De lejos parecían discutir. El bullicio de la Calle San Sebastián difuminaba los movimientos de una y de otra. Hablaban alto cuando querían hacerse un espacio entre ellas, alejarse. Susurraban, para entonces una o la otra acercarse. Cada acercamiento era una amenaza de caricias, una provocación al tacto. Te toco el hombro, la barbilla, subes el volumen de esas palabras que no convencen. Me alejo. Hablas bajito y me acerco otra vez, y entonces te acaricio la mejilla. Blanca la piel de la corpulenta, de la tosca; sus espejuelos de diseñador pincelaban un rostro porcelana. Negra la tez de la remoseada, la coqueta; labios delineados y sombra clara sobre las llamativas pestañas, caderas asesinas. La bebida, el vino, las Coors lights, me hicieron llorarte anoche, le contó. Yo leía los labios de ambas y me camuflageaba en el bullicio carnavalesco.
Creo que deberé irme como sugeriste, y creo que deberé ser fuerte como me aconsejaste. Ser fuerte por las dos. Pero debo alejarme. No sólo por el asunto del tercero en mi vida, sino también por mi corazón, que tan pronto se emborracha empieza a imaginarte con otra que te acaricia, con otra que se duerme acurrucada en tus brazos, con otra que no soy yo. A mí se me pasó el tiempo. Y me duele. Quiero tenerte como te tuve y no es posible ya. Y me duermo llorándote. Empapo las almohadas de una cama extraña que no me reconoce.
Las vi bajar las cabezas, dilucidando porvenires. Disimulé y la que lloraba al dormirse añadió: Quiero verte cuando quiero verte, no cuando lo permitan las bajas tarifas de aviones o las oportunidades de trainings de tu empleo. Quiero verte cuando abra los ojos cada mañana.
Me hago daño. A veces pasan los días y me aguanto, logro contenerme, logro hablarte normal, como una amiga, de cosas triviales y hasta reímos, y nos hacemos chistes y hasta nos coqueteamos y nos enamoramos y nos decimos cuánto significamos para cada una. Pero siempre llega el día. Mi día. D-day. El día de llorarte. El día de encapricharme con quererte para mí, con hacerte mía no matter what. Exploto. Y me hago daño. Hago que se duela mi pobre corazón. Y no es justo. Es justo ser feliz, y no lo logro del todo con este balance chueco que me he inventado y que a veces me creo… pero que nunca me dura. Dejarnos. A tratar de nuevo de dejarnos.
La de blanca piel besó en la boca a su negra que no quería parar de hablar. La música casi las envuelve en una correría de ritmos zalameros. Detrás de ellas, un hombre anunciaba la venta de pinchos de cerdo y tripletas con to’ los power. Enfrente se jugaba billar, se bailaba reggaeton, se probaban algunas muchachas pantallas y collares artesanales.
Yo las vi reír a ambas. Después las vi llorar. Durante el siguiente cuarto de hora se despidieron. Cada una por direcciones distintas, esquinas diferentes. Una subió camino de la catedral y la otra apretó el paso en dirección al morro.
Si la ves
Artista: Franco De Vita (dúo con Sin Bandera)
Album: Stop
Si la ves dile que,
Que me has visto mejorado
Y que hay alguien a mi lado
Que me tiene enamorado
Que los días se han pasado
Y ni cuenta yo me he dado
Que no me ha quitado el sueño
Y que lo nuestro está olvidado
Dile que yo estoy muy bien
Que nunca he estado mejor
Si piensa que tal vez me muero
Por que ella no está, que va
Dile que al final de todo
Se lo voy a agradecer
Aunque pensándolo bien
Mejor dile que ya no me ves
Si la ves dile que ya no espero su llamada
Y que ya no me despierto
En plena madrugada
Y que ya no la recuerdo
Y que ya no me hace falta
Dile que ya estoy curado
Y que lo nuestro ya es pasado
Dile que yo estoy muy bien, (yo estoy muy bien)
Que nunca he estado mejor, (mejor)
Si piensa que tal vez me muero por que ella no está, que va
Dile que al final de todo
Se lo voy a agradecer
Aunque pensándolo bien, mejor dile que ya no me ves
Que me he perdido
Y que no voy a regresar
Y dile también
Que aunque me llame no contestare
Si la ves
Y Dile que yo estoy muy bien (aunque yo se muy bien que no)
Que nunca he estado mejor (miente un poco por favor)
Si piensa que tal vez me muero por que ella no está, que va
Dile que al final de todo (no sigas mintiéndole)
Se lo voy a agradecer
Aunque pensándolo bien, mejor dile que ya no me ves
Dile que yo estoy muy bien, (aunque yo sé muy bien que no)
Que nunca he estado mejor, (miente un poco a mi favor)
Si piensa que tal vez me muero por que ella no está, que va
Dile que al final de todo (no sigas ya mintiendo)
Se lo voy a agradecer
Aunque pensándolo bien, mejor dile que ya no me ves.
1 comentario:
“Partir…
Con el atisbo del naufragio,
Con la certeza de que ambos hemos perdido”
Te entiendo. Es muy doloroso el amor…
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