El pasado sábado 27 de octubre, mi Clase Graduada 1989 del Colegio Santa Rosa en Bayamón, se reunió con el interés de rememorar tiempos pasados y mejores. Fue mucho lo que nos reímos y gozamos acordándonos de peinados, modas, manías, participaciones en Talent Shows, coreografías del Field Day, regaños durante el retiro espiritual, grajeos en el Senior Prom, el Welcome Party, el Ring Dance, en fin, trayendo a la memoria esos días que no volverán, de cuando la vida era más simple.
Recordé a mi primer amor platónico, mi maestro de Geometría, Mr. Vázquez, el de los mahones muy pegados a las caderas. Yo estaba muy enamorada de él. Pasé la mayor parte de mi escuela superior intentando que se propasara conmigo sin éxito. Lo provocaba haciéndole comentarios y pidiéndole audiencias a solas para contarle de mis problemas en casa o con mi novio. Durante una gira a un parque acuático en Naranjito, me le paseé enfrente en traje de baño y hasta lo rocé “accidentalmente” en más de una ocasión por el brazo, la espalda, el pecho. En un momento dado, me aceptó una invitación a jugar billar, y yo aproveché cada momento para doblarme de manera indebida, cosa que notara mis incipientes curvas, los pechos recién despuntados, los glúteos sin celulitis por la primicia juvenil.
Lo recordé esa noche del encuentro con mi Clase, entre el sabor del buen vino Malbec y unos sorullos. Pregunté qué era de su vida, cómo estaba Mr. Vázquez. Ya no está, me dijeron. Me sobrevino esa terrible sensación de saber que alguien a quien una quiso tanto ya no existe. Vázquez murió hace unos años, luego de no ganarle una larga batalla al cáncer.
A él, va este recuerdo que me quedó de sus días, y de la promesa que alguna vez me hice de que cuando creciera, me hiciera de una carrera y fuera madura, lo buscaría, le daría un beso y trataría de enamorarlo, esta vez con más maña y experiencia a cuestas. Una pena. Otra apuesta que la muerte me gana.
Besos a ti, en tu encantadora boca abigotada que me traía de cabeza, Héctor. Espero en algún otro plano encontrarnos.
2 comentarios:
Creo que todos tenemos un Mr o una Mrs Vazquez, Yola...
wow. cómo me conmueven estos papelitos que sobreviven los abates del tiempo!!!!
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