viernes, agosto 24, 2012

Carlos Rúa: activista afrodescendiente hermanado

En este viaje a Venezuela conocí gente importante y digna de admirar.  Ése es el caso de quién considero mi nuevo hermano, Carlos Rúa.  Aquí incluyo la extraordinaria entrevista que le realizaran en el marco del I Foro Internacional de Afrodescendencia en Caracas, Venezuela.
 
 
Carlos Rúa: La erradicación del racismo es una necesidad histórica
Caracas, 23 Ago. AVN.- Ataviado de blanco, con su elocuencia y su acento característico de la costa del océano Pacífico colombiano, el dirigente político y defensor de los derechos de la comunidad afrodescendiente de su país, Carlos Rúa Angulo, defiende las ideas que elevan el llamado a la equidad y el reconocimiento de los sectores más vulnerabilizados de la sociedad.

Más de cuatro décadas de trabajo lo han provisto de criterios unificadores, los cuales han recibido la influencia de los diversos factores que en defensa de la cultura afrodescendiente han aparecido con el pasar de los años, amén de contar con el apoyo de las nuevas generaciones que se han unido al redescubrimiento de sus raíces.

A propósito de su visita a Venezuela como ponente del primer Foro Internacional de Afrodescendencia que se realiza en el eje cultural de Bellas Artes, en Caracas, Rúa reflexionó sobre los conceptos de inferiorización que han prevalecido en contra de los movimientos étnicos que hacen vida en las américas.

"No es posible avanzar y ascender en escenarios de libertad y de igualdad con una sociedad prejuiciada. No se puede seguir contribuyendo con la medición asimétrica entre un humano y otro. Es una necesidad inexorable e histórica la erradicación del racismo", comentó.

En ese contexto, asumió como un reto importante el apoyo a los avances en la democratización y reconocimiento de los derechos adquiridos desde la época de la abolición de la esclavitud para frenar los signos de discriminación más evidentes, que como explica, "derivan de las oligarquías mundiales que han inferiorizado a los hacedores de riqueza".

Con sus reflexiones a flor de piel, realizó una retrospectiva hasta sus años de adolescencia y se ubicó en el momento que describió como "el llamado de la sensibilidad social en defensa de los vulnerados", con un caso de niños afrodescendientes que en los años 60 fueron explotados por las grandes empresas en su natal pueblo de Tumaco (Colombia).

"Los hacedores de riqueza de mi pueblo eran niños que no pasaban de los 14 años que tenían que cargar manglares (árboles que se dan en las aguas) para sacar su corteza y extraer la pintura que se le echaba a los zapatos. Eran maltratados por las grandes empresas. No tenían protección y con su arduo trabajo tenían que hacer ricos a los que ya eran ricos", relató.

En ese momento descubrió que los jóvenes no tenían permitido alimentarse en medio de sus jornadas labores, fueron diagnosticados con hernias debido al peso que debían soportar y narró cómo en varias oportunidades los vio haciendo sus necesidades fisiológicas mientras cargaban con los manglares a cuestas.

Al respecto agregó: "Después de vivir esa triste realidad empecé a estudiar y a indagar sobre la realidad que envolvía a las comunidades afrodescendientes. Así descubrí que nuestros pescadores artesanales tenían prohibido pescar camarones y langostinos porque las corporaciones extranjeras no lo permitían. La lucha no se detuvo y me incorporé a grupos revolucionarios y elevar las voces contra la inferiorización".

Descolonización de memorias
La pasión reivindicadora de Carlos Rúa le brindó la oportunidad de conformar su familia en la década de los 70, junto a una de sus compañeras de lucha con la que engendró dos hijos que en la actualidad defienden con arraigo los principios que su padre les inculcó.

"He tenido la suerte de hacer de la vida familiar una escuela permanente de convivencia. Mis hijos, de 35 y 27 años, llevan en la sangre la pasión por su gente. Gracias a las artes han mostrado al mundo su arraigo y respeto por la cultura que siempre hemos defendido. Estoy orgulloso de lo que he logrado con mi descendencia", explicó.

Sus visiones y convicciones han estado sujetas a la emancipación de los criterios, esos que interpreta y ubica dentro del concepto de la descolonización de la memoria al que hace referencia el Foro venezolano.

"Nuestro punto central debe ser la autoafirmación del pensamiento propio, libertario y autónomo. No es posible descolonizar la memoria si no se asume el rastro histórico que han tenido nuestras propias contribuciones. Nos reunimos en Venezuela por medio de este foro para para encontrar los puntos que dieron origen a nuestro espíritu libertario", exclamó.

Bajo esa premisa profundizó sobre los aportes que la cultura afro ha aportado al desarrollo de los pueblos de las américas como es el caso de emblemas culturales como la tonga, la capoeira, la santería, el guaguancó, la guaracha y la gastronomía, entre muchos otros aspectos.

"Hay que tomar la fuente originaria de transformación del pensamiento y luego imprimir todo lo que se necesita para las perspectivas del futuro. Tenemos que enfocarnos en el respeto por los derechos. No es posible saltar a un nuevo escenario de creatividad si no se tiene conciencia del legado que tenemos culturalmente", destacó.

Cree que en el futuro los valores culturales que defiende quedarán en las manos de los jóvenes que asuman el reto de la preservación del pensamiento. "Desconocer nuestra historia y no darle el espacio que se ha ganado dentro de nuestras sociedades es la peor de las trampas".

Este 23 de agosto se conmemora el Día Internacional del Recuerdo de la Trata de Esclavos y de su Abolición, designado en 1997 por la Conferencia General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), por sus siglas en inglés, la cual por resolución designó esta fecha para recordar el flagelo del tráfico y maltrato de personas.

La fecha coincide con el inicio de la Revolución haitiana de 1791 que posteriormente selló su independencia de los colonizadores franceses.

Christian Gutiérrez VelascoAVN 23/08/2012 10:58

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Yolanda Arroyo Pizarro (Guaynabo, 1970). Es novelista, cuentista y ensayista puertorriqueña. Fue elegida una de las escritoras latinoamericanas más importantes menores de 39 años del Bogotá39 convocado por la UNESCO, el Hay Festival y la Secretaría de Cultura de Bogotá por motivo de celebrar a Bogotá como Capital Mundial del libro 2007. Acaba de recibir Residency Grant Award 2011 del National Hispanic Cultural Center en Nuevo México. Es autora de los libros de cuentos, ‘Avalancha’ (2011), ‘Historias para morderte los labios’ (Finalista PEN Club 2010), y ‘Ojos de Luna’ (Segundo Premio Nacional 2008, Instituto de Literatura Puertorriqueña; Libro del Año 2007 Periódico El Nuevo Día), además de los libros de poesía ‘Medialengua’ (2010) y Perseidas (2011). Ha publicado las novelas ‘Los documentados’ (Finalista Premio PEN Club 2006) y Caparazones (2010, publicada en Puerto Rico y España).

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