La Dra. Luz Nereida Pérez dirige junto a Tamara Yantín el proyecto/librería El candil en el casco urbano de Ponce. Fue allí en donde la casa publicadora Editora Educación Emergente organizó la primera presentación del libro Lesbofilias de Yolanda Arroyo Pizarro. El libro fue presentado por el escritor David Caleb Acevedo.
Parte de su presentación, lee de la siguiente manera:
Lesbofilias, es un libro de cuentos que presenta historias diversas y de diversidad,
dentro del enfoque de la comunidad lesbiana del país. Y la primera violencia es
aquella de mostrarnos lo que a lo mejor no queremos ver. La luz, después de
todo, se fuerza sobre la oscuridad, nunca al revés. La visibilidad es violencia
también.
El libro nos
presenta violencias de todo tipo: la violencia de la niña que adopta el tono
autoritario de voz de la madre, para hacerse valer, en el cuento “Andanas”; la
violencia de la pobreza en el contexto de la invasión de tierras y la más
violenta aún respuesta del gobierno, en el cuento “Los invasores”, cuento que,
dicho sea de paso, es una metáfora de otra violencia más sutil, que es la
desigualdad de género (y esto se ve en el personaje de “Many”, quien en
realidad se llama “Margarita” y que es una niña machúa, tomboy, que desprecia
todo lo que normativamente puede hacerla femenina. Esta violencia es rechazada,
cancelada y totalmente destruida en el cuento por la inocencia de la niñez,
cuando llegamos a la escena en que los niños del barrio van a jugar baloncesto
y uno de ellos, Welmo, le cuestiona a los demás por qué Many va a jugar con
ellos, si ella es una niña. Lorenzo dice, y esto me parece que es uno de los
parlamentos más valiosos de todo el libro: “¿Y qué?”.
Otras violencias se suman al conjunto: en “Tremor octubrino” vemos la violencia del ecoterrorismo, cuando las protagonistas vuelan en pedazos los molinos de viento de Santa Isabel. En “Lunación”, uno de los cuentos más fuertes del libro, nos presenta la violencia de saber que algo está mal y dejarlo pasar en nombre del arte. “Los agravios del espíritu” es un cuento bien interesante que nos presenta una violencia bien invisible por darse dentro de un grupo marginado: la violación entre lesbianas, y cómo el machismo se repite una y otra vez en todo tipo de esferas. Como un ébola social. El machismo es el ébola de Puerto Rico. Este es un cuento que yo esperaba mucho, que veo que podría joderle la mente a muchas ultrafeministas. Luego, “Fahrenheit” y “Poliamoría en el Caribe” nos evidencian la violencia del clóset, de lo fingido, de la obligación de lo fingido, de las dobles vidas y de los triángulos amorosos bisexuales. Son dos cuentos hermosos de visibilidad bisexual y transgénero (y de esto podríamos hablar un rato largo, sobre cómo dentro de comunidades marginadas hay marginamiento ulterior, cómo los marginados marginan a otros que encuentran más débiles o cuya existencia o condición es más frágil… en esto, los bisexuales y los transexuales la llevan peor que los gays y las lesbianas, puesto que sufren escarnio de parte de, prácticamente, todo el mundo, incluyendo los mismos gays y lesbianas). “Después de martillar” nos trae una violencia legitimada como protección y venganza. “El rito” es un cuento que viene a demostrar que las violencias intrafamiliares también existen dentro de la comunidad lesbiana.
El último
cuento de este libro del que hablaré, “Bocas de barro” nos habla de la
violencia del vih/sida. Y esto sí que fue violencia en muchas áreas. Verán, el
vih nos dividió como personas, creó nuevos márgenes: los infectados o sidosos o
apestados; creó nuevos privilegios: los limpios o saludables; creó asimismo
nuevas políticas: usar el condón es ser responsable, no usarlo es poner en
riesgo la vida de otros, si no usas condón, es como si tuvieras un arma de
fuego entre las patas… el vih/sida incluso violentó nuestra literatura. Me
refiero a que en Puerto Rico, por ejemplo, tuvimos primero literatura del sida
que literatura LGBT. Y la literatura del sida que tuvimos fue poca, aunque
existió.
Entonces, tenemos un libro, Lesbofilias, bien “in your face”. Se trata de una obra rebelde, violenta, que subvierte el orden y se niega a conformarse o claudicar.
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