domingo, enero 14, 2007

Dominicana




Llegué hoy a la república cargando dolores del terruño patrio y algunos otros, nuevos y extranjeros, que me he montado al lomo durante el viaje. Antes de subir al avión en San Juan, hice el inventario de un corazón roto que se sigue rompiendo, un dolor ajeno por la musulmana de la noticia de ayer, y dos lagrimones por el estado tan nefasto de la humanidad ante la noticia de niños mandados a hacer a la carta, pero que traigan defectos congénitos para garantizar la dependencia paterna.

Ya subida al avión, y a punto de aterrizaje en Santo Domingo, no me quisieron dar la tarjeta de turista porque parezco dominicana, no tiene facciones boricuas usted, me dijo el asistente de vuelo. En el aeropuerto, y ante la presentación del pasaporte americano en aduana, me cuestionaron su autenticidad.

Me pongo un poco triste, porque a esta nación le tengo un cariño enorme, pero me da grima lo difícil que me la hacen cada vez que me dispongo a entrar o a salir del país. Ya me estoy preparando mentalmente para el regreso el domingo que viene. Siempre me pasa. Me preguntan que quién es el gobernador de Puerto Rico, que defina el término “chiringa”, que cante la Borinqueña. En fin, aunque adoro la isla hermana, más adoro a la mía y nada más sospechar que no me la ponen tan fácil todas las veces que quiero regresar, me asusta. Dejo a mi hija al otro lado del charco, dejo a afectos muy queridos y estimados, dejo mi vida, un auto que pago pero que es del banco y una casa a medio construir con problemas de filtraciones en el techo. Dejo mis charlas con E, y dejo a mi locura, mi terremoto, sus llamadas en la mañana, tarde y noche.

Por otro lado, dejo el IVU, los peajes y las carreteras con cráteres gigantescos. Por toda una semana no tendré que conducir. Me llevan y me traen, lo cual es bueno. Y además, acabo de pedir un “morir soñando”, que si no saben lo que es, no pueden dejar esta maldita y divina existencia sin probarlo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

No me gusto para nada no poder hablar contigo antes de que te fueras. Por lo menos en esta ocacion casa vez que prendes la comoutadora no se va la luz en el hotel.ja,ja,ja...Sabes como me siento verdad?...No te lo tengo que decir...verdad?

Anónimo dijo...

Solamente conozco una cosa que supera el éxtasis del “morir soñando”. Claro, presumo que la conoces en todas sus manifestaciones, así que no la tengo que mencionar…
Suerte en tu regreso, hermana boricua. I

Lord Picis dijo...

Supongo que lo de maldita, es por el IVU, y lo de bendita es, por que existe gente como Tu.

Acerca de mí

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Yolanda Arroyo Pizarro (Guaynabo, 1970). Es novelista, cuentista y ensayista puertorriqueña. Fue elegida una de las escritoras latinoamericanas más importantes menores de 39 años del Bogotá39 convocado por la UNESCO, el Hay Festival y la Secretaría de Cultura de Bogotá por motivo de celebrar a Bogotá como Capital Mundial del libro 2007. Acaba de recibir Residency Grant Award 2011 del National Hispanic Cultural Center en Nuevo México. Es autora de los libros de cuentos, ‘Avalancha’ (2011), ‘Historias para morderte los labios’ (Finalista PEN Club 2010), y ‘Ojos de Luna’ (Segundo Premio Nacional 2008, Instituto de Literatura Puertorriqueña; Libro del Año 2007 Periódico El Nuevo Día), además de los libros de poesía ‘Medialengua’ (2010) y Perseidas (2011). Ha publicado las novelas ‘Los documentados’ (Finalista Premio PEN Club 2006) y Caparazones (2010, publicada en Puerto Rico y España).

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