos del individuo que acaban de conocer, y suponiendo que al mismo no se le ocurriría jamás-ni-nunca alterarla.

Son precisamente esas “partes nobles” las que llevan la delantera en el encuentro; son ellas las que mandan, sin importar que se descubra que el jpeg se haya retocado en Photoshop, o que la imagen de la webcam haya venido acompañada de algún tic nervioso esofágico que nunca pudo captarse en pantalla, por aquello de las resoluciones, distorsiones de la imagen y/o “buffer” de transmisión. La meta es acostarse con el tipo, pues porque sí. Porque hace tanto que no me tiro a nadie; porque desde hace seis años nada de nada y seguramente me ha vuelto a crecer el himen; porque si no ahora ¿cuándo?, que hay que aprovechar las oportunidades según caen del cielo, caramba. Si total, ya estamos ahí. Vestidas y bastante alborotadas. Y se deja una engatusar por una misma (que lo único que ha hecho el ciberdate es reírse como un idiota y toser toda la noche a lo bestia). Tienen esas mujeres la cartera llena de las páginas dobladas e impresas, de todas las palabras hermosas y plagiadas de poesía.com que el susodicho les ha versado en el chat.

¿Ignora esa mujer engatusada, que el Don Juan desaparecerá en la mañana, y que no le volverá a contestar el teléfono y lo que es peor, que la bloqueará de su lista de contactos del Messenger? Puede ser. Pero soy de la opinión que en el fondo se sospechaba lo que ocurriría. Que muy, muy en el fondo se sabía que esa probabilidad existía. Lo que pasa es que el lapachero mental no deja escuchar el sentido común, el “te lo dije” que todas llevamos dentro.

Se convierte esta mujer en una más con el corazón roto. Porque, créanlo o no, estas mujeres son tan buenazas y tan loables que sufren. Y lo hacen por meses. Luego se recuperan y juran no volver a contactar a nadie por el Messenger. Y cumplen. El nuevo amor se contactará esta vez por Yahoo Personals, Match dotcom o Guame punto com. Por aquello de irnos más a la segura.



Publicado originalmente el viernes, 22 de julio de 2005 en Derivas.net

2 comentarios:

Anónimo dijo...

que bueno esta estoooooo.....

Mariposa Nocturna dijo...

Es cierto está buenísimo. Y no son sólo parejas heterosexuales, también les pasa a lesbianas, bisexuales y homosexuales.
Yo puedo decir que conocí a mi novio por Internet, en aquel tiempo por ICQ. Llevamos 4 años y medio juntos. Nos casamos en junio, 2007. Así que no todo sale mal. :) Saludos.

Acerca de mí

Mi foto
Yolanda Arroyo Pizarro (Guaynabo, 1970). Es novelista, cuentista y ensayista puertorriqueña. Fue elegida una de las escritoras latinoamericanas más importantes menores de 39 años del Bogotá39 convocado por la UNESCO, el Hay Festival y la Secretaría de Cultura de Bogotá por motivo de celebrar a Bogotá como Capital Mundial del libro 2007. Acaba de recibir Residency Grant Award 2011 del National Hispanic Cultural Center en Nuevo México. Es autora de los libros de cuentos, ‘Avalancha’ (2011), ‘Historias para morderte los labios’ (Finalista PEN Club 2010), y ‘Ojos de Luna’ (Segundo Premio Nacional 2008, Instituto de Literatura Puertorriqueña; Libro del Año 2007 Periódico El Nuevo Día), además de los libros de poesía ‘Medialengua’ (2010) y Perseidas (2011). Ha publicado las novelas ‘Los documentados’ (Finalista Premio PEN Club 2006) y Caparazones (2010, publicada en Puerto Rico y España).

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