lunes, enero 21, 2008

Bocetos de una Ciudad Silente y su Brindis

Cuentear la ciudad es como desvestir suspiros. Bocetos de una Ciudad Silente recita: culminaré este ciclo. Renaceré. No hay sutra que detenga este pecado. Acaso en el vacío de mis manos vacías cuando cierro el libro bañado en tejidos. Ya no despido lágrimas. Ya no es salado el líquido que se me derrama. Bocetos es más pegajoso, y violento y tiene rabia. Son páginas del Sadhana, único ritual aquí y ahora. Tiene un pecho que se ha vuelto mar de ruinas. Un jardín en ruinas en la memoria. Allí soy lectora, ebria de mil muertes. Ruinas de un templo olvidado. Bocetos vive cobijado en una ciudad de gárgolas que se hace trizas recordando cada curva del entorno. Jorge Luis Borges ha dicho en Las ruinas circulares: “Las ruinas del santuario del dios del fuego fueron destruidas por el fuego.”

Bocetos susurra mientras arde, que no hay que ir tras el pasado, ni desear el futuro; lo que es pasado está muerto y se fue, y el futuro todavía no llega. Es prosa envuelta en versos y las frases Sutras que me acompañan.

Bocetos es una Extracción de la piedra de la locura (1968) de Pizarnik. Narrativo que no suelta la mano de la poeta. Narración que es una figura que amamanta a su prole sobre la superficie del agua. Alguien habla detrás de mí con voz de trueno. Yo no escucho. Observo a la figura que aletea sobre el mar y se va alejando. Con la parte inferior de su cuerpo se mantiene a flote. Sus manos mueven la platea azulada como acariciando las nubes, y ésas, las nubes, parecen querer bajarse del firmamento a besarle la frente.

Bocetos de una Ciudad Silente succiona el pezón ávidamente y mueve la cola de pez. Me saliva la boca. Con la misma voracidad mi corazón da un giro. El barco se mece y busco el equilibrio. Entonces me doy cuenta. Mujer talentosa, grande grande, vestida de blusa blanca y chaleco negro.

Quiero brindar por lo dado,
Por lo recibido…

¡Brindemos juntos, soledad,
boceto de mi miedo
Boceto de mi no existencia
que hoy me siento fuerte
para recorrer mi destino!

¡Brindemos juntos, amanecer,
boceto la miseria
para que el viento me traiga
su aroma en flor!

¡Brindemos juntos, cuerpo,
boceto del recuerdo de tu espalda
para que tu calor no cese
y que la ilusión no muera!

¡Brindemos juntos
y abrázame, tristeza,
sonrisa
boceto
ciudad
silencio
sólo abrázame!

¡Salud!


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2 comentarios:

Ana María Fuster Lavin dijo...

Estoy agradecida contigo más allá del horizonte de los formalismos; soy dichosa por tu amistad, palabra y calor humano
te quiero mucho

Anónimo dijo...

Yolanda Dorada, Yolanda ya eterna en nuestras vidas:

Sencillamente un honor inmerecido presentar tu mosaico, y tu esencia, gracias con el alma a nuestra admirada anamaria, y a ti, por tu gran presencia y animo brindado en estos tiempos de borrasca que he vivido...

pero soy humano, y en dimension humana siempre hay limites,somos pequeños y sin embargo encuentro en un TE QUIERO!!!!,una razón para sentirme GRANDE...junto a tu abrazo.

marioantonio rosa.

Acerca de mí

Mi foto
Yolanda Arroyo Pizarro (Guaynabo, 1970). Es novelista, cuentista y ensayista puertorriqueña. Fue elegida una de las escritoras latinoamericanas más importantes menores de 39 años del Bogotá39 convocado por la UNESCO, el Hay Festival y la Secretaría de Cultura de Bogotá por motivo de celebrar a Bogotá como Capital Mundial del libro 2007. Acaba de recibir Residency Grant Award 2011 del National Hispanic Cultural Center en Nuevo México. Es autora de los libros de cuentos, ‘Avalancha’ (2011), ‘Historias para morderte los labios’ (Finalista PEN Club 2010), y ‘Ojos de Luna’ (Segundo Premio Nacional 2008, Instituto de Literatura Puertorriqueña; Libro del Año 2007 Periódico El Nuevo Día), además de los libros de poesía ‘Medialengua’ (2010) y Perseidas (2011). Ha publicado las novelas ‘Los documentados’ (Finalista Premio PEN Club 2006) y Caparazones (2010, publicada en Puerto Rico y España).

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