Jorge Ariel Valentine: autoficción y maternidad peligrosa en ‘Domingo será tarde’
por Yolanda Arroyo Pizarro
El escritor puertorriqueño
Jorge Ariel Valentine logra en las primeras tres páginas de su más reciente
obra narrativa, una de las escenas más memorables y tiernas de las que tenga yo
conocimiento. Y soy ávida lectora. Recuerdo haberme sentido así de conmovida
luego de la lectura de ‘Un lugar llamado Oreja de perro’, la novela del peruano
Iván Thays, y esta es una obra triste, llena de fosas comunes, de soroche, de
guerrillas, de muertos, de torturados, violados, cadáveres despedazados a
bombazos y desaparecidos. ‘Domingo será tarde’ no cuenta con esas escenas, su
recuento se apoya mayormente en la historia de una madre al borde de la muerte
y un hijo que contabiliza memorias mientras la cuida en la habitación de un
hospital. Un hijo que espera eternamente a que llegue el domingo, día en que su
hermana promete ir a visitar y compartirse el cuidado de la progenitora.
La narración de
Valentine puede considerarse novela hasta la página 88 que es cuando se
convierte en una autoficción. Durante un diálogo de la madre, esta expresa: “Morir
es rendirse, y yo no me rindo, Jorge Ariel.” Nombrando al protagonista en ese
momento, el relato adquiere características autobiográficas que quizás no serán
del todo fieles, permitiendo entonces que la ficción medie y sazone la acción. La
autoficción es un término usado para referirse a “la alianza ambigua entre la
autobiografía y la ficción mediante la combinación de algunos aspectos de los
pactos de lectura que cada uno de estos discursos establece. Su característica
principal es que narrador, protagonista y autor se identifican como un mismo
individuo al interior de un texto presuntamente ficticio”. En ‘Domingo será
tarde’ el protagonista es también escritor, ha sido finalista de un premio
literario, conoce a Mayra Santos y dejará entrever algunas pistas más sobre si
mismo. El eje principal de la obra es la relación disfuncional madre-hijo.
La Dra. Catherine
Marsh Kennerley dicta una clase en la Universidad de Puerto Rico sobre Maternidad y escritura. Ha sido
entrevistada por esta servidora sobre la fascinación de combinar ambos
aspectos. Ya he dicho que sus apasionados acercamientos al tema de la
maternidad en literatura son dignos de una atención minuciosa. Parte de las
ideas de Marsh es que se estudie “la literatura puertorriqueña de otro modo”,
que lo hagamos desde la madre, objetando o desafiando “la invitación de Juan Gelpí en su libro Literatura y paternalismo”. En un
reciente ensayo que publica la Revista 80
Grados, Marsh nos cuenta: “En febrero del 2012, Irene Vilar, la nieta de
Lolita Lebrón (considerada por el nacionalismo puertorriqueño como la Madre de
la Patria) visitó el Recinto de Río Piedras para hablar de su memoria escrita
en inglés, Impossible Motherhood:
Testimony of an Abortion Addict, (que había sido publicada en 2009). En su
charla, para el asombro de muchas de las presentes, aseguró que no quería a su
abuela. Esa subversiva declaración fue el detonante para que comenzara a pensar
en otro acercamiento a nuestra literatura. ¿Qué significaría para la literatura
puertorriqueña leer desde la madre? - See more at: http://www.80grados.net/presentacion-cuando-era-nina-hablaba-como-nina-alexandra-pagan/#sthash.wQSVy0IG.dpuf
Marsh pasa a
discursar sobre el poemario Cuando era
niña, hablaba como niña de Alexandra Pagán Vélez como ejemplo de ese choque entre “maternidad
y escritura”. Luego alega: “Me parece significativo que en los últimos años se
ha visto una constelación de narrativas contrahegemónicas en la literatura
puertorriqueña a partir de lo materno.
Puede pensarse en la memoria de Irene Vilar que mencioné anteriormente;
en el libro de cuentos acerca de madres monstruosas, dementes e hípersexuales
de Crímenes domésticos de Vanessa
Vilches; la inseminación artificial y las madres lesbianas de Caparazones, (2010) y en la africana
esclavizada que recuerda el silbido de su madre en el barco hacia el Nuevo
Mundo y la cimarrona partera, experta en diversas lenguas, que busca la manera
de que los niños no sobrevivan para que no sean esclavizados en Las Negras (2011) de Yolanda Arroyo Pizarro; y la colección de
columnas periodísticas de crítica y denuncia recogida en Brujas y rebeldes de la activista y directora del Proyecto Matria,
Amárilis Pagán Jiménez (2012).” Pienso que un curso de Maternidad y escritura no estaría completo sino se estudia también a
Jorge Ariel Valentine y la autoficción en ‘Domingo será tarde’. Valentine y su autoficción nos acercan a lo qué significaría para la literatura puertorriqueña leer desde la madre. Las secuencias
antimaternales narradas desde la voz masculina sin duda aportarán muchísimo al
acervo literario de la Isla, pero más que nada, a la reflexión sin vicios y
total genuinidad frente a la persona más influyente y paradójica que tenemos en
la vida. A final de cuentas, todos cargamos o hemos cargado con el peso de
sabernos hijas e hijos de una madre contradictoria, humana, polémica.
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