Yolanda
Arroyo Pizarro o la construcción de un cimarronaje electrónico.
Hacia
una poética electrónica de los marginados
(original
English title: Yolanda Arroyo Pizarro or the Building of an Electronic Maroonage)
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Por Dr. Eduard Arriaga Arango, University of Albany, NY
December 15, 2009
Podría decirse que hasta mediados del
2007 la escritora puertorriqueña Yolanda Arroyo Pizarro era considerada
“marginal” dentro del campo literario latinoamericano. La celebración
–editorial, institucional y gubernamental- de Bogotá como capital mundial del libro,
así como la consolidación de un canon del futuro –un canon proyectivo
representado en el “Bogotá 39”-, le permiten ser iluminada por las luces de la
“crítica” a nivel latinoamericano.
Con sólo dos publicaciones en papel
(una antología de cuentos titulada Origami de letras del año 2004, y su primera
novela titulada Los documentados del 2005) y buena parte de su obra publicada a
través de la vía electrónica, Arroyo comienza entonces a hacer parte del
“selecto” grupo de treintainueve escritores con mayor reconocimiento o promesa
de reconocimiento y desarrollo para los próximos años en Latinoamérica. En 2007,
siguiendo con sus compromisos artístico-literarios, publica su más reciente
antología de cuento, titulada Ojos de Luna, en la que se evidencia la
maduración de su proceso creativo.
Su escritura surge en el marco de una
isla en plena consolidación del proyecto imperialista y expansionista. Esto es,
un proyecto que, al mismo tiempo, ofrece un estilo de vida -basado en la
libertad, el consumo y la opulencia-, pero lo niega a través de la imposibilidad
de alcanzarlo. Es decir, Arroyo crece y escribe en Puerto Rico, una nación que
genera en sus hombres/mujeres estados encontrados, oscilantes entre la
aceptación/ inclusión y la exclusión como rutas alternas de vida.
(…)
En cuanto a sus antologías de cuento
Origami de Letras (2003) y Los ojos de la luna (2007), se encuentran cuentos que
no sólo revelan un manejo del material verbal a través del cual ella intenta
construir nuevos sentidos, nuevos usos y nuevas dimensiones en el mismo, sino
estructuras similares de la narración y del razonamiento complejo social y medioambiental
propuestos en sus trabajos anteriores. En la primera presenta un juego de pliegue
y repliegue de palabras, de letras, de sentidos y de conceptos, mientras el
segundo, como ella misma lo afirma, “es un descubrimiento de las crisis, de las
miserias, de las marginalidades”. De las marginalidades de la historia, de la
literatura, del mundo y de la naturaleza misma. Entre otros, recrea mundos como
el de los Taínos –en el cuento que le da nombre a la última antología- quienes
peleaban y generaban actividades rituales a partir de la menstruación de las
mujeres de la tribu. Ésta, precisamente,
podríamos considerarla como la imagen fundamental para la construcción de su
poética: la del ciclo menstrual como exclusión, como privación de la libertad
en las mujeres que la padecen.
(…)
De otro lado, pasa igual con sus
espacios a nivel electrónico, en donde como ya se ha dicho, ha publicado la
mayor parte de su obra. En los blogs relacionados con su trabajo es posible
encontrar mini-ficciones, poemas y textos periodísticos tendientes a la
difusión cultural. Los textos, nuevamente y de forma preponderante, restablecen
la conexión con la escritura como trabajo propositivo desde la palabra, así
como con la “marginalidad” como espacio central dentro de la existencia del
hombre.
En fin, es el mundo de una escritura
comprometida en el sentido de lo que diría Fernando Alegría (1978) en cuanto a
que los escritores de ficción regularmente están comprometidos con ella como
forma de revolución. Una forma de “cimarronaje”, de contra cultura y de
establecer un punto de vista más cercano a los problemas humanos, los problemas
de la marginalización.
“Lo que hago es jugar, jugar a crear
mundos” dirá en una entrevista concedida a Marinozzi (2007), agregando que lo
que a ella le interesa y de lo que siempre le ha interesado hablar son y serán
sobre “los relegados, indigentes, excluidos, marginados”. En este caso, le
interesan las mujeres, los afros, los taínos, los indigentes, etc., representados
en el mundo de la menstruación como símbolo.
Note:
[1] These are some fragments
of the original paper, courtesy of the author.
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