Este libro de cuentos me gusta mucho, mucho. Sobre todo su cuento 'Aurora', del cual incluyo un fragmento:
"Me quita los lentes y me besa en una parte de la cara que casi nunca se toca, la piel que queda debajo de los cristales y la montura.
Tienes las pestañas tan largas que me entran ganas de llorar, dice. ¿Cómo es posible que nadie haga daño a un hombre con unas pestañas así?
No sé, digo, aunque la que debería saberlo es ella. Una vez trató de clavarme un lapicero en el muslo, pero fue la noche que le dejé todo el pecho marcado de moretones, o sea que no creo que cuente (Díaz, 46)."
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