EDICIÓN INAUGURAL de REVISTA TRAPECIO
Como regalo navideño para los lectores de cuentos de todo el mundo, Revista Trapecio ha preparado, con la ayuda del colectivo de escritores de Amalgama G7, un primer número inaugural de lujo. Cada miembro de la Junta Editora, a modo de presentación, ha accedido a nuestra petición de publicar un cuento propio. Muchos de estos ya se han publicado o recibido reconocimientos de envergadura.
En primer término incluimos dos cuentos que han ganado el prestigioso certamen de cuento del periódico El Nuevo Día: “Ayin”, de Damarys Reyes Vicente, y “Ríos”, de Luis Saldaña.
También incluimos dos cuentos ganadores del notorio Campeonato Mundial del Cuento Corto Oral: “Los Manchesters”, de Jaime L. Marzán Ramos, y “De cómo Xu Wei descubrió el papel y se arrepintió”, de María Zamparelli.
El cuento “Cuando vuelvas, Rogelio”, forma parte del libro Adiós, Mariana, y otras despedidas, de Awilda Cáez, que ganó el Certamen Interuniversitario de Literatura realizado por la Universidad de Puerto Rico. “Abrigo”, de Tere Dávila, ganó el primer lugar en el certamen de la Universidad de Puerto Rico en Mayagüez y forma parte de su libro Lego y otros pájaros raros. Y “Encuentro”, de Maira Landa, ganó el certamen Manuel Joglar Cacho.
Por otra parte, los cuentos “La nieve que bordea su ventana”, de Mara Daisy Cruz, y “Tres meses con Gary”, de José Borges, se publicaron recientemente en la importante antología Cuentos puertorriqueños en el nuevo milenio, editada por Reynaldo Marcos Padua.
Por último, el cuento “Una mañana sin pájaros” es de Yolanda López López, autora de la novela La caída de Alejandro Curtos, y el cuento “Delirio” pertenece a Luis Alejandro Polanco, autor de la novela No habrá primavera en abril.
Estos once cuentos nos dicen, de manera preliminar, quiénes son el director y los diez miembros de la Junta Editora de Revista Trapecio. Para preparar esta selección especial hemos contado, como ya dijimos, con la cooperación excepcional del colectivo Amalgama G7, una sociedad semisecreta de escritores que agrupa a seis de los miembros de la Junta Editora: José Borges, Awilda Cáez, Mara Daisy Cruz, Yolanda López López, Luis Alejandro Polanco y María Zamparelli.
Invitamos a nuestros lectores a que visiten la página de la Junta Editora para que conozcan más detalles sobre los once destacados autores que a partir de hoy seleccionarán para ustedes los textos de Revista Trapecio.
Ha nacido Revista Trapecio, donde a partir de este momento se publicarán los mejores cuentos contemporáneos de Puerto Rico. Adscrita extraoficialmente al Programa de Maestría en Creación Literaria de la Universidad del Sagrado Corazón, Revista Trapecio tendrá su propia Junta Editora y tomará sus decisiones de manera independiente. Además, no publicará cuentos únicamente de estudiantes o egresados de la Maestría en Creación Literaria, sino de puertorriqueños que vivan en cualquier parte del mundo… y de aquellos latinoamericanos o españoles que residan en Puerto Rico. Aparte de estas condiciones, el único criterio adicional para publicar en Revista Trapecio será la calidad.
¡Bienvenidos a Revista Trapecio: el nuevo hogar del cuento puertorriqueño contemporáneo!
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“Tres meses con Gary”: cuento de José Borges
Gary Lawdry era ejecutivo de la empresa. Su posición le otorgaba mucho poder y dinero, pero se le hacía difícil conseguir un compañero sentimental. Casi todas las noches frecuentaba la misma barra en busca de compañía y en poco tiempo supe que había sufrido varias decepciones. (más…)
“La nieve que bordea su ventana”: cuento de Mara Daisy Cruz
Con la paleta de colores en la mano izquierda, Maricela mordía el pincel que sostenía entre los labios. Junto a ella, un lienzo en blanco esperaba ser bañado de verdes pálidos, amarillos intensos, anaranjados, rojos y marrones quemados. Se entretenía observando cómo los árboles perdían las hojas. (más…)
“Ayin”: cuento de Damarys Reyes Vicente
Comenzó por los senos, los quería redondos, abultados, erguidos. Buscó al mejor cirujano plástico y se los dejó moldear. Le colocaron una mascarilla con anestesia, inhaló y se sumió en la inconsciencia, mientras le abrían los pezones y le colocaban mullidas bolsas gelatinosas. Suturaron las heridas y vendaron la restauración. Despertó. (más…)
“Ríos”: cuento de Luis Saldaña
I
Intuyó el peligro tan pronto vio acercarse el grupo de capuchas blancas. Las procesiones no le eran ajenas a Salim Nazar e incluso había participado en varias durante su adolescencia, pero las cruces en llamas y el ladrido de los perros lo asustaron de inmediato. Sólo entonces cobró conciencia de que no sabía dónde estaba (más…)
“De cómo Xu Wei descubrió el papel y se arrepintió”: cuento de María Zamparelli
Xu Wei admiraba la belleza del paraje mientras se preguntaba cómo obtendría seda para sus dibujos. El artista soltó su imaginación, la cual trepó por las cañas de bambú, escuchó la música escondida dentro los tallos y, en la melodía, el secreto de una idea fugaz.
Enardecido por la posibilidad regresó a su taller. (más…)
“Cuando vuelvas, Rogelio”: cuento de Awilda Cáez
La prensa se enteró antes que yo. Todavía no me había levantado cuando recibí la llamada de Patricia Pereira, una de las compañeras de trabajo de mi esposo Rogelio en el periódico El Informante. Me preguntó si podía confirmar la veracidad del rumor que ya circulaba por todas partes. (más…)
“Una mañana sin pájaros”: cuento de Yolanda López López
Para Valeriano Cárdenas una mañana sin pájaros era inconcebible. Un domingo de primavera amaneció por primera vez en la ciudad. Hasta entonces había vivido en un campo del sur de la isla, en el mismo barrio que lo recibió al nacer. Acababa de cumplir setenta años y vivía solo. (más…)
“Encuentro”: cuento de Maira Landa
Llevaba varias horas adentrado en el bosque, herido, aterrorizado, en busca de refugio. Me escondía de las patrullas enemigas. Caía la noche y ya había perdido toda esperanza, cuando divisé una luz tenue que salía de una casa entre los árboles.
Me asomé con cautela a la ventana y avisté la silueta de una mujer joven (más…)
“Abrigo”: cuento de Tere Dávila
De los dos tigres asiáticos de su piel, el dormido era mi favorito. Le besé el morro bigotudo y las orejas, le lamí las garras blancas, rocé con mis labios la maleza dibujada donde yacía. Bajé por las raíces que se tornaban enredadera sobre las nalgas de Alexandra. Aparté las carnes buscando la pequeña calavera azul casi escondida en la hendidura; (más…)
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