viernes, noviembre 11, 2011

Calle 13 hace con música lo que los escritores transgresores hacemos con literatura

Calle 13 hace con música lo que los escritores transgresores hacemos con literatura


Calle 13 hace con música lo que los escritores transgresores hacemos con la literatura
Por Yolanda Arroyo Pizarro

Hoy estoy feliz por el fenómeno Calle 13.  Hoy, 11-11-11, celebro su triunfo. Anoche, durante la ceremonia de los Latín Grammy, la música de Puerto Rico hizo historia. Fuimos testigos de como este grupo se convirtió en el máximo ganador en la historia de este galardón.  Para quienes no lo sepan, o entiendan, los 9 de anoche se traducen en 19 trofeos Grammy Latino y 2 Grammy anglosajones, en total, en toda una carrera. No es poco.
El grupo Calle 13, un grupo boricua, marginado por el gobierno, marginado por los fundamentalistas, marginado incluso por los que manejan el negocio de espectáculos musicales, dio muestra al mundo de lo que se puede lograr con tenacidad, si se tiene talento y se lucha por un ideal.  Calle 13, su Residente, su Visitante, su PG13 cantaron resistencia, dedicaron su lucha a la lucha de la educación de calidad y gratuita, a la lucha estudiantil, y el mundo escuchó.  Pelearon con ritmo y el mundo les aplaudió. 
La semana pasada este mismo grupo fue tildado de chiflado cuando se negó a ofrecer un concierto en Argentina debido a que los manejadores de shows querían sobrevalorar las taquillas (entradas).  Hace ya mucho tiempo se conoce de la gesta heroica de este artista que se niega a hacerle pagar a sus fanáticos exorbitantes cantidades de dinero para que disfruten de un buen evento, con música social que mueve conciencias.  Yo misma asistí a su concierto al otro lado de la isla y pagué la inverosímil cifra de $10.00.  Viajé 3 horas hacia Mayagüez desde Carolina, y cuando terminó el mismo, viajé 3 horas de vuelta, para dormir dos horas e ir a trabajar esa mañana, cansada pero satisfecha de haber asistido a una cita con la historia.  Lo sigo, lo aplaudo, lo vitoreo porque es un transgresor, porque se atreve a ser voz de los que no tienen voz.  Porque sabe, como yo, el riesgo que se toma uno ante posturas contra las dos I: el Imperio y la Iglesia.  Como yo, ha declarado su apolítico devenir y su ateísmo militante al señalar que la Mafia más terrible es la que vive en el Vaticano (letra de la canción Calma pueblo, galardona anoche). 
Este año fui invitada al Festival Vivamérica de Madrid, mismo festival que tuvo como invitado a Calle 13 el año pasado.  Caminé las mismas losetas, toqué las mismas paredes que él.  Estuve en el mismo escenario, los mismos patios, la misma avenida que se fundió con su música en un abrazo esdrújulo. El mismo emblemático fotógrafo de escritores, Daniel Mordzinski me tomó, con la misma cámara, las fotos que el año anterior había tomado a René Pérez.  Me siento unida a él.  Por ser boricua.  Por ser minoría.  Por ser negra como él (lo escuché en una tarima hablar de su negrura y quedé flechada).  Estuvo en la vigilia de Jorge Stevens, joven asesinado en un acto criminal homofóbico, y fue uno más de los solidarios asistentes, de los apoyadores.
Yo viajo todos los días, todos los días sin distinción, por encima de su puente en Trujillo Alto, el pueblo que lo crió, que lo vio corretear y albergar sueños de llevar un mensaje.  Todos los días miro la represa Carraízo, abierta o cerrada, el río que desemboca en la calle de atrás de mi casa en Metrópolis y el risco que alguna vez juré suicidar con mi cuerpo, si mi situación de vida no mejoraba.  Mejoró. No tuve la necesidad de cometer harakiri con el susodicho risco y vivo haciendo un inventario de las maravillosas cosas descubiertas y degustadas luego de la decisión de quedarme en esta dimensión: Calle 13 es una de ellas.
Creo que quienes le restan envergadura a este artista, le hacen un muy flaco servicio al país. Creo que habría que apoyar más iniciativas de plataformas de expresión como las que tiene Calle 13, tan parecidas a nuestros escritores que transgreden la norma mientras llevan un mensaje vital.  Aquellos que no le cantan (ni le escriben) nada más que al amor, sino también a la denuncia.  Aquellos que se querellan de las injusticias, del discrimen étnico, de la desigualdad de género, de  la inmoralidad de los políticos y la infamia de los religiosos.
La activista puertorriqueña, radicada por 20 años en California, militante de Vieques y defensora de los presos políticos, Zulma Oliveras Vega, ha dicho hoy en su estatus de facebook refiriéndose al gozo que le ocasiona el triunfo de René Pérez: “A veces los que son marginados, son los que más consciencia colectiva producen. Estoy muy orgullosa de este Guerrero Boricua y de su tribu.” Yo también lo estoy, amada Zulma. Yo también, como Calle 13, quiero gritar al mundo: “No somos clones, no somos imitaciones, hoy vinimos a hacer, lo que no se supone”.

2 comentarios:

Lord Picis dijo...

Excelente!! Rene a sido subestimado por mucha gente y les esta dando en la cara con sus éxitos! Hola Yoli, te habla Francisco (lordpicis) espero estés súper. Abrazo!!!!

Jose beno del rio rubio dijo...

Felicitasiones alos compa~er@s.bamos acer una cara bana por todo la isla Desde el amanecesr asta el anochecer .cubrien todo la isla!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Acerca de mí

Mi foto
Yolanda Arroyo Pizarro (Guaynabo, 1970). Es novelista, cuentista y ensayista puertorriqueña. Fue elegida una de las escritoras latinoamericanas más importantes menores de 39 años del Bogotá39 convocado por la UNESCO, el Hay Festival y la Secretaría de Cultura de Bogotá por motivo de celebrar a Bogotá como Capital Mundial del libro 2007. Acaba de recibir Residency Grant Award 2011 del National Hispanic Cultural Center en Nuevo México. Es autora de los libros de cuentos, ‘Avalancha’ (2011), ‘Historias para morderte los labios’ (Finalista PEN Club 2010), y ‘Ojos de Luna’ (Segundo Premio Nacional 2008, Instituto de Literatura Puertorriqueña; Libro del Año 2007 Periódico El Nuevo Día), además de los libros de poesía ‘Medialengua’ (2010) y Perseidas (2011). Ha publicado las novelas ‘Los documentados’ (Finalista Premio PEN Club 2006) y Caparazones (2010, publicada en Puerto Rico y España).

Seguidores