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El miercoles 13 de septiembre de 2006 Mayra estará también presentando en la Librería La Tertulia en Río Piedras a las 7:30pm.
“El ritual de la cruz” un maravilloso cuento del escritor
puertorriqueño Emilio del Carril, acaba de ser premiado por el portal cibernético Letras de Chile y el Ministerio de Cultura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.Su cuento formará parte de la Primera Antología de Cuento Breve auspiciada por el portal. Felicitamos de corazón al amigo Emilio.
Algún día, hallarás el amor de nuevo
En la vida
Mientras tanto
Pasarás la tuya esperando
Siempre buscando una razón
Que justifique el por qué, te dejó…
Corazón, mi corazón
Sácate ya ese amor de la cabeza
Que con quién se besa….
Corazón, mi corazón
No puedes comprender que ya no nos quiere más.
Tu amor propio
Sufre al saber que ya la vieron, con otro
Que te extraña, dices sabiendo que te engañas
Y en brazos de la soledad
Soñarás que un día tal vez, volverá.
Corazón, mi corazón
Sácate ya ese amor de la cabeza
Que con quién se besa….
Corazón, mi corazón
No puedes comprender que ya no nos quiere más.
No sigas soñando que volverá.
Corazón, mi corazón
Sácate ya ese amor de la cabeza
Que con quién se besa….
Corazón, mi corazón
No puedes comprender que ya no nos quiere más.
(Canción: CORAZÓN de Glen Monroig)
Nunca antes había descubierto yo un amor así y quise hacerlos míos. Eran una pareja sin principio y sin fin. No alfa, ni omega. Distintiva, digna de cualquier planeta, y yo, siendo una simple luna la quería adquirir. Ello me ganó algunos contrincantes, entre estos a mi hermana, pero Deimos nunca fue buena rival así que fue fácil y ampliamente descartada por mis estratagemas. El resto se retiró temiendo la furia y represalia de mi padre, cuyo nombre provenía del dios romano de la guerra, y poseía la ventajosa posición de ser el cuarto planeta desde el Sol y el tercero en cuanto a masa en esta galaxia. Y su hija, la más preciada y la mayor había sido locamente enamorada por vez primera, por una pareja de mortales con sentimientos a la magnitud de una tormenta solar.
No soy una cursi. Mi naturaleza guerrera me imposibilita portar sentimientos ridículamente tiernos, pero lo que logré divisar en aquella unión hizo demoler todos mis cimientos. El resto de las galaxias, nebulosas y cuerpos astrales, siderales y cósmicos se enteraron de mi caída al amor. Hasta lo celebraron. Mi padre me hizo un regalo.
—Eres mi hija más grande, la mayor y más contigua, la luna más cercana a cualquier planeta del sistema solar. A partir de hoy estipularé que nuestros cuerpos celestes se acerquen aún más, cada cierta distancia por cada cierto periodo de tiempo, así que como obsequio ante este sentimiento que has descubierto te absorberé, finalmente seremos uno tú y yo (1).
Mi dicha no podía ser más extrema, me hallaba cósmicamente agradecida. Era lo que siempre había querido, anhelado. Yo, que era de Marte, sería Marte alguna vez.
Hoy es veintiséis de agosto y no están juntos.
Algo sucedió. Aún con toda la sabiduría que me otorga la supremacía y omnipotencia planetaria no logro descifrar a ciencia cierta qué ha ocurrido. Esperé poco paciente algunos tiempos, intentando comprender la ruptura. Sigue siendo para mí una desventura ilógica. Un rompimiento incoherente y sin base, puesto que la única base aceptable para mí es el desamor. Ninguna otra razón valida tal separación de la que pende mi infame tranquilidad.
Como un torbellino propulsado por agujeros negros de megatónicas explosiones, lancé mi espada homicida a través de la vía láctea con destino terrenal, y como ángel exterminador en una sola mañana acabé con millones de vidas, todas menos la de ellos. Colérico, Marte, mi padre, se acercó al planeta de oxígeno para intentar prevenirlos, pero no logró demasiado con aquella conjunción, solo captar la atención de algunos curiosos (2). Siendo que ningún cuerpo celeste puede intervenir en las acciones de otro, y siendo que entre ellos solo media la voluntad de dejarse regir por sentimientos parecidos, en este caso, a la gratitud, Marte convocó un comité judicial con los otros planetas y sus lunas. Y me tienen ahora cercada para leer el veredicto.
—Tu condena será nunca más enamorarte. — sentenció mirándome a los ojos mientras el resto asentía de acuerdo y mi hermana Deimos bajaba el mentón. Yo levanté guerrera mi barbilla.
—Acepto esta sanción. Es más que un justo dictamen. Aún así sepan que para el próximo veintiséis del siguiente mes de septiembre, borraré de la faz de la Tierra a veintiséis millones de terrestres más. En un lapso de doscientos treinta y dos meses habré exterminado a todos. Estoy dispuesta a afrontar cualquier nuevo castigo que sobrevenga. — anuncié mientras admitía este fallo en resolución.
Marte asintió insatisfecho, yo sabía que gestando en su mente un sucesivo y todavía más espeluznante castigo de próximo mes para su luna predilecta, su hija, que no daba ni daría marcha atrás.
Hoy es veintiséis como cada mes, lo mismo que el anterior y el anterior. Y esos veintiséis seguirán llegando mensual y limitadamente, con la precisión de un reloj… hasta dentro de diecinueve años y un tercio. Ese es el plazo que posee la única pareja de la que irremediablemente me enamoré para volver a estar juntos. Si no sucede así, aniquilación masiva extendida a toda la raza humana acaecerá. De ello me encargaré. Como que me llamo Fobos.
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Notas:
(1)Fobos, principal satélite de Marte, se acerca a él a una velocidad de nueve metros por siglo lo que significa que terminará colisionando con el planeta dentro de 50 millones de años, cuando finalmente será absorbida.
(2)Marte no ha estado tan cerca de la Tierra desde el año 5753 antes de nuestra era y esto no volverá a ocurrir hasta el año 2287. La llamada conjunción que será visible, comenzará el 26 y se extenderá hasta el 28 de agosto del presente año 2003. Se dice que Cancún en el estado de Quintana Roo, México será uno de los mejores lugares del mundo para disfrutar de tal espectáculo.