Aquí estamos de
nuevo…
Cuerpo
presente, color vigente,
Declinándonos a
ser invisibles…
Rehusándonos a
ser borradas.
Yolanda Arroyo Pizarro
Cuando la pasión de un escritor aborda el tema del
virus perturbador de la raza, se compromete con la lucha de derrotar la
enfermedad que por siglos ha infectado los pueblos. Las Negras presenta la
desnudez que surca a la mujer estigmatizada y llega a la piel esclava para ser
bastión de fuego libertador.
Esta semana,
izamos bandera de la mano de una Escritora puertorriqueña que en su denuncia
racial abre círculos de luz con una literatura de conciencia: Yolanda Arroyo
Pizarro. Nace un 29 de octubre de 1970 en Guaynabo, P.R. Novelista, Cuentista,
Ensayista y Poeta. Posee Bachillerato en Gerencia y con estudios en Mercadeo y
Tecnología Educativa y Maestría en Literatura. Ha participado de los congresos
literarios y culturales Organization of Women Writers of África 2013 en Accra,
Ghana (OWWA), Bogotá 39 del Hay Festival en Colombia, FIL Guadalajara, Festival
Vivamérica en Madrid, LIBER Barcelona, el Otoño Cultural de Huelva en España,
la Organización Iberoamericana de la Juventud en Cartagena de Indias, Colombia,
y el Festival de la Palabra en Puerto Rico y Nueva York. En la actualidad dicta
talleres en el Viejo San Juan, Puerto Rico.
Zenn Ramos: De todas tus fuentes literarias, ¿cual se acerca a tu finitud?
Yolanda Arroyo
Pizarro: “Susan Sontag, de seguro. La admiro, la
leo, la releo. Intento acercarme a su esencia desde el entuerto cognitivo de la
palabra. Pero no hay que llamarse a engaño, tengo muchos referentes y no los
puedo desligar de mi yo literario: Luis Negrón, Mayda Colón, Alejandro Zambra,
Diego Trelles, Lilliana Ramos Collado, Mayra Santos Febres, José Saramago… Son
parte de mi finitud y a la vez me permiten el deslímite.”
ZR: ¿Cómo se resume la “otredad” narrativa y malvada
de la esclavitud?
YAP: “Te voy a contar
esta anécdota que creo contesta esa pregunta. Cuando en mayo de 2013 visité
África, con motivo del encuentro de Escritoras africanas y afrodescendientes,
me llamó la atención percibir la poca producción literaria existente sobre el
tema de lo que llamas, “la malvada esclavitud”. Hice la pregunta a varias
expertas y doctoras en el tema, hasta que di con esta explicación brindada por
una narradora ghaniana. Me dijo: “Estamos avergonzados, los africanos. No
queremos tocar el tema. No podemos creer que hayamos permitido que esto nos
sucediera.” El “esto” del que hablaba la colega escritora era precisamente la
esclavitud. Así que, en palabras de una hija-nieta-bisnieta de esta tragedia
tan colosal que nos pasó, y que permitimos que nos pasara, la otredad narrativa
debe resumirse en una sola palabra: vergüenza.”YAP: “Te voy a contar esta anécdota que creo contesta esa
pregunta. Cuando en mayo de 2013 visité África, con motivo del encuentro de
Escritoras africanas y afrodescendientes, me llamó la atención percibir la poca
producción literaria existente sobre el tema de lo que llamas, “la malvada
esclavitud”. Hice la pregunta a varias expertas y doctoras en el tema, hasta
que di con esta explicación brindada por una narradora ghaniana. Me dijo:
“Estamos avergonzados, los africanos. No queremos tocar el tema. No podemos
creer que hayamos permitido que esto nos sucediera.” El “esto” del que hablaba
la colega escritora era precisamente la esclavitud. Así que, en palabras de una
hija-nieta-bisnieta de esta tragedia tan colosal que nos pasó, y que permitimos
que nos pasara, la otredad narrativa debe resumirse en una sola palabra:
vergüenza.”
ZR:
¿Cómo se desencadenan las manos de la negritud?
YAP: “Denunciando. Cada denuncia es un
recordatorio. Hay que recordar. Quien se rehúsa a recordar está destinado a
repetir. Y ya me juré que mientras yo viva, no pienso permitir que esto vuelva
a suceder.”
ZR: ¿Cuál es el lugar escénico de la mujer negra en
Puerto Rico?
YAP: “La cama,
el salón de clases, el hemiciclo, la ciudad, los lugares espirituales y seculares,
en fin, toda localidad en la que coexistan seres humanos, dispuestos o no, a
escucharnos, es nuestro lugar escénico. Hace tiempo que sabemos que toda cosa
es un acto político, si nos lo proponemos, así que eso no se puede pasar por
alto.”
ZR: ¿Existe el destierro en la literatura; el racismo
no ha desaparecido?
YAP: “El
racismo no ha desaparecido, pero gracias a mujeres y hombres denunciadores y
antirracistas, es menos. Quiero creer que es menos, pero está ahí. Somos los
custodios para que continúe menguando. Y sobre el destierro en la literatura,
pienso que quienes más lo padecen son aquellos que comparten un discurso tabú.
A mí me ha pasado, pero no me lo tomo muy en serio.”
ZR: ¿Con qué armas contamos las mujeres para
preservar nuestra posición social?
YAP: “Con la
palabra.”
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